Fútbol | Deportivo
2-2 | El Deportivo empata tras una crisis de fe en su visita a Anduva
Yeremay evita desde los once metros la remontada del Mirandés | Pablo Martínez cometió dos penaltis

Quince minutos de terror en el inicio de la segunda mitad y una esperanza que renació al borde del tiempo de descuento. El Deportivo vivió un mar de emociones en su visita al Mirandés. Firmó unas tablas (2-2) que podían parecer muy agrias al descanso y que supieron a gloria en el tiempo de descuento. Los de Gilsanz mandaron en una primera mitad sólida tras el gol de Villares en los primeros minutos. Se sobrepusieron a un penalti de Pablo Martínez que erró Lachuer, pero sucumbieron en el inicio del segundo acto tras la entrada de Joel Roca. Un gol del canterano del Girona y otro, en una segunda pena máxima de Martínez, bajo la firma de Panichelli, pusieron a los blanquiazules en el abismo. Solo Yeremay, aprovechando una pena máxima que forzó Eddahchouri, y Helton, convertido un día más en salvador, lograron rescatar un punto en uno de los campos más complicados de la categoría.
El segundo mejor visitante de la liga desembarcó en la casa del segundo mejor anfitrión con la firme convicción de hacer valer su buena dinámica y sumar tres puntos que afianzasen la permanencia y arrojasen luz sobre sus objetivos en el último tramo de la temporada. Con ese objetivo, Óscar Gilsanz decidió introducir a Barbero en el once.
Los 400 aficionados blanquiazules aún estaban ubicando a todos los jugadores sobre el terreno de juego cuando el Deportivo ya comenzaba a hacer diabluras en el área del Mirandés. Dos minutos necesitaron Yeremay y Soriano para sacar de la chistera una pared magistral que terminó con un tiro al poste del canario en el mano a mano con Raúl Fernández. El disparo de advertencia de los hombres de Gilsanz agitó, de más, a un Mirandés que pagó su osadía en la presión. Petxarroman aprovechó el desajuste en la defensa para filtrarle un balón perfecto a Villares. El vilalbés se plantó ante el portero y, con sutileza, acomodó el balón en el fondo de la red (0-1).
Cuatro minutos de furor blanquiazul acongojaron a un Mirandés que, presionado por el marcador adverso, trató de empatar con más ímpetu que peligro. Bombardeó el área con acciones a balón parado, como la que le costó la quinta amarilla a José Ángel, y los centros constantes de Rincón y Benito. Sin embargo, en lugar de encontrar la cabeza de Panichelli, cada balón rojinegro acababa en un despeje de Pablo Vázquez, excelso al marcar al ariete argentino, o de Petxarroman, muy solvente en defensa.
El Dépor aguantó el chaparrón y se estiró en el ecuador del primer acto gracias a una presión alta que a punto estuvo de costarle un disgusto al Mirandés, que se mostró dubitativo hasta la entrada de Postigo por Tomeo al filo de la media hora de juego. Cuando los de Gilsanz iban a más, el VAR volvió a decidir contra sus intereses. Muresan Muresan dejó seguir una acción en la que Panichelli pedía penalti de Pablo Martínez por una patada por detrás. Cuando el Dépor erró el contragolpe posterior, Ais Reig llamó a capítulo al colegiado de campo, que señaló la pena máxima. Lachuer le perdonó la vida a los coruñeses al estrellar el lanzamiento en el palo izquierdo. El fallo le bajó los humos al Mirandés y permitió a los de Gilsanz mantener la ventaja de camino al descanso.
Todo lo que salió bien en el primer tiempo se torció radicalmente en un abrir y cerrar de ojos. Lisci agitó el partido y cargó más pólvora en su ofensiva con Joel Roca y Butzke por Izeta y Lachuer. La fortuna sonrió a los de Miranda a las primeras de cambio en una jugada aislada. Panichelli persiguió un balón prolongado casi sin peligro y lo convirtió en un zurdazo desde el balcón del área pequeña que se estrelló en el larguero de la meta de Helton. En el rechace apareció Joel Roca, totalmente liberado, para empatar con un cabezazo sin oposición debajo de los palos (1-1).
El Mirandés dio otro paso más al frente y las dudas pasaron del rojo al amarillo. Villares despejó sobre la línea un peligroso tiro de Parada en el primer palo tras un saque de esquina, aunque la jugada quedó invalidada por fuera de juego. Los problemas nunca llegan solos y, de nuevo, el VAR puso al Deportivo entre la espada y la pared. Muresan Muresan señaló otro penalti de Pablo Martínez por una mano en posición antinatural. Trató de pescar un balón en el área pequeña y, al controlar mal, se elevó y le dio en el brazo. Panichelli asumió la responsabilidad en el segundo penalti del partido y engañó a Helton con un lanzamiento ajustado al palo derecho (2-1).
Quince minutos, varios sin acción por la revisión del VAR, desarmaron a un Dépor que, además de la ventaja, también perdió la cordura. El orden del primer tiempo se convirtió en caos en los peores momentos del partido. Helton mantuvo las esperanzas con sus paradas y Gilsanz trató de darle un golpe de efecto desde el banquillo. Poco influyeron las entradas de Mfulu y Diego Gómez, pero sí funcionó la de Zaka. El neerlandés forzó un penalti al borde del tiempo de descuento cuando pugnaba con Egiluz por cazar un centro. Yeremay asumió la responsabilidad desde los once metros y batió a Raúl Fernández (2-2). El Mirandés aún tuvo la opción de ganar en un cabezazo de Panichelli que solo Helton, volando sin motor, logró interceptar en su camino al fondo de la portería. El Dépor mantuvo las tablas y regresa con un punto agridulce de Anduva.
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