Aseguran los que lo conocieron que se adelantó a su tiempo. Poseía una inteligencia natural y una gran visión de futuro. Antonio Lorenzo Pérez (Ourense, 1914-2009) lideró a finales de la década de los setenta la creación de la moderna Caixa Galicia. Falleció hace una semana, a los 94 años, justo cuando se cumplía el medio siglo de su llegada a la dirección general de la entidad coruñesa.

Vivió todas las crisis económicas del siglo XX, incluida la del 29, cuando ya tenía 15 años, y también las del XXI. De la actual aseguraba que se saldría, que costaría un poco de trabajo, pero que al final se vería la luz al final del túnel. Siempre optimista, explicaba que la vida era como una rueda, que giraba y se pasaba por baches, pero al final se volvía a la senda buena.

Sólo era un veinteañero cuando entró en la plantilla de Fábricas Coruñesas de Gas y Electricidad. Corría el año 1934. Pronto destacó y fue nombrado jefe de personal. Repitió cargo en la Sociedad General Gallega de Electricidad, que hacía poco había absorbido a Fábricas Coruñesas de Gas y Electricidad. También fue jefe de personal de Fenosa, que tras la Guerra Civil había hecho lo propio con la Sociedad General Gallega de Electricidad. Mientras, le había dado tiempo para convertirse en profesor de mercantil, casarse y comenzar a tener una numerosa descendencia. Llegó a tener diez hijos.

Su puesto como jefe de personal también le había granjeado grandes amistades. Como la de Manuel López Companioni, presidente de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de La Coruña y Lugo, de la que surgiría años después Caixa Galicia. La actual caja es el resultado de un proceso de integración total o parcial de hasta 12 entidades financieras -incluidos siete procesos de fusión- y de tres adquisiciones parciales de redes bancarias. Dos de estas fusiones -las más importantes- fueron dirigidas por Antonio Lorenzo.

Este ourensano, nacido en Leiro, a medio camino entre Rivadavia y O Carballiño, llegó a la dirección general de la que en esos momentos era la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de La Coruña y Lugo en 1959. Tenía 45 años. Cuentan que reunió a su prole en el salón de su casa -los Lorenzo siempre vivían las buenas y las malas noticias muy en familia- y allí les anunció que le habían ofrecido la dirección de la caja coruñesa. Después hubo una pequeña fiesta. Antonio Lorenzo aceptó el cargo, según asegura su entorno, con mucha humildad y responsabilidad, sobre todo por las personas que habían confiado en él.

La vida de la familia no varió, pese a que se mudó al antiguo edificio de Caixa Galicia. En la casa se vivía como si el patriarca no fuera el director de la caja y su descendencia tampoco sintió en exceso el peso de tener un padre tan relevante. Eso ayudó a que Antonio Lorenzo se centrase en un único objetivo: modernizar la caja para crear la primera entidad financiera gallega y una de las diez más importantes de España.

El germen fundacional de la Caja de Ahorros de La Coruña data de 1876. En 1880 se constituyó la de Santiago; en 1896 la de Lugo y en 1902 la de Ferrol. En 1944 los predecesores de Antonio Lorenzo comprobaron que la unión hacía la fuerza y la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de La Coruña se fusionó con su homónima de Lugo.

Pero la gran integración de las cajas de la provincia coruñesa estaba aún por llegar. Y Antonio Lorenzo, desde su puesto de director general, y un joven José Luis Méndez, como director adjunto, serían los encargados de pilotar las fusiones con las cajas de Ferrol y Santiago.

Lorenzo desempeñó un papel decisivo en las negociaciones que mantuvieron las tres entidades coruñesas. Hacía tiempo que el profesor ourensano se había dado cuenta de que para encarar el futuro había que ser más fuerte y más grande. Y sólo lo conseguiría con la unión de las cajas de la provincia. A ello también ayudó que en 1975 se promulgasen las primeras medidas liberalizadoras del sistema financiero. Una de ellas autorizaba su expansión provincial. Aseguran los que las recuerdan que las negociaciones fueron duras, muy duras. A mitad de la década de los setenta los consejos de administración de las cajas de A Coruña-Lugo, Ferrol y Santiago iniciaron los primeros contactos para fusionarse. En ese momento, Antonio Lorenzo ya llevaba 16 años al frente de la entidad herculina y la había convertido en la más fuerte de la provincia.

Las luchas para desarrollar el modelo de integración y cuál de ellas ostentaría el liderato fueron continuas. Algunas entendían que la fusión era lo mejor, ya que la caja resultante tendría una mayor dimensión para convertirse en una caja regional. Otras veían peligrar su autonomía. La primera en caer fue la Caja de Ahorros de Santiago, que declinó la invitación para sumarse a la gran caja gallega que Antonio Lorenzo tenía en mente.

Pero no había marcha atrás. Los cimientos ya estaban puestos y las negociaciones estaban muy avanzadas para arrepentirse a última hora. El documento de fusión entre la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de La Coruña y Lugo y la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de El Ferrol se firmó el 3 de abril de 1978, ocho meses antes del referéndum de la Constitución Española. El nombre resultante fue Caixa de Aforros de Galicia. Después derivaría en Caixa Galicia.

El acto estuvo presidido por Joaquín Sancho, presidente de la Confederación Española de Cajas de Ahorros (CECA); Miguel Allué, director general de la CECA; Manuel Lucas, presidente de la Federación Gallega de Cajas de Ahorros y de la Caja de Santiago; Manuel López Companioni, presidente de la Caja de Ahorros de La Coruña y Lugo, y Juan Cardona, presidente de la Caja de Ahorros de El Ferrol. En un segundo plano, unos orgullosísimos Antonio Lorenzo y José Luis Méndez. La nueva Caixa Galicia ya era una realidad y aún se haría más fuerte dos años más tarde con la integración de la Caja de Santiago.

Una vez realizado su gran sueño, Antonio Lorenzo comienza a pensar en la jubilación. Es 1981, ha pasado 22 años al frente de la caja y ya tiene 67 años. Una operación de corazón de su mujer lo termina por convencer. Después de darle un tercio de su vida a Caixa Galicia, quiere darle todo el tiempo que le queda a la madre de sus diez hijos. Además, sabe que deja la caja en buenas manos. José Luis Méndez, su fiel escudero, ha sido su mano derecha durante mucho tiempo y está seguro de que conoce la caja igual o mejor que él. Realiza la proposición al consejo de administración, y éste la acepta.

Pero antes de irse, en 1980 pone en marcha un moderno centro de procesos de datos, realiza una completa dotación de teleproceso en las oficinas y deja puestos los pilares para que en 1983 se ponga en marcha una amplia red de cajeros automáticos que permitan prestar servicios financieros durante las 24 horas del día.

Pese a que su trabajo al frente de Caixa Galicia le absorbía casi todas las horas, no descuidó sus inquietudes sociales. Fundó la Entidad Constructora Benéfica Sagrada Familia, que desde su creación ha construido en A Coruña más de 1.200 viviendas de protección, gran parte de ellas en el barrio que lleva su nombre. Esta constructora también puso en marcha la primera biblioteca de barrio de la ciudad: en la Sagrada Familia.

También fue uno de los fundadores y tesorero de Aspronaga, la asociación de padres y familiares de personas con discapacidad intelectual de Galicia. Tras jubilarse fue director de Caritas en A Coruña, entidad con la que colaboraba desde hacía muchos años. En la noche del pasado 25 de marzo, Antonio Lorenzo, el gran artífice de la moderna Caixa Galicia, moría a los 94 años.