Deportivo
Cinco años del estado de alarma, así vivió el Deportivo la pandemia: «Fue un ‘shock’, pero creamos una familia»
Carlos Lariño, doctor del club en aquel momento, y Manuel Pombo, segundo de Fernando Vázquez, rememoran cómo se gestionó el confinamiento por COVID, los días previos y el regreso a la competición en 2020

Montero, con mascarilla y guantes, durante un entrenamiento; detrás, Valle . / Carlos Pardellas

Hace cinco años España entró en un estado de alarma que paralizó la vida de toda la población. También de los futbolistas profesionales, quienes desde hacía varios días venían reclamando suspender una competición que finalmente se paralizó el 13 de marzo. Primero dos jornadas; posteriormente, de manera indefinida. El Sporting-Deportivo que se tenía que jugar aquel fin de semana no se recuperó hasta junio. Para entonces en el país ya había más de 100 fallecidos por el COVID y se superaban los 5.000 infectados. «El caos sanitario era de tal envergadura que daba mucho miedo poder seguir haciendo actividad normal. Me pareció lo correcto», rememora el Dr. Carlos Lariño, en aquel momento doctor de la primera plantilla.
«Fui el centro de información de todos. Intenté transmitirlo sin crear mucho pánico ni miedo, pero tratando de hacerles ver que era un problema serio. Cuando nos mandaron a casa comprendieron lo que significaba. Cuando valoras el resto te das cuenta que hay cosas más importantes que el fútbol», explica Lariño, que estuvo al pie del cañón como voluntario en el Chuac. Médico de familia, inició su trayectoria en urgencias, donde guardó amigos y, posteriormente, necesitaron su ayuda ante la saturación hospitalaria que se vivió en toda España. «Es duro pasar de Disney a la guerra», reconoció en plena pandemia.
El fútbol, en aquellos días, bailó sobre dos aguas, intentando sostener una estructura que terminó por ceder. Si el 1 de marzo hubo 25.963 espectadores en Riazor, 15 días después no habría partido. Entre medias, un 4-0 en Almería que condenaba al Dépor a la zona de descenso. La incertidumbre se adueñó del deporte rey y de sus protagonistas. «Parecía que los directivos querían acabar como fuera. Trascendía lo humano y el fútbol», dice Lariño, partidario de frenar. «Los futbolistas son personas, tienen sus familias. Nos enteramos dos días antes de que iban a parar, intentamos que se fueran a casa», añade el Doctor, desvinculado desde la temporada pasada del cuadro blanquiazul tras 17 años.

Fernando Vázquez y Manuel Pombo. / Carlos Pardellas
El día a día a través de las pantallas en la plantilla del Deportivo
Aquel Deportivo estaba dirigido por Fernando Vázquez, quien aprovechó las tardes para «analizar rivales». Su segundo, Manuel Pombo, fue el encargado de planificar las sesiones de los jugadores cuando todo se paró. Lo recuerda como «un shock» que vivieron todos con «mucha inquietud» porque nadie sabía cuándo se volvería. El plan inicial fueron dos semanas; pero se alargó hasta el verano, cuando la desescalada permitió, poco a poco, volvieron en grupos burbuja a entrenar.
«Diseñé los entrenamientos de todos los días. Fue un reto muy grande mantener en forma a la plantilla», rememora Pombo, quien destaca el valor que tuvo poder estar en contacto con el equipo cada fecha: « Todos los días conectaba con ellos, creamos un vínculo muy bueno. Eso les ayudó muchísimo, eran chicos jóvenes, algunos de fuera que estuvieron solos o con sus parejas, pero no volvieron a casa. Aquello les servía para socializar. Ahí se creó una familia».
Aquellos días previos a la suspensión se vivieron con normalidad dentro del vestuario porque el equipo estaba «centrado» en el fútbol. Sin casos positivos en la plantilla, «parecía que no afectaba» al cuadro blanquiazul. Hasta que todo explotó. El primer pensamiento fue miedo por resolver la competición antes de tiempo sin jugar el resto de la temporada. Cualquier escenario dejaba en un difícil lugar al Deportivo. La RFEF descartó la posibilidad de terminar antes de tiempo y LaLiga insistió en encontrar una solución que terminó por llegar en verano. Existía prisa por retomar una normalidad que no existía. A diferencia del doctor. Lariño, contrario a la reanudación, Pombo cree que, además de las «necesidades económicas» del organismo regidor y las televisiones, el fútbol fue una «herramienta» para ayudar a la gente.
Grupos burbuja, entrenamientos por todo Abegondo con separación, prohibición de compartir espacios o incluso ducharse... el fútbol volvió poco a poco. Aunque «era muy extraño» porque todo estaba vacío. El Dépor jugó su primer partido oficial el 14 de junio, sin público. La desescalada empezó por un día a día en el que se dudaba hasta si haría falta «desinfectar los balones», se entrenaba por tantas y por grupos reducidos. Pero, el reencuentro fue «una alegría para todos por salir de casa», recuerda Pombo. No se podía abrazar, pero las sonrisas lo decían todo.
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