El grupo textil Caramelo ha conseguido renegociar su deuda con los bancos y cajas de ahorro y tres meses y doce días después de haber iniciado los trámites previos a la declaración de concurso de acreedores solicitó al juzgado de lo Mercantil el archivo del pre concurso. Este trámite significa que el grupo da por solucionada a corto plazo su situación financiera, pese a las pérdidas de 55 millones de euros que arrastra desde hace tres años.

El Gobierno modificó el pasado mes de marzo la ley concursal para simplificar los trámites y garantizar la supervivencia de empresas viables con dificultades transitorias y abrió un periodo previo de cuatro meses en los que una empresa puede declararse en pre concurso de acreedores para intentar en ese plazo llegar a un acuerdo con sus acreedores.

Caramelo aprovechó esa puerta abierta y el 13 de junio, un día después de que la Inspección de Trabajo emitiese su primer informe (negativo) sobre el Expediente de Regulación de Trabajadores para 237 trabajadores, inició los trámites para declararse en concurso de acreedores. Ahora, 18 días antes de haber agotado el plazo máximo para solicitar el concurso voluntario, la empresa cerró un acuerdo con sus acreedores -en su mayoría, entidades bancarias- para renegociar su deuda y retira el pre concurso.

El grupo textil acumula unas pérdidas de 55 millones de euros, según fuentes de la propia empresa, que sin embargo no han querido precisar el volumen de la deuda renegociada, en la que se ha apoyado para justificar la regulación laboral y la deslocalización de la producción a China y Turquía.

La decisión comunicada ayer al juzgado de lo Mercantil responde, según Caramelo, al "interés de la empresa por sacar adelante la firma", y aunque reconoce que la situación financiera del grupo textil es todavía "delicada", su dirección considera haber dado los pasos necesarios "para recuperar la competitividad".

Para ello, Manuel Jove, principal accionista de la compañía, ha puesto el timón de la nave de A Grela en manos de Sergio Monticone, un experto en "análisis, diagnóstico y ejecución de planes de negocio", pero sobre todo en "reposicionar compañías en crisis" que se encargará de desarrollar el plan de viabilidad. Además de ejecutar el ERE y despedir a 237 trabajadores, la compañía asegura haber "adelgazado la estructura de costes", también con la mejora de los alquileres de las tiendas.

Los sindicatos con representación en el comité de empresa de Caramelo -CIG y Comisiones Obreras- se enteraron de la renuncia al concurso de acreedores por las llamadas de los periodistas y mostraron su satisfacción con que la solvencia y continuidad de la empresa esté asegurada al menos, a corto plazo.

La portavoz de CIG-textil, Dores Martínez, se mostró sin embargo mucho más dura que su homóloga de CCOO, Dolores López Vigo, quien se limitó a calificar la retirada del concurso como "una gran noticia" y "un alivio para los trabajadores", aunque reconoció que desconoce qué deparará el futuro a la plantilla de Caramelo.

"Como siempre, nos enteramos por los medios de comunicación (del archivo del concurso). Ésta puede ser una buena noticia, pero no significa que no haya nuevos despidos porque la empresa se ha negado a garantizar el mantenimiento de los empleos más allá de la fase preconcursal", advirtió la representante de la CIG. Martínez denuncia además que Caramelo incumple la resolución de la Xunta sobre el ERE, en la que se exigían estas garantías sobre los 205 empleados que quedan en la factoría.

El comité de empresa solicitó hace 9 días una reunión urgente con la dirección de la empresa después de que la compañía suspendiese la anterior (prevista para el día 7) por la ausencia de la directora de Recursos Humanos. "La empresa está haciendo uso de la carta blanca que le dio la Consellería de Traballo; varía los horarios, las condiciones de los trabajadores sin comunicárselo al comité, y la Consellería no dice absolutamente nada", denuncia la sindicalista. Lo cierto es que la resolución firmada por la conselleira, Beatriz Mato, imponía la negociación de "los posibles cambios" y evitar cambios sustanciales. Los empleados denuncian sin embargo que la plantilla de la factoría hace horas extraordinarias "a diario" y ha habido numerosos cambios de jornada. "Hace quince días que lo denunciamos ante la Inspección de Trabajo y notamos cierto pasotismo", destacó Martínez.