Deportivo
Cuando José Ángel hizo historia en el Mirandés: "Era el yerno perfecto"
Carlos Pouso, exentrenador de los jabatos, recuerda el paso del andaluz en la temporada que hicieron historia en Copa del Rey: "Era un ‘box to box’, le faltaba un poco a la hora del choque"

José Ángel Jurado abraza a Iturraspe después del partido de ida en Copa del Rey. | EFE

En 2012 el Mirandés de Carlos Pouso se ganó el corazón de todos los aficionados al fútbol en España. Un equipo modesto, no profesional, que entrenaba por las tardes y jugaba en Segunda B se plantó en unas semifinales de Copa tras eliminar, a doble partido, a tres equipos de Primera. El Athletic de Marcelo Bielsa cortó una gesta casi irrepetible. En aquella plantilla, tapado, daba sus primeros pasos un joven José Ángel Jurado, de apenas 19 años. En San Mamés disputó 17 minutos de una eliminatoria que jamás olvidará nadie. "Hace tiempo que no hablo con él. Era muy niño cuando vino conmigo. Era un chaval zurdo, todavía le faltaba hacerse físicamente. Era un poco enclenque, ahora es mucho más fuerte", recuerda con cariño el técnico que obró el milagro, ahora enrolado en la SD Logroñés en su última aventura en los banquillos.
"Para una categoría exigente como era aquella Segunda B, le faltaba un poco a la hora del choque, de los duelos, de las disputas… pero era un jugador muy aseado", describe sobre el futbolista sevillano. Aquel verano, José Ángel cambió la cantera del Betis por la grogueta. "El Villarreal no fichaba malos futbolistas. Tenía buena técnica individual, entendía bien el juego, tenía bastante despliegue físico en la ida y vuelta. En aquel momento era casi más un 8 o un 10 que un 6, que es donde luego ha hecho más carrera", describe del mediocentro deportivista, ahora ya con 32 años, un largo bagaje a sus espaldas y un libro de viajes que le ha llevado por Noruega, Transnistria o los Emiratos Árabes.
Pouso ha seguido su carrera y su evolución a un futbolista. Empezó siendo otro perfil: "Tenía muy buena llegada desde segunda línea y un disparo desde fuera del área espectacular. No se achicaba con nada, aunque era débil en comparación con la gente mucho más hecha que había entonces. Pero ya se le veía que tenía madera".

José Ángel, en plena celebración tras una victoria en Copa del Rey, junto a sus compañeros / EFE
José Ángel saltó de su casa a un Mirandés entonces muy distinto al que ahora lucha por ascender a Primera División. El sevillano, que era "el único cedido" de la plantilla, dejó un gran recuerdo en el vestuario jabato. "Era un cielo. Se ganó la simpatía de todos", recuerda Pouso. Su personalidad encajó a la perfección: "Era el típico sevillano alegre, jovial, siempre dispuesto a aprender, muy humilde… Le acogieron los veteranos que había con los brazos abiertos. Tuvo un comportamiento ejemplar tanto en lo deportivo como en lo humano. Era el yerno perfecto".
Cerró aquella campaña con 24 partidos a su espalda, entre ellos, uno de los encuentros de la exitosa promoción de ascenso. "Nos aportó muchísimo en aquella temporada", recuerda el técnico. Y, a José Ángel, la experiencia le fue enriquecedora por ver de cerca la otra realidad del fútbol. Aquel Mirandés que hizo historia en Copa del Rey no era un club profesional. "Entrenábamos por la tarde, a las 17.00. Había diez jugadores con carreras y estudios superiores. Otros estudiaban. No éramos profesionales".
Esa convivencia para los futbolistas más jóvenes es muy útil. Una experiencia que vivió también Carlos Pouso con el Sestao River, que recibía muchos canteranos del país vasco. "Competían ante jugadores que trabajaban ocho horas antes. Alguno, por ejemplo, en un taller; otro era bedel... Si querían ser futbolistas, tenían que demostrar que querían ser mejores que ellos. Y los que venían de trabajar mataban por el sueldito que tenían", explica Pouso sobre aquella época. Añade que aquello forjaba un carácter especial: "Ese tipo de cosas, entrenar con un calcetín roto, que no haya un chubasquero un día de lluvia... Aquel fútbol era más sufrido". Ahora, eso sí, agradece que haya "más medios" y una "evolución".
José Ángel regresará este domingo a Anduva. Fue su casa durante solo una temporada. No solo le sirvió para madurar y crecer, sino también para dejar un recuerdo imborrable. Aquella plantilla, con Pablo Infante como gran imagen, será siempre historia Miranda del Ebro y del fútbol nacional en la Copa del Rey.

José Ángel disputando un balón en la eliminatoria ante el Villarreal / EFE
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