2-1 | El Dépor no aprovecha los nervios del Sporting

Un Deportivo inocente durante el primer tiempo y poco eficaz en el segundo cayó en su visita a un Sporting que firma la salvación virtual a costa del cuadro coruñés. Un gol de Iván Barbero y el buen pie de Sergio Escudero mantuvieron la fe hasta el final, pero los de Gilsanz, valientes y expuestos, se quedaron a medio camino de aprovechar el nerviosismo del Molinón.

Los problemas en el pubis de José Ángel y el momento de la temporada, con el objetivo logrado y sin necesidad de forzar, permitió a Óscar Gilsanz probar un centro del campo inédito, con Denis Genreau de titular junto a Mario Soriano, ambos por delante de Diego Villares, a quien le tocó la tarea de ser el ancla del equipo. Cambiaron algunos patrones en salida de balón, pues el de Samarugo no se incrustó tanto entre Jaime Sánchez y Pablo Vázquez como lo suele hacer José Ángel ante un Sporting que presionaba con el exfabrilista Juan Otero. El equipo blanquiazul arriesgó para juntar a muchos jugadores de toque por delante del balón y tuvo momentos de dominio, aunque se expuso demasiado y lo pagó caro.

Replicando el inicio de curso o la temporada pasada, a los dos centrales les tocó, junto a las ayudas de Villares, contener las posibles pérdidas, pues tanto Petxarroman como Obrador avanzaban altos permitiendo una buena presión tras pérdida, pero sumando dificultades en la transición defensiva coruñesa. La valentía se impuso al pragmatismo de otros días, pero el resultado fue insuficiente.

Opinión La pelota no se manchaCarlos Miranda

El Dépor: jugar al fútbol y jugar a la pelota

El Sporting golpeó primero con un balón al palo en un despiste a balón parado. Juan Otero, a los 16 minutos, se relamió tras quedarse completamente solo en una acción que salvó Pablo Vázquez. El cuadro local explotó la banda derecha deportivista, por donde llegaría el primer tanto tras un contragolpe. Gaspar Campos encontró a Nico Serrano, que mano a mano con Diego Villares batió a Helton tras un disparo que tocó en el centrocampista villalbés.

El Dépor se rehizo a través del balón. Genreau y Mario Soriano se encontraron y pusieron a jugar al equipo, asociándose con rapidez, con calidad y tacto. Petxa juntaba otro buen pie; Diego Gómez y Obrador, verticalidad. Así poco a poco el equipo de Gilsanz se instaló en campo rival. A los 23 minutos, el zurdo de Amoeiro le ganó la partida a Cote. El duelo del joven ante el veterano capitán rojiblanco fue exquisito y una prueba para Diego, que tras escaparse por la banda cedió un pase para Eddahchouri. El ariete, trabajador y colaborativo, cedió de espaldas para que Yeremay rematase, pero el canario ayer no tuvo un día acertado.

Con las cartas encima de la mesa el Dépor se sintió superior. Durante un buen tramo el cuadro blanquiazul, ayer de amarillo, mandó en el juego, pero no fue capaz de transformarlo en disparos reales y se fue al descanso sin ver portería. Antes de la pausa, en una jugada en la que Gelabert pudo aparecer entre líneas, totalmente solo, el mediapunta filtró un pase perfecto para el desmarque de Nacho Méndez, quien puso el 2-0 tras regatear a Helton.

Gilsanz buscó un cambio de efecto en el descanso. Sacó a Yeremay (con molestias en los isquios) y a Genreau para dar entrada a Herrera e Iván Barbero. Pasó a un 4-4-2 con Mario en la base y dos delanteros. No le importó al Sporting, que a los dos minutos de la segunda parte rozó el tercero con un zarpazo de Guille Rosas al palo. Segundos después, contestó Herrera con la zurda, sin suerte tras un centro de Petxarroman en el que falló Róber. El canario golpeó mal el balón y perdió la opción de recortar distancias.

El partido se tranquilizó hasta la hora de juego, cuando se rompió en un ida y vuelta que era lo que buscaba Gilsanz con los cambios. El Dépor se desprotegió para ser más directo y, en el minuto 61, Barbero encontró el premio que el equipo llevaba una hora mereciendo. Todavía no había disparado entre los tres palos, pero llevaba tiempo asomando. Diego Gómez, en su mejor actuación desde que regresó, lanzó un centro milimétrico, cortante como una cuchilla. Desde fuera hacia dentro, con una rosca que hizo dudar a Yañez y superó a Maras para que el ariete andaluz cazase con la zurda el esférico. 1-2. Había tiempo y vida.

El encuentro, ya roto, entró en un bucle de llegadas, de idas y vueltas. De área a área sin control. Nico Serrano pudo ampliar la distancia tras un despiste de Pablo Vázquez, que le dejó muy solo, pero el extremo esta vez no estuvo acertado. Poco después, Helton salvó un remate de Gelabert a bocajarro tras una gran aparición de Guille Rosas.

La entrada de Hugo Rama permitió al Dépor sumar un hombre más por dentro. Aglutinar más balón. Pero fue el cambio de Sergio Escudero, que volvía después de casi cinco meses y 19 partidos, lo que acercó al equipo al gol. Primero, con un córner olímpico que salvó Yáñez con apuros. Después, una pincelada desde lejos en forma de centro que peinó Herrera sin fortuna. No fue suficiente para lograr el empate ante un Sporting que tembló y fue un manojo de nervios. La derrota deja cuadro coruñés con 53 puntos, a falta de nueve para acabar la temporada. Los deberes están hechos y solo queda dejar caer el telón final.