Segunda División
3-0 | El Deportivo naufraga en una noche contra la fortuna
El equipo coruñés pierde su condición de invicto y el liderato en un partido en la que todo lo que intentó le salió mal | Eddahchouri pudo meter al equipo en el partido, pero Muñiz Muñoz anuló un gol en una acción dudosa del neerlandés

Las mejores imágenes del Málaga 3- Deportivo 0 / Fernando Fernández

Qué tendrá la Segunda División española que la sorpresa ha dejado de ser una novedad. Llegaba el Dépor a la cita en pleno apogeo, dolido por las bajas, pero confiado, con su condición de invicto intacta, de que esta noche podría ganar y dormir líder una semana más. Hacerlo, además, en solitario. Lejos de la realidad, el Málaga, en descenso y agobiado por una decena de bajas, borró la sonrisa deportivista con un torbellino futbolístico y un Herrero implacable. Todo le salió bien al equipo de Pellicer, nada al visitante, nublado y gafado de cara al gol, enemistado con sus propios pies, en una noche de las que frustran más que duelen.
Sabía el Dépor que, ante un momento de crisis, La Rosaleda iba a responder con fuerza. Y el Málaga, con intensidad. Con cuatro cambios en su once, los de Hidalgo se sintieron aprisionados por un ritmo incesante e incontrolable que duró 20 minutos y puso en evidencia todo el sistema colectivo blanquiazul, ayer con la elástica granate. Los visitantes no fueron capaces de igualar el empuje local, que planteó una presión agresiva, liberando el carril derecho, taponando el centro y provocando errores continuados en salida de balón. Pero las mayores dificultades llegaron por el lado menos esperado: En la banda donde Loureiro volvió al lateral ante la baja de Ximo Navarro, y su excompañero en el Huesca, Joaquín Muñoz, le dio una noche de lo más amarga posible hasta que le duraron las fuerzas. El malacitano volvió de lesión como si nunca hubiese frenado la electricidad que caracteriza su fútbol. Tras un par de llegadas, se la jugó en solitario y quebró la cadera del cercedense, con un recorte en el interior del área que le permitió zafarse de su marca y meter un pase atrás para el primero de Chupe. El 9, solo en el área, aprovechó la tardanza de Escudero, que para cuando quiso anticiparse no consiguió despejar bien el balón, dejando solo al ariete local.
No se quedó ahí ese duelo entre dos jugadores que explotaron en El Alcoraz bajo las órdenes de Antonio Hidalgo. La banda derecha deportivista era un agujero que aprovechaba una y otra vez Dani Sánchez, con metros y metros ante los arrastres de su pareja de carril. Tuvo que corregir el técnico de Canovelles, que a los 12 minutos pasó a Luismi a la banda izquierda y situó a Mario Soriano en la diestra. En la fogosidad malagueña quedó tiempo para que Muñoz le rascase una amarilla a Loureiro, desesperado como nunca se le había visto hasta ahora como deportivista.
El Deportivo se rehizo poco a poco, gracias a un mano a mano de Eddahchouri que atajó Herrero, y a otras dos manos providenciales del cancerbero, héroe anoche. Ambas a Gragera, el más activo en el balón parado. Los acercamientos devolvieron al conjunto coruñés a la vida tras un inicio agónico en el que quedó borrado del campo. El Málaga, no obstante, no fue capaz de sostener un ritmo imposible, y los visitantes empezaron a salir con más comodidad, a tocar mejor el balón y a combinar con mayor precisión.
Con los cambios de Hidalgo, siempre atento, siempre corrigiendo, Escudero ganó amplitud y espacio por la izquierda, aprovechando que el Málaga se juntaba por dentro, encadenando a Luismi y Yeremay, incapaces de combinar con asiduidad. Cuando se soltaron, volvió el peligro deportivista.
El Dépor reclamó dos manos en el área del Málaga que no se señalaron
El conjunto coruñés no aprovechó su mejor tramo del partido. Durante una decena de minutos equilibró el juego, que no el marcador. Incluso se revisó una posible mano en el área local que el colegiado Carlos Muñiz Muñoz y su escolta en el VAR Rubén Ávalos no creyeron punible. Poco después, tras un error de Dani Barcia en un control que se fue largo, el Málaga castigó con el segundo. El zurdo perdió un balón en un momento en el que el Dépor estaba descolocado, pendiente de reorganizarse tras recuperar la posesión, y después de un duelo en el que Arnau Comas –muy pobre con el balón una vez más, e inseguro dentro del área– salió perdedor. De nuevo Chupe perforó la portería de Germán Parreño con un disparo inapelable. Al filo del descanso, Soriano estrelló una pelota al larguero. Nada salía a favor.
Hidalgo buscó una reacción en el descanso, incluyendo a Stoichkov y sacando a Diego Villares. Un Dépor más ofensivo, en 4-4-2, con Yeremay de vuelta en la izquierda. El canario, envuelto en un eterno debate sobre su posición, demostró en solo un segundo por qué juega mucho más cómodo abierto en banda, recibiendo al pie, partiendo desde su zona natural, el costado. El 10 dejó atrás a Larrubia con una finta de pura clase y combinó con Luismi, en una acción cortada por otra mano no señalada. El esférico le cayó a Mario Soriano, que cazó un disparo seco y potente. De nuevo, Herrero se impuso con maestría.
Tan mal le salió todo ayer al Deportivo que, tras una pérdida de Yeremay de espaldas, llegó el 3-0 del Málaga. Rafa Rodríguez esquivó el agarre de Gragera y cruzó un chut al que no llegó Parreño. La nube negra se alargó poco después. Eddahchouri fusiló el primer palo tras ganar una carrera al espacio, pero en el proceso, golpeó a Murillo con el codo en la cara, protegiendo su posición, pero acometiendo una falta que sí revisó el VAR. No lo creía el neerlandés, quien tiempo antes había solicitado sin éxito un penalti. En su regreso al once el gol se le resistió. Acabó desesperado. Ganó Alfonso Herrero este duelo.
El Deportivo se chocó contra sí mismo en uno de esos partidos para olvidar. Para hacer borrón y empezar de cero. Se cae del liderato tras uno de esos encuentros espesos que hay todos los años y en los que todo se pone de espaldas. No mereció una desventaja tan grande al descanso, pero cuando pudo recortar distancias, bien la fortuna, bien el hecho de tropezarse con sus propios cordones, el final siempre era el mismo: el gol no llegó en ningún momento.
Stoichkov la tuvo para recortar distancias pasada la hora de juego. El andaluz se quedó solo ante Herrero, pero en boca de gol se le apagó la luz. No remató y, al intentar regatearse al portero rival, terminó perdiendo la oportunidad de rematar. También se acercó Mulattieri, pero el Deportivo acabó sufriendo, descosido y rozando el cuarto visitante.
Hidalgo volcó todas sus naves. Agotó los cambios pronto y terminó con Eddahchouri, Mulattieri y Stoichkov en el frente. No salió le nada. El batacazo, no obstante, cambia poco su situación en la Liga. El Cádiz es el nuevo líder y el Deportivo cae a la segunda plaza. Situación testimonial a estas alturas y adiós a una condición de invicto que tarde o temprano tenía que caer.
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