El grupo de confección textil Caramelo empezará hoy a entregar las 237 cartas de despido que a lo largo del mes distribuirá entre la plantilla. La empresa desoye así la demanda de los sindicatos de reducir el número de afectados por el Expediente de Regulación de Empleo (ERE) a los 234 que hasta el pasado viernes se apuntaron voluntarios para acogerse al plan de bajas incentivadas propuesto por la compañía. Fuentes de Caramelo confirmaron ayer que la empresa cumplirá su palabra y recurrirá al despido forzoso para rescindir otros tres contratos y para ello seleccionará a tres trabajadores de entre los 237 que figuraban en la lista del ERE planteado inicialmente por el grupo textil, "atendiendo a criterios de funcionalidad de la factoría".

Hasta bien entrada la tarde de ayer, el secretario general de la Federación de Industrias Textiles, Químicas y Afines (Fiteqa), de Comisiones Obreras, Manuel Lores, confiaba en que al menos tres empleados se unieran al grupo de 234 voluntarios y evitar así los despidos forzosos. "A pesar de que el plazo está cerrado, la empresa puede aceptar todavía alguna petición", argumentó. Caramelo sin embargo dejó clara ayer su intención de acudir a los despidos forzosos, aunque la secretaria de CIG-textil entiende que no tiene motivos para hacerlo.

"Cuando presentó el ERE, el 8 de mayo, la empresa tenía un censo de 448 trabajadores y cuando organizó el referéndum figuraban 442, seis menos, así que con los 234 voluntarios, ya tiene más bajas de las que preveía el plan de viabilidad", argumentó. Martínez considera además que el anuncio de la empresa deja clara su intención de despedir "a dedo".

La CIG denuncia además que la empresa se brindó a negociar con algunos empleados de las secciones de administración y patronaje que se habían apuntado como voluntarios y a quienes la dirección solicitó que se quedasen en la compañía.

Caramelo calcula, según Comisiones Obreras, despedir a 25 trabajadores por día para concluir el proceso a finales de agosto e iniciar en septiembre una nueva etapa como empresa de diseño y distribución textil de prendas que a partir de ahora se confeccionarán 100% en China o Turquía.

El futuro de la compañía queda poco claro en opinión del comité de empresa, que el pasado viernes solicitó una reunión urgente con la dirección para hablar sobre el modo en que se llevarán a la práctica los despidos y tratar sobre el futuro de la plantilla que se queda, que se verá sometida a movilidad funcional. Una de las cuestiones que al menos la CIG quiere poner sobre la mesa es si la compañía piensa presentar la solicitud de concurso de acreedores el próximo 6 de septiembre, que es cuando finaliza el plazo de cuatro meses previsto en el preaviso de concurso tramitado por la compañía en junio.

"La dirección del grupo dejó claro en una de las últimas reuniones de la comisión negociadora que la aprobación de un ERE no le eximía del concurso de acreedores", advirtió Dores Martínez. Caramelo todavía no ha concretado cuándo se reunirá con el comité porque según explicó la directora de recursos humanos a la presidenta del comité, la dirección está "saturada de trabajo" y considera "imposible" hacerlo de forma urgente, denunció Martínez.

Los sindicatos se proponen que la empresa aclare los plazos y la forma en la que se pagarán las indemnizaciones a los empleados que se adhirieron al ERE; de qué forma se cumplirá el compromiso adquirido por la empresa de mantener la plantilla que queda y cómo se reorganizará el trabajo dentro de la factoría para ajustar el personal a los nuevos horarios y puestos de trabajo que tendrán que ocupar a partir de ahora.