La breve aventura del entrenador del Málaga en A Coruña
Solo disfrutó de 14 partidos

Fabril-Rápido de Bouzas de 2018 / ARCAY /ROLLER AGENCIA
No ha empezado nada bien este inicio de la liga de Segunda División para el Málaga. Vivió un verano en el que pretendió dar un paso adelante en sus aspiraciones con un nutrido mercado de fichajes, pero el inicio de liga le ha devuelto a la realidad, a las apreturas clasificatorias. El último revolcón fue ante el Racing de Santander con una expulsión que dio alas a los cántabros para igualar al propio Deportivo en alto de la tabla. Encima se le acumulan las bajas, también al Deportivo.
Mientras el equipo coruñés aspira a consolidar su posición, los andaluces, en puestos de descenso, solo piensan en escapar de la quema. En ese sentido, La Rosaleda debe ser su principal aliado, pero en este inicio de liga solo le ha podido ganar a la Real Sociedad B en su feudo. Empató ante Eibar y Granada y perdió ante el Cádiz. El Deportivo, por su parte, es el mejor visitante de la categoría con ocho puntos en cuatro partidos. Unas prestaciones que han igualado Mirandes, Leganés y Almería.
En esta tesitura también complicada se le juega un Sergio Pellicer,que tuvo una breve y nada exitosa experiencia, a pesar de que fue una apuesta importante para el banquillo del filial en Segunda B. Aquella temporada, después de que el Dépor bajase a Segunda y el Fabril disputase la fase de ascenso a la misma categoría, supuso un cambio de guardia a todos los niveles en la generación de jugadores y en el banquillo. La comenzó Tito Ramallo, quien regresaba a un puesto en el que había sido una institución. Duró nueve partidos y se sentó el ahora entrenador del Málaga en el banco del filial y estuvo 14 encuentros en los que solo pudo ganar dos. La destitución era casi inevitable y llegó Luisito para suplir. El técnico de Cacheiras acabó la temporada, pero no evitó el descenso a Tercera RFEF.
La trayectoria de Pellicer
Sergio Pellicer, natural de Castellón, regresó a Málaga tras esta experiencia en el Fabril. A pesar del revés, las apreturas clasificatorias del Málaga con la intervención judicial y con los problemas económicos hicieron que la cantidad de Martiricos confiase en él a la desesperada y acabáse convirtiéndose en una institución. Un hombre de club.
Dio el salto en la temporada 2019-20 en la segunda vuelta y logró salvar a un equipo muy apretado en la tabla, justo en la campaña en la que el Deportivo cayó a Segunda B. Siguió la temporada siguiente entera y cumplió su cometido. Tras una breve experiencia, también con malas noticias, en el Fuenlabrada, el equipo volvió a tirar de él en la 2022-23, aunque en ese momento no pudo evitar la caída a Primera RFEF. La entidad andaluza no le retiró la confianza, subió al equipo y al año siguiente lo consolidó en Segunda División.
Esta campaña se esperaba que fuese la del despegue, el ejercicio en el que pudiese respirar e incluso, con suerte, mirar a Primera División. El inicio de liga indica de momento todo lo contrario y los blanquiazules deben preocuparse de momento de salvar la categoría y no el añorado regreso a la máxima categoría.
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