Fútbol | Deportivo
Cómo afrontar un final sin objetivos: «La motivación grupal desaparece»
Manu Sánchez, entrenador de fútbol, y Ángeles Amor, psicóloga especializada en deporte, analizan el efecto psicológico del fútbol en el jugador | «Hay que personalizar», coinciden

Diego Gómez y Mfulu durante un partido. | | CASTELEIRO / ROLLER AGENCIA

El Deportivo lleva varias semanas instalado en tierra de nadie, con el objetivo de la salvación en la mano, pero un soñado play off de ascenso muy lejos. No le ha dado este curso al equipo de Gilsanz para pelear por algo más que la permanencia y en los últimos encuentros ya se ha notado la diferencia de tensión competitiva. La goleada ante el Albacete fue un indicativo entre dos escuadras que no se jugaban nada y, aunque «el deportista siempre tiene objetivos», explica la psicóloga especializada en deporte Ángeles Amor, Manu Sánchez tiene claro que cuando se llega a la línea de meta «la motivación grupal desaparece». La incentivación, remarcan los dos, pasa por lo individual para alcanzar la mayor cuota de rendimiento en las últimas jornadas de liga.
La mente es poderosa y manda muchas veces más que las energías o la propia calidad. Es en los momentos difíciles donde la cabeza puede llevar al deportista a subir un escalón más, a meter la pierna para salvar un gol o a pugnar con extra de fuerza por un balón dividido. Todo cambia cuando no hay una nueva orilla al alcance por la que luchar. Aunque todo el mundo quiere ganar, el nivel de activación del futbolista decae. En las últimas semanas de competición a Óscar Gilsanz le toca luchar contra esto en el vestuario. Muchas veces, sucede sin querer.
«Uno siempre tiene esa ambición de ganar. Incluso en las pachangas del jueves nadie quiere perder. Pero la motivación sí que es diferente. Tú, a nivel de club, lo puedes alimentar si te interesa. Para el entrenador es muy difícil tratar de hacerlo. Puedes apelar al escudo, al orgullo, a la profesionalidad... Ellos no hay duda que lo serán. Pero la motivación como tal desaparece, ya has logrado un objetivo», explica Manu Sánchez, que aporta el punto de vista técnico en un análisis en el que Ángeles Amor tiene claro que todo pasa por el individuo. «Yo trabajo niveles diferenciados para lo jugadores. Buscamos que dentro de una plantilla cada uno encuentre su objetivo, quizá sea mostrarse o ganarse un contrato», explica desde el punto de vista psicológico.
Cada futbolista es un mundo y en un vestuario coinciden jugadores con experiencia, otros jóvenes que buscan hacerse un hueco, y otros que saben que su futuro no pasa por el club. «Es normal que la motivación sea diferente, incluso que verbalicen que la temporada se les hace larga. Hay que conocer al futbolista, a algunos hay que subirles la activación. Una posibilidad es apelar al ego», expresa desde su experiencia Ángeles Amor. Además, data que habrá deportistas que no noten tampoco la falta de presión para estar más liberados porque aquellos «con más experiencia o nivel» siempre lo están y los que son «secundarios» pueden tener un efecto inverso.
Ambos coinciden en que la activación, en este tramo de temporada, pasa por lo individual. «Cuando te juegas algo sale en instinto, si no, hay que meterlo artificialmente, buscar una motivación personalizada. ¿Para quién quieres jugar?», explica Ángeles, que habla de «darle el enfoque necesario» para repercutir positivamente en el futbolista y llevarlo a exigirse más.
Desde su experiencia en los banquillos, Manu Sánchez considera que una vez logrado el objetivo todo depende «del hambre individual». Así, en la plantilla blanquiazul, por ejemplo, Diego Gómez desea que la temporada no acabe, como él mismo expresó en sala de prensa, y otros jugadores que lleven mucha más carga de minutos estarán deseando llegar al final. O, en casos particulares, por ejemplo Yeremay y Eddahchouri, querrán firmar más goles para alimentar sus cifras.
«Yo me apoyaba en los jóvenes, que pueden ser los que más hambre tengan. Para ellos cada minuto es oro. Hay jugadores que bien asesorados te pinchan y oye, hay que jugar lo máximo posible», explica Manu sobre su experiencia y cómo Gilsanz puede aprovechar a los futbolistas que, bajo contrato, puedan marcharse al verano con mejores sensaciones. También cree que es «normal» que, durante los últimos partidos, pueda haber algún jugador que meta «el pie encogido» porque una lesión «te complica la vida» de cara al verano.
Sánchez considera que estar en zona de nadie influye también al entrenador para probar situaciones que «a lo largo del año se te pasan por la cabeza» pero nunca es el momento adecuado. Un ejemplo fue en Gijón, con dos delanteros durante 45 minutos, algo que en este curso, tanto tiempo, no había sucedido: «Son otros planteamientos que quizá bajo esa circunstancia te atreves más a ello».
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