Bocadillo, sol y pique en la grada en un derbi cordial
Aficionados de ambas escuadras disfrutaron del ambiente antes y durante el encuentro en A Malata

Un grupo de aficionados en los aledaños de A Malata. | Iago López

El buen tiempo acompañó a una previa que empezó pronto y desorganizada, porque ese horario (16.15) hacía dudar a todo el mundo. Pero las camisetas blanquiazules se entremezclaron desde temprano con las verdes. Bocadillo en mano y manta de casa, muchos aprovecharon para convertir la previa en picnic. Acompañaba el día a una edición más del derbi de las rías. Y, pese a la rivalidad de los últimos años, ambas escuadras demostraron que entre vecinos debe haber buena convivencia.

Xane Silveira
«Esperamos una victoria, va a ser un partido reñido», expresaba Martín Leal horas antes del encuentro. A su lado, Mario tenía claro que solo valía el triunfo: «Hay que ganar, hay que ir a tope, es el derbi importante que tenemos ahora». Y es que la rivalidad entre Racing y Dépor ha crecido desde el descenso a Segunda B del equipo blanquiazul. Durante muchos años quedó apagada, en un plano casi olvidado, pero el pasado más reciente ha avivado una vieja llama entre racinguistas y deportivistas.

La llegada del Deportivo y ambiente previo al derbi con el Racing de Ferrol en A Malata / Iago López
También fue un sábado para pasar en familia. En los alrededores se respiró fútbol y respeto. Anxo y su hijo Lucas aprovecharon el día en Ferrol, apoyaron al Dépor a su llegada, buscaron una foto para el equipo y, tras la llegada del equipo, procuraron un bar. «Era complicado encontrar entrada», confesaba el mayor. El Racing vendió más de 900 entre sus socios y destinó 210 a la grada visitante. El papel se agotó desde el pasado martes, aunque quedaron algunos huecos en la grada. Calcular el número de deportivistas fue imposible, pues además de los citados en la zona visitante, la grada de A Malata contó con una buena cantidad de aficionados desperdigados entre el verde.

Xane Silveira
El pique, en la grada
El pitido inicial dio paso a los cánticos cruzados y a alguna que otra riña y discusión. La afición blanquiazul picó a la verde, y viceversa, aunque el resultado corrió a favor de los visitantes, desde muy pronto por delante y con la clasificación en la mano para regodearse. Hay cánticos que se quedan anticuados y siguen sonando. Otros con buen humor. Era lo esperado. El respeto reinó, sobre todo antes del encuentro, en unos aledaños que mezclaron sin ningún incidente los colores de ambas escudaras. Celebró el Deportivo, que acabó entregado a su gente tras el partido.

Xane Silveira
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