La suma de las dos empresas, unidas ahora mediante esta alianza, dará lugar al sexto fabricante mundial, con unas ventas combinadas de 4,5 millones de vehículos, según las cifras de cierre del 2008.

El acuerdo ha sido posible después de que el Tribunal Supremo de EEUU, al que acudieron algunos de los acreedores que se oponían a la alianza, diera el martes por la noche su visto bueno final al nacimiento de la nueva empresa.

Gracias a este acuerdo, se espera que Chrysler salga de forma inminente de la bancarrota en la que se declaró el 30 de abril, lo que supone un triunfo para el Gobierno del presidente Barack Obama, que respaldó desde el principio esta operación y prometió una salida rápida de la quiebra.

Según los términos del acuerdo, se creará una nueva compañía, denominada Grupo Chrysler, en la que Fiat tendrá una participación del 20 por ciento, aunque se podría elevar al 35 por ciento si se logran determinados objetivos.

El nuevo grupo comprará los activos rentables de la vieja Chrysler que, sin embargo, se quedará con la deuda y algunas obligaciones con acreedores, de manera que el nuevo grupo nacerá más saneado y con nueva financiación.

La operación supone un enorme espaldarazo a las ambiciones de Fiat, el primer fabricante de Italia, que logra no solo entrar a lo grande en el mercado estadounidense sino escalar posiciones en el escalafón mundial.

Además, acerca a la empresa italiana a sus objetivos de alcanzar unas ventas mundiales de seis millones de vehículos. La combinación de las dos empresas suman unas ventas de 4,5 millones de vehículos a nivel mundial, con lo que se convierten en el sexto fabricante, por detrás de Ford.

En un comunicado conjunto, las dos firmas aseguraron hoy que la nueva Chrysler comenzará a operar de forma "inmediata", y tendrá los recursos, la tecnología y la red de distribución necesaria para competir a nivel mundial.

"Este es un día muy importante, no solo para Chrysler y sus dedicados empleados, que han pasado duros periodos de incertidumbre durante el ultimo año, sino para la industria de la automoción en general", dijo Sergio Marchionne, el máximo dirigente de Fiat y que hoy también fue nombrado consejero delegado de la nueva empresa.

El grupo ya había designado como nuevo presidente del consejo de administración a Robert Kidder, antiguo presidente y consejero delegado de Borden Chemical y de Duracell International.

El accionariado de la nueva empresa estará compuesto, además de Fiat, por el sindicato mayoritario del sector, United Auto Workers (UAW), que contará con un 55 por ciento, en tanto que el Gobierno de Estados Unidos tendrá un 8 por ciento y el de Canadá un 2 por ciento, en virtud del dinero que han prestado a la compañía.

El nuevo consejo de administración de Chrysler estará formado por tres consejeros en representación de Fiat, cuatro del Gobierno de EEUU, uno del sindicato UAW y uno en representación del Gobierno canadiense.

El acuerdo permitirá a Chrysler contar con la tecnología y las plataformas de vehículos de Fiat, con la que espera revitalizar las marcas Chrysler, Jeep y Dodge.

Fiat cuenta con una de las líneas de modelos con consumo más eficiente de Europa, mientras que Chrysler ha adquirido mas experiencia en grandes berlinas con motores en V8, los todoterrenos y los "pickup".

Gracias a esta nueva alianza, Chrysler pondría comenzar a vender en Estados Unidos coches con la marca Fiat a finales del 2010, entre ellos el Fiat 500, un miniauto del tamaño del Smart.

Los ejecutivos de las dos empresas también contemplan fabricar en Estados Unidos un nuevo coche sobre la plataforma del Alfa Romeo 149 de Fiat, que aun no ha salido a la venta.

En la sesión de hoy en la bolsa italiana, las acciones de Fiat experimentaban un ascenso cercano al cinco por ciento. Chrysler se retiró de la bolsa en el 2007 tras su adquisición por parte del fondo de inversiones Cerberus.