1-0 | Un Dépor vacacional echa un cable al Zaragoza

El Deportivo cayó derrotado ante un Real Zaragoza nervioso y necesitado (1-0) que se jugaba la vida y cumplió. Un gol en propia de Charlie Patiño decidió el descenso en contra del Eldense. Sin nada en juego para los blanquiazules, el encuentro sirvió para probar jugadores poco utilizados ante las múltiples bajas que han mermado al equipo coruñés. Abocados a acabar en números rojos, suman ya tres derrotas consecutivas.

Charlie Patiño no despeja las dudas

Adrián Guerrero se presentó en sociedad tras apenas unos segundos de juego. Había muchas miradas puestas en el extremo diestro, juvenil de tercer año, que fue la gran novedad del once titular de Óscar Gilsanz, tapando incluso a Charlie Patiño, que no era alineado desde la Copa del Rey en O Couto. El fabrilista, uno de los grandes proyectos de Abegondo por su físico y carácter, encaró y sacó el centro en su primer contacto con el esférico. Sin miedo. Con personalidad y valentía. En frente tuvo que bailar con Dani Tasende, una zurda privilegiada, conocida para el público gallego, pese a su formación en el submarino amarillo. Le exigió, junto a La Romareda y a un Zaragoza de urgencia, una primera prueba de valor para estrenarse en la categoría de plata. Respondió con buena nota.

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Todo lo que pasó en La Romareda fue a parar a la libreta de Gilsanz y al folio en blanco de Fernando Soriano. El verano asoma y a nadie se le escapa que, al menos la dirección deportiva, con el betanceiro o sin él al frente del banquillo, prepara ya el futuro del club, con muchas decisiones por delante. Algunas a tomar en vivo y en directo. La falta de tensión competitiva de las últimas semanas distaba por completo con el nerviosismo local. El estadio zaragozano era una caldera a punto de explotar porque el equipo local, que se jugaba la vida, era incapaz de meter mano a un Dépor de paso con apenas tres intocables en el once titular. El equipo fue un banco de pruebas con Charlie Patiño en la base, Diego Gómez a pie natural, y Bouldini ejerciendo de delantero centro.

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El Zaragoza saltó mejor al partido. Tasende, con un libre directo que golpeó en el lateral de la red; y Pau Sans, a la media vuelta, dieron los primeros sustos. La presión que planteó Gabi funcionó por momentos ante un Dépor que salía con sus cuatro zagueros cercanos al balón y Patiño por delante, de ancla, de armador, dejando algún sutil detalle de ese giro de cintura que ya sacó a pasear en Riazor ante el Albacete. El inglés la pide al pie, la amasa y rara vez se complica. Rara vez, también, rompe la presión rival con su conducción (que la tiene) o con su pase. Nadie discutirá que a nivel técnico es un futbolista interesante, pero hasta que el equipo local no bajó la presión, no empezó a avanzar.

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Poco a poco el Dépor dio un paso hacia adelante. A poco ritmo. Con mucho toque corto. Mario Soriano fue el pegamento, esta vez dejando libertad al inglés y espacio a Villares para aparecer él un poco más cerca del último tercio, donde tiene más peligro. El madrileño buscó y buscó socios, aunque echó de menos, en especial, a Yeremay, con quien mejor se entiende.

El Dépor de los extremos a pie natural creció. O, mejor dicho, le dejaron evolucionar. El fútbol dependió de un cuadro maño temeroso. Nervioso. El gol del Eldense atascó a La Romareda, de gala ante su despedida antes de las obras por el Mundial 2030. Para 2027 debería estar listo el nuevo estadio. Veremos qué suerte corre Riazor, inmerso en la misma discusión, por detrás en cuanto a tiempos. El partido apenas contó con ocasiones en su primera mitad y se abrió pasado el minuto 40. Dani Gómez tuvo la más clara con una volea al palo y Villares, en boca de gol, se durmió buscando un pase cuando debía finalizar. Nadie parecía capaz de dar el primer paso, aunque era el Zaragoza el equipo obligado a hacerlo.

Segunda parte

No hay nada como el gol para cambiar estados de ánimo. Una situación aún más notoria cuando te juegas la vida. En el minuto 56 el Zaragoza encontró el tanto que encendió a La Romareda y le permitía agarrar la salvación matemática. A balón parado, en un centro al segundo palo, Charlie Patiño, mal perfilado, más preocupado de su marca que del balón, anotó en propia. Hasta el momento el inglés había dejado dos pases filtrados muy buenos para Mario Soriano, creando una pequeña sociedad que no terminó de prender. Mala suerte o falta de activación, pero al centrocampista le tocó salir en la foto tras un encuentro en el que dejó varios detalles de una calidad técnica superior a la media. También detalles de un jugador que necesita involucrarse más en defensa y en los duelos físicos si quiere participar en los partidos de verdad.

Gilsanz, pasada la hora, dio entrada a Sergio Escudero y Yeremay. El zurdo, nada más recibirla, dio el susto con un centro-chut; a la segunda, Bouldini rozó el remate en boca de gol. El pincel extendió su influencia con rapidez y el canario recogió el testigo. En su primer contacto, con un cambio de ritmo sensacional, forzó la amarilla de Luna, sustituido poco después por Calero para evitar la expulsión. Y, minutos más tarde, tras un control orientado sobre la frontal, armó con rapidez la diestra y guió el balón a la cruceta. Dos flashes directos hacia Santi Denia, que hoy dará la lista de la sub 21.

El Dépor apretó un poco en busca del empate. Sin pisar demasiado el acelerador. Sin exigir mucho a un Zaragoza que celebró tanto el 2-2 de Andrés Martín en el Pepico Amat como el tanto en propia de Patiño que definió el encuentro. El cuadro coruñés suma así tres derrotas consecutivas. Cae a la 15ª plaza y acabará la temporada en Riazor, ante su gente, y contra el Elche, segundo en liga tras aprovechar el empate del Mirandés.