Segunda División

Diego Gómez, en el kilómetro cero

Vivirá la pretemporada en dinámica sénior sabedor de que llegará competencia en las bandas

Diego Gómez protesta una acción. |  Casteleiro / Roller Agencia

Diego Gómez protesta una acción. | Casteleiro / Roller Agencia

Xane Silveira

A Coruña

«Esta es mi casa y soy deportivista a muerte, ojalá pueda pasar muchos años aquí. Madurando, creciendo... es el sueño de toda una vida», explicaba Diego Gómez en una entrevista con LA OPINIÓN en marzo, tras unos meses de aclimatación después de haber regresado al Deportivo de forma inesperada e inmediata. Con urgencia, el club recurrió a su canterano tras la salida de Lucas Pérez y la necesidad de un refuerzo ofensivo en invierno. Llegó un Diego cambiado, mayor, más hecho, pero por el que solo habían pasado unos meses desde que en julio había tomado una rápida decisión. Sabedor de que necesitaba jugar, no aguardó a acabar la pretemporada y decidió hacer las maletas para jugar en casa.

En el Arenteiro pronto se convirtió en uno de los jugadores clave. Se perdió, entonces, un verano en el que sintió que todavía le faltaba un paso más para poder estar a la altura de sus compañeros. Seis meses después había acortado distancias. Gilsanz explicó el movimiento como una intención de seguir recortando plazos. Tenerlo a disposición y ritmo de Segunda División para ayudar a una adaptación que le permitirá enfocar la 25-26 desde una nueva perspectiva. Ya no es un canterano que debe ganarse su taquilla en Abegondo. Luce el 7 y, aunque tendrá competencia, y un nuevo entrenador al que convencer, parte a todos los efectos como uno más del primer equipo.

Para Diego Gómez este será su primer verano. El primero de muchos. Con apenas 20 años ha firmado ya más de 500 minutos en Segunda División y una asistencia para el recuerdo de sus mejores minutos, particularmente en el mes de abril, cuando la lesión de Mella le abrió la puerta al once titular. El propio jugador reconoció que le costó mostrarse como él mismo es en sus primeras semanas tras retornar. Poco a poco fue quemando un proceso que vivirá su parte dos este curso, pues no deja de ser un jugador nacido en 2004, un futbolista de futuro.

El de Amoeiro es un mediapunta caído a la banda, pero que brilla cuando puede tirar su clásica diagonal desde la línea de cal hacia la zona de disparo; girar entre rivales o atacar la última línea defensiva. Su verticalidad y carácter le convierten en un perfil especial. Diferente. Más directo al gol, aunque su único tanto con la camiseta blanquiazul fue anulado cuando ya lo celebraba. Antes, eso sí, había dejado 2 dianas vestido de verde y otras 7 con el filial en Segunda RFEF. Las cifras siempre le han acompañado a lo largo de su formación en la cantera y también cuando ha dado el paso a sénior.

En ambas bandas tendrá la difícil tarea de suplir a Yeremay y a Mella. Además, regresa un versátil Luis Chacón graduado con honores en Primera Federación. Un jugador que ya hizo la misma mili en Espiñedo, pero su proceso requirió de una campaña más en la categoría de bronce. No serán los únicos, pues la dirección deportiva, encabezada por Fernando Soriano, busca también un extremo diestro que compita con los jugadores que hay actualmente. Herrera, el otro hombre de banda, está en la rampa de salida.

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