Fútbol | Deportivo
Zaragoza - Deportivo | Un infierno que busca a quien quemar
El Ibercaja toma el relevo de La Romareda en un duelo alto voltaje al que el Zaragoza llega como colista y con el peso de su historia a cuestas | El Dépor, a dejar atrás la mala racha y encontrarse | Gomes, de 17 años, central titular de los maños

Giacomo Quagliata, junto a Yeremay e Iván Alejo durante el partido en Riazor | Carlos Pardellas

El Deportivo y el Zaragoza se jugaron una liga hace 25 años y suman, entre ambos, 16 títulos nacionales y europeos. Nunca imaginaron encontrarse en estas lides. Pero esos tiempos de mirar a los ojos a los mejores equipos del Viejo Continente parecen lejanos para un equipo que hace poco más de un año estaba en la tercera categoría nacional y para otro que lleva una década coqueteando con caer a idéntico pozo. No ha catado aún el Zaragoza esa Primera RFEF que lleva tiempo rondándole, algo que sí le ha ocurrido a un Deportivo que, en cambio, ya luce regenerado, sin deuda, y con la Primera División entre ceja y ceja, más allá de que llega a la capital maña en el peor momento de la temporada. Un cruce de caminos con el estadio Ibercaja como brasero en el que alguno de los dos se quemará. El estadio provisional aragonés, nacido de las obras ya en marcha en La Romareda para acoger el Mundial 2030, busca candidato para mandar a la parrilla.
El ambiente se cortará con un cuchillo en la arena aragonesa después de esa protesta que llevan preparando los aficionados locales desde hace días. Temperatura, decibelios, urgencias, frustración.... Todo se entremezclará y tendrá al Dépor como testigo y contendiente. Huele el club aragonés a lo mismo que la entidad coruñesa hace cinco años. A autodestrucción. Aquella caída, condimentada con el escándalo del Fuenlabrada y el COVID, fue estrepitosa, sin remedio ni escalas intermedias. El descenso a los infiernos del Zaragoza parece masticado, grabado a cámara lenta. El proceso es doloroso, el único consuelo es que, aunque anunciado y esperado, le queda mucho para verse consumado. Y, ante ese destino marcado, pretende rebelarse el grupo comandado por Rubén Sellés, debutante en casa, ante el Deportivo con más dudas de todo el ejercicio. De aquella apisonadora que se pudo ver ante Mirandés o Huesca poco queda y Antonio Hidalgo tiene que volver a construir el armazón y el ideario de un equipo que se ha sentido débil y vulnerable en las últimas semanas. Sigue siendo un aspirante a subir a Primera División, pero debe refrendarlo en el terreno de juego.
El Dépor llega con tres bajas seguras, la de Ximo Navarro sin duda la más sentida. Hay más jugadores tocados tras el esfuerzo en la Copa del Rey. Gragera, Stoichkov y Luismi se juegan un puesto en el once. Si opta por el asturiano, Mario Soriano se acercará al área. Si escoge a alguno de los otros dos pretendientes a ese puesto vacante, el madrileño seguirá en la base y el Dépor lucirá más arsenal ofensivo para jugar con los nervios y las necesidades del Zaragoza. Yeremay, Mella o Mulattieri, que tuvieron descanso activo en la Copa, vuelven a escena en la vanguardia.
El Dépor lució desfigurado hace una semana ante el Valladolid. Más que débil en su retaguardia, se le vio errático en la salida de pelota cuando ha confeccionado una escuadra especialmente dotada para la elaboración y para crear con la pelota en los pies. Hidalgo quiso guardarse ayer sus conclusiones, pero se le escapó que quiere «estar más en campo contrario». Cuanto más alejado está de su portería, cuanto más aprieta arriba, mejor le ha ido siempre a ese Dépor. Axioma que debe recordar para parecerse al que era y acercarse, de nuevo, a los puestos de máximo privilegio.
Las bajas y una apuesta
El Zaragoza, colista con 6 puntos de 33 posibles, cuenta con las bajas de Keidi Bare, Tasende, Tachi, Rado y Paul, mientras Valery o Saidu llegan entre algodones, pero jugarán. La necesidad aprieta. Tanto que Sellés apostó por un central de 17 años en la Copa y la mantendrá en Liga. Ale Gomes, de 2008 y más joven aún que Samu, va a vivir su gran oportunidad, un tren que se para en sus formidables condiciones físicas y futbolísticas cuando ya juega en el filial y acaba de ser internacional sub 18. Junto a Pablo Insua, tendrá que vérselas con la creatividad de Mulattieri, con esa segunda línea demoledora de los coruñeses y con las necesidades y urgencias de un equipo y de una afición históricas. Un Zaragoza-Dépor con el termómetro disparado.
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