Fútbol | Deportivo

Rubén Fernández, en la estela de Kevin Sánchez y Martín Ochoa: "Huele el gol"

Con 17 tantos, es el segundo máximo anotador juvenil nacional: «Se le caen de los bolsillos»

Rubén Fernández

Rubén Fernández / Casteleiro | Roller Agencia

A Coruña

Abegondo se ha convertido desde hace tiempo en una factoría de delanteros que no deja de producir talento ofensivo. Y, principalmente, gol. A la irrupción de Martín Ochoa o Kevin Sánchez, los predecesores en el equipo juvenil, ahora se ha sumado Rubén Fernández, un ariete que lleva años llamando la atención por sus cifras desorbitadas. El salto a División de Honor no ha hecho más que confirmar lo que todo el mundo veía en él desde pequeño: es sinónimo de peligro en el área. En 20 partidos ha anotado 17 goles, dos de ellos de penalti, lo que le convierte en el segundo máximo anotador nacional contando los siete grupos.

«Hay quien se puede reconvertir, pero él es gol», citaba su padre, Fernando Fernández, en un reportaje con LA OPINION hace casi un año, en un curso en el que, además de ser el máximo goleador del Juvenil B, anotó seis goles con el División de Honor y llegó a debutar con el Fabril.

«Se le caen los goles del bolsillo», apunta hoy Dani Xelo, técnico del Juvenil B, quien tuvo a sus órdenes a Rubén en sus dos años como cadete, uno con el San Tirso y el otro con el Deportivo. «Es muy intuitivo, huele el gol. En esos dos años hizo 40 tantos en cada uno de ellos. Cuando está en el área, no necesita saber dónde está la portería», razona.

Todas estas cualidades solo le llevan a una realidad, a la ser un goleador impenitente. Son ya 17 tantos en 20 partidos de liga, de los cuales solo dos son de penalti. En el panorama nacional solo le supera Aimar Blazquez, del Valencia, con 18, pero con una pena máxima más a su favor. Le igualan, también con 17, Iker León (Las Palmas, Grupo VI) y Manex Lozano (Athletic Club, Grupo II). En Galicia le siguen su compañero Lucas Castro (14) y Miguel Conde (13), del Celta.

En su fútbol, que continúa en evolución, se dibujan trazos de un delantero rematador nato. En el último año, además, evolucionando en su desarrollo físico y poco a poco creciendo en los movimientos fuera del área, principalmente en los desmarques de ruptura y de apoyo. «Es muy inteligente, se va puliendo. Yo creo ahora es un delantero centro de referencia más completo. Juega de cara, es capaz de activar a sus compañeros. Quizás quien le vea poco pueda creer que es lento, pero es todo lo contrario: es rápido, es potente, es lo que nos dicen los datos que tenemos», refrenda Xelo quien ve en él a un ariete en progresión.

No obstante, su juego no engaña: es un delantero que tiene, por encima de todo, olfato. Un buen ejemplo fue la victoria ante el Val Miñor en diciembre. Anotó cuatro goles, uno de ellos de penalti, pero otros tres apareciendo para aprovechar balones sueltos en el área.

Otra característica diferencial es el disparo. Potente como el de un adulto y desde cualquier ángulo. Rubén no necesita espacio o posición para armar su pierna derecha. También con la zurda. Desde cualquier espacio o zona, con o sin oposición, es capaz de romper el esférico y encontrar portería. A eso, poco a poco, añade mejora en la toma de decisiones. Todo para que siga creciendo un 9 que lo tiene todo y al que no se le adivinan máximos. «Su techo es muy alto, creemos que puede llegar, pero hay trabajar, no es fácil ser futbolista profesional. A él y a todos los jugadores de la base les animan los ejemplos de Mella y Yeremay. Saben que, con esfuerzo, pueden llegar», asegura antes de revelar otras facetas, también importantes, del 9: «Tiene buen carácter, siempre te saca una sonrisa. Se relaciona muy bien con sus compañeros, piensa mucho en el fútbol. Su padre jugó años en equipos de Tercera, se nota que todo eso lo ha mamado mucho», relata.

Generación 2007, tiene por delante un curso más en edad juvenil, aunque su salto al Fabril parece seguro. Su contrato fue firmado hasta 2026, el Dépor tiene en Rubén al relevo perfecto de Kevin. El gol, en Abegondo, está asegurado.

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