El capitalismo por bandera
Hasbro comercializa al año en España 300.000 unidades del Monopoly, cuyas ventas no han dejado de crecer en los últimos años
Noelia L. Escartí | A Coruña
¿Qué haría con el dinero del Monopoly si fuera auténtico? Respondiendo a esta sencilla pregunta, usted mismo podrá disponer de él con su valor real gracias al concurso que la marca ha organizado este verano con motivo del 75 aniversario de su nacimiento. Y es que ¿quién no ha soñado alguna vez convertir ese sueño en realidad, como Midas hacía con todo lo que tocaba? Pues, según Hasbro, el fabricante del histórico pasatiempo, el 61% de los jugadores españoles ha fantaseado alguna vez con ello durante una partida.
El juego por antonomasia del capitalismo continúa cumpliendo años en un contexto en el que los valores mercantilistas que defiende parecen venirse abajo. Y es que el negocio de la compra-venta de bienes inmuebles y la acumulación de propiedades sobre el tablero sigue gozando de buena salud. Su éxito radica, según María Pertegaz, directora de Marketing de Hasbro Iberia, en que se trata de un juego de mesa familiar "irremplazable por la interacción social, diversión, relajación y complicidad que surge entre las personas que juegan". En los últimos años, las ventas del Monopoly han mantenido una tendencia ascendente y la compañía prevé que continúe así. Hasbro pone a la venta anualmente cerca de 300.000 unidades en España, conjugando las más de 15 versiones del juego que comercializa.
Una historia ejemplar
De "inspiradora" se puede calificar la historia de su creador en los tiempos que corren. Charles Brace Darrow (1889-1967) era un desempleado de Nueva Jersey que en plena Gran Depresión de los años 30 creó un prototipo utilizando materiales de su propia casa: un viejo pedazo de hule para hacer el tablero, molduras de madera para fabricar las casas y los hoteles y tarjetas escritas a mano. Las fichas originales del prototipo eran, de hecho, cuentas de la pulsera de su esposa. Pero el intento por vender su idea al fabricante Parker Brothers no cuajó y, ante esta situación, Darrow aseguró los derechos de autor, fabricó el juego por sus propios medios y lo comercializó directamente en unos grandes almacenes de Filadelfia. Tras observar el enorme éxito, la compañía de juguetes reconsideró la idea y comenzó a comercializarlo en Estados Unidos.
Pronto, el juego del mercantilismo comenzó a ganar adeptos en todo el mundo, llegando a convertirse en un auténtico fenómeno cultural de masas. Setenta y cinco años después, más de mil millones de personas en 111 países han jugado al juego, basado originalmente en las calles de Atlantic City, que se ha editado en 43 idiomas y ha logrado vender más de 275 millones de unidades en los cinco continentes, convirtiéndose en el juego de mesa comercial más vendido del mundo.
Un futuro prometedor
En octubre llegará a las tiendas la nueva versión de Monopoly para consola y la versión Revolution y U-Build. Revolution contará con un tablero redondo, banca electrónica, música y efectos de sonido. Por su parte, U-Build tendrá un tablero de casillas hexagonales que encajan entre sí, de manera que los aficionados podrán adaptar el juego a su estilo y preferencia manteniendo la duración de la partida.
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