Segunda División

Dépor y Cádiz, cruce de caminos entre dos mundos

Deportivo y Cádiz, ambos con 45 puntos, buscan un paso para abandonar la caprichosa «zona de nadie» que Garitano lamenta | Los blanquiazules le deben una alegría a Riazor tras un curso desastroso

José Ángel Jurado en Riazor

José Ángel Jurado en Riazor / Casteleiro / Roller Agencia

Xane Silveira

Xane Silveira

A Coruña

Deportivo y Cádiz llegan al tramo final de temporada a la vez. De la misma forma. Después de un mal inicio, un cambio de entrenador y a medio camino de todo. Entre dos mundos que pelean por cumplir sueños y por evitar la pesadilla del descenso, este domingo cruzarán sus caminos con objetivos dispares. Porque mientras en A Coruña el play off suena a una utopía, en la tacita de plata alcanzar la promoción es una obligación. Con 27 puntos en juego, los blanquiazules, que quieren acelerar su crucero, saben que cualquier milagro pasa, primero, por revertir la situación en Riazor, donde se han escapado 29 este curso y el Dépor se ha convertido en el cuarto peor local de la categoría.

Las palabras de Gaizka Garitano son la muestra de cómo afrontar la misma situación de formas muy distintas. Ambas escuadras llegan a la cita con 45 puntos. Ganó el Eldense, por lo que el descenso que marca el Zaragoza está a ocho y, la sexta plaza, a nueve. Mientras ese largo camino se ve demasiado lejano ya en A Coruña, en Cádiz no desisten en su empeño por recuperar la categoría.

Las perspectivas y los objetivos son muy distintos entre ambos equipos. Los gaditanos, recién descendidos y con una plantilla plagada de jugadores con pasado en Primera, saben que no subirse al vagón puede acarrear serios problemas de cara al próximo curso. El Dépor, mientras, saborea una temporada con regusto amargo porque tantos tropiezos en casa han provocado que el equipo, en su primer año tras retornar de las catacumbas, no haya podido aspirar a un poquito más.

No era el objetivo a principio de curso. No lo es en el año que debe servir para consolidar al club en la categoría tras cuatro cursos en el ostracismo. Aunque sí será el deseo a futuro. Óscar Gilsanz se encargó de remarcarlo. Dentro del vestuario todavía se guarda la esperanza de enlazar una última gran racha. Ese y por qué no tontorrón que a uno siempre se le escapa en cualquier conversación. Por qué no creer que el «partido a partido» que ha instaurado Gilsanz pueda servir.

Y, si no, al menos, el vestuario quiere evitar acabar la temporada en la denostada tierra de nadie. Bendita zona donde no hay problemas y el descenso queda, de momento, lejos. Queda rematarlo. Ponerle el punto y final a esa conversación. Pero para llegar a un nuevo capítulo hay que, ineludiblemente, cerrar el anterior.

No solo eso preocupa al vestuario. El objetivo de Gilsanz y de los jugadores pasa por acabar bien la temporada. Llegar al tramo final con la flechita hacia arriba. No dejarse llevar por la falta de objetivos y, aunque no sea suficiente para esa soñada promoción, acabar mayo por todo lo alto para cimentar el futuro de cara a la próxima temporada. Esa zona de nadie es una moneda de dos caras.

Para el encuentro, el técnico betanceiro tendrá que volver a reconstruir su zaga ante las numerosas bajas que asolan la línea defensiva coruñesa. El último en la lista, Dani Barcia, aquejado de unas molestias en el recto anterior, la misma zona que provocó que se perdiese más de dos meses de competición entre noviembre y enero. El zurdo estaba rindiendo a un gran nivel, pero se retiró con molestias del último entrenamiento y en su lugar entrará Pablo Martínez si físicamente no se queda en un susto.

Sin Obrador ni Ximo, Tosic y Petxarroman repetirán en el once titular, que no tendrá cambios a partir del centro del campo. La pareja José Ángel-Villares es inamovible y no parece que vaya a cambiar a corto plazo esta situación. Por delante, la única posición que empieza a estar en entredicho es la de Zakaria Eddahchouri, quien suma solo dos goles en nueve partidos. Indiscutible desde que llegó, sus últimas actuaciones están siendo bastante discretas e Iván Barbero aguarda una oportunidad.

En frente estará un Cádiz con toda la plantilla a disposición de Garitano. Ontiveros, de sobra conocido por todo el mundo, es su mayor amenaza, aunque tiene socios de mucho calibre como Ramos, Melero, Ocampo o Sobrino.

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