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Fútbol | Deportivo

Antonio Hidalgo, el «competidor nato», que «se parecía Sergio» y al que ya se le veía madera de entrenador en Málaga

El exdeportivista Juan Rodríguez compartió vestuario con el técnico de Canovelles una temporada en La Rosaleda: «Lo daba todo en el campo y siempre estaba muy mentalizado» | «Tenía un excelente balón parado», recuerda

Antonio Hidalgo, junto a Juan Rodríguez en un partido con el Málaga ante Osasuna en 2006.

Antonio Hidalgo, junto a Juan Rodríguez en un partido con el Málaga ante Osasuna en 2006. / EFE

Daniel Abelenda Lado

Daniel Abelenda Lado

A Coruña

«Antonio Hidalgo lo daba todo en el campo y siempre estaba muy mentalizado de lo que decía el entrenador. Por ahí, se podía prever que en el futuro podría funcionar en los banquillos». Solo fue un año y acabó en desgracia, con el descenso del Málaga a Segunda División. Pero pocos exdeportivistas como Juan Rodríguez pueden avalar las virtudes que Antonio Hidalgo trasladó desde su etapa como jugador a su periplo en los banquillos. El actual técnico del Deportivo compartió vestuario con el expivote blanquiazul en la temporada 2005-06, antes de que el andaluz cambiase La Rosaleda por Riazoral año siguiente. Dos décadas después, aún recuerda el aporte de Hidalgo pese a que el equipo no pudo lograr la permanencia en la máxima categoría.

Cuando Hidalgo salió de una Masía en la que compartió vestuario con Xavi o Puyol, se labró un nombre en el Tenerife entre Primera y Segunda. Su trabajo en la categoría de plata llamó la atención del Málaga, que se fijó en él en 2005 para apuntalar el mediocampo de Antonio Tapia. En aquel esquema ya era un fijo Juan Rodríguez, que dejó la entidad malaguista al final del curso, cuando el equipo bajó a Segunda, para unirse al Deportivo de Joaquín Caparrós. «Aquella no fue una temporada buena para nosotros», reconoce. El exfutbolista aún recuerda el aterrizaje de Hidalgo en el vestuario: «venía como un jugador que ya tenía mucha experiencia y que había hecho un año muy bueno en Tenerife».

De todas las virtudes que le pudo atribuir a su excompañero, Juan Rodríguez se queda con la actitud: «era un jugador muy carismático y muy querido, tanto por el vestuario como por la afición. Entonces ya era un auténtico apasionado del fútbol. Entrenaba como un profesional y era un competidor nato», explica el excentrocampista del Deportivo.

De rotación y goleador

En aquel primer año en Málaga, Hidalgo tuvo un rol de rotación. Disputó 35 partidos de liga, pero solo doce como titular en un centro del campo en el que Juan era casi inamovible. Pese ser un recambio habitual, logró sumar cuatro goles en toda la campaña, fruto, especialmente, de su actitud y de las virtudes que le hacían destacar como futbolista. «Era un jugador muy intenso y competitivo», reitera. Destacó, especialmente, el guante que tenía en el pie. «Tenía un excelente balón parado y, eso, nos ayudó a conseguir muchos resultados», rememora Juan Rodríguez.

En ese rendimiento jugó un papel muy importante la rápida adaptación de un jugador que, además de rendir en la medular, sustituyó en muchos partidos a Pablo Couñago, habitual en posiciones más adelantadas. Así participó en los dos duelos que el Málaga disputó ante el Dépor en aquel curso: 1-1 en La Rosaleda con gol de Valerón para empatar y 2-1 en Riazor gracias a un doblete de Víctor en la segunda parte, que sirvió para remontar el tanto inicial de Duda. Juan Rodríguez firmó al final de ese curso por el Dépor, donde jugó hasta el descenso a Segunda en 2011. Hidalgo continuó en Segunda, hasta que se marchó al Zaragoza en 2008.

Al trasladarlo a su etapa en el Dépor, Juan Rodríguez tiene claro quién fue su compañero en Riazor con más similitudes con Hidalgo: «El que más se parecía a Antonio era Sergio. Es el típico jugador de equipo, como una muy buena habilidad para posicionarse y ayudar siempre al colectivo», explica el exjugador.

Del verde al banquillo

Tanto Hidalgo como Sergio tuvieron en común un futuro como entrenadores, algo que no extraña a quien compartió equipo con ambos: «los dos tiraron hacia los banquillos y los dos llegaron al fútbol profesional. Eso no te lo regala nadie, es fruto del trabajo y, también, de las experiencias que ha tenido cada uno como futbolista». Cree que la experiencia como jugadores les benefició a la hora de ponerse al mando como entrenadores. Pone de ejemplo a varios excompañeros del Dépor que también demostraron su valía en ese rol: «Manuel Pablo, Valerón, el propio Sergio y, ahora, también Filipe. Cada uno tiene su conocimiento como jugador y es capaz de plasmarlo en el banquillo», enumera.

Juan Rodríguez estuvo en la secretaría técnica del Málaga hasta hace unas temporadas y ha seguido la evolución de un Hidalgo que regresa a La Rosaleda con el Dépor líder de Segunda. «Tiene clara su filosofía de juego: quiere que su equipo juegue bien, pero que cuide el aspecto defensivo», explica. Añade que verle en el Deportivo es una seña de «ha hecho muy bien las cosas». El exdeportivista se alegra del ver al equipo en al que se sintió «muy querido» de vuelta en Segunda y con aspiraciones de mirar más arriba. «Es el sitio donde mejor me fueron las cosas. Vivieron unos años de complicados entre Primera y Segunda, hasta que bajaron a Segunda B. Con paciencia y trabajo, ha logrado volver al fútbol profesional y tiene mucho ganado», reflexiona.

Este fin de semana, Juan Rodríguez tiene el corazón dividido. Mientras en Riazor dirige un exmalaguista, en La Rosaleda lo hace un Sergio Pellicer que tuvo un breve paso por el Fabril como técnico y que está en un momento delicado en el conjunto andaluz, que ocupa puestos de descenso. No obstante, desea que «tanto Dépor como Málaga vuelvan a Primera». Si se cumple su petición será, en buena medida, signo del trabajo de un Hidalgo que ya apuntaba a los banquillos hace 20 años.

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