La victoria más canterana del Deportivo en La Romareda

Hace once años, con Fernando Vázquez en el banquillo, se impuso 0-1 con siete de la casa en el once inicial

Juan Carlos y Rabello abrazan a Laure tras su gol. |  LOF

Juan Carlos y Rabello abrazan a Laure tras su gol. | LOF

Carlos Miranda

Carlos Miranda

A Coruña

No ha sido Zaragoza una ciudad especialmente amigable para el Deportivoen los casi 90 años que lleva jugando en partidos de Liga en tierras mañas. Ya fuese en el estadio de Torrero (hasta 1957) o en una Romareda que hoy vivirá un punto y aparte en su historia, al equipo coruñés le ha costado siempre sacar puntos. Primero porque le arrollaban Los Magníficos y en su época dorada porque el equipo aragonés, especialista en ganar títulos en las diferentes copas, fue muchas veces un contrapoder.

Ya en tiempos de escasez para ambos, coge relevancia el penúltimo triunfo del Deportivo en La Romareda. Fue un 23 de marzo de 2014 en ese club coruñés con su raíz en Abegondo y que venía de una verano en el que se jugó su propia supervivencia. Pues aquel día en La Romareda se volvió a hacer gigante para vencer 0-1 con un tanto, quizás no el muy plástico, de Laure. Aquel triunfo tiene mérito porque se consiguió con siete canteranos en el once, algo impensable hoy en día. Laure, Insua, Seoane, Juan Domínguez, Álex Bergantiños, Juan Carlos y Luis Fernández fueron alineados de inicio en aquel duelo. Los únicos foráneos que le acompañaron fueron Lux, Lopo, Rabello y Sissoko. En el banquillo había otro hombre de la casa, como Fabricio Agosto, pero no saltó al terreno de juego.

Fue un triunfo clave para ese equipo antes de un último tercio de campeonato con muchos vaivenes. Justo después tuvo una buena racha que le llevó a vencer de manera consecutiva a Castilla, Recre y Mallorca. Posteriormente, dudó con cinco partidos sin ganar hasta ese 1-0 ante el Jaén que le devolvió a Primera División junto al Eibar.

La Romareda tiene un hueco secundario, pero clave en uno de los ascensos más improbables y sufridos del Dépor. Fue el preludio a cuatro años en Primera y a una momentánea estabilización del club antes de la caída.

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