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Fútbol | Deportivo

Eddahchouri-Mulattieri, la efímera dupla que hizo rugir a la grada de Riazor

Coincidieron diez minutos en el campo en el inicio de la segunda parte y su influencia desencadenó los mejores minutos contra el Almería | Hidalgo: «Juntamos a más gente dentro del área y eso nos dio más posibilidades»

Mulattieri y Eddahchouri, en el partido contra el Almería.

Mulattieri y Eddahchouri, en el partido contra el Almería. / Casteleiro

Daniel Abelenda Lado

Daniel Abelenda Lado

A Coruña

Antonio Hidalgo se debate en las últimas semanas entre el juego que aporta Samuele Mulattieri, titular desde el segundo partido que disputó con la camiseta blanquiazul, o la ferocidad goleadora de Eddahchouri, el realizador estrella del equipo en el inicio de la temporada. Sin embargo, cuando el plan no funciona, como en el primer tiempo ante el Almería, el técnico de Canovelles no dudó en doblar las fuerzas en la delantera.

Fueron apenas diez minutos, desde que Zaka entró por Patiño hasta que Mulattieri le dejó su sitio a Stoichkov. Entre medias, los dos puntas fueron un quebradero de cabeza para la zaga del conjunto indálico. Dos referencias a vigilar que, aunque no crearon peligro en forma de disparo, sí facilitaron esa labor a otros como Luismi o Ximo Navarro. Un recurso de emergencia del que Hidalgo tomó nota para, quizá, utilizarlo con mayor asiduidad. «Juntamos a más gente dentro del área y eso nos dio más posibilidades», reflexionó el entrenador catalán.

Samuele Mulattieri fue la noche y el día en un mismo partido en Riazor. El italiano volvió a ganarse la confianza de Hidalgo para ser la punta de lanza, pero ejerció de todo menos de referencia clara en el área rival. Bajó con asiduidad a recibir de espaldas para descargar hacia los carrileros, incluso, en campo propio. Robó balones e inició varias conducciones largas con el balón en el pie y trató de asociarse con Yeremay y Soriano para armar ataques rápidos. Sin embargo, se quedó escaso en las labores propias de un ariete. Un cabezazo flojo en el primer tiempo fue la mejor producción en una tarde en la que le cayó un balón rebotado en el corazón del área y en la que se quedó a centímetros de rematar un centro alto de Ximo. En la segunda parte perdonó la más clara: un balón raso perfecto del carrilero andaluz con el que se quedó solo ante Andrés y el tiro se perdió en la grada de Marathón.

Hidalgo no tardó ni cinco minutos en darle ayuda con la entrada de Eddahchouri por Patiño. Soriano bajó a la medular y Luismi se incrustó en posiciones interiores para que Ximo y Quagliata tuviesen vía libre para colgar balones a sus delanteros. La reacción fue inmediata. Atrajeron la atención de los centrales y el peligro se creó solo. Pugnaron por un centro de Quagliata y el balón le quedó franco a Ximo para rematar en el área. Un minuto después, el carrilero siciliano encontró solo a Luismi gracias a los marcajes que tenían los dos arietes. Ni Ximo ni Luismi se toparon con los tres palos, pero las ocasiones y el trabajo de los arietes hicieron rugir a Riazor.

El empate llegó con un misil magistral de Yeremay y puso fin a la dupla en la delantera. «Entendíamos que Stoichkov, en esa posición sin la pelota, nos podía ayudar algo más», explicó Antonio Hidalgo al acabar el partido. El experimento apenas duró diez minutos, pero le sirvió al técnico de Canovelles para enderezar un duelo que se había puesto cuesta arriba en el primer tiempo. Aunque apenas fue una solución efímera y de emergencia, el Deportivo confirmó que tiene en Zaka y Mulattieri a dos delanteros complementarios y capaces de dinamitar las defensas rivales.

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