El hombre más rico de España y la novena fortuna mundial se retira, y lo hace con el mismo sigilo que le ha acompañado durante sus más de 60 años dedicados al mundo de la moda. Amancio Ortega Gaona, prototipo de empresario hecho a sí mismo y también la discreción personificada, fue durante mucho años el primero en llegar a la fábrica de Arteixo y el último en abandonar las instalaciones. Pero ha decidido tomarse un respiro. "Ahora llego a las once porque sé que he delegado en personas muy responsables que lo tienen todo en sus manos". Esa confianza le ha llevado a dejar las riendas de la multinacional Inditex en manos de su número dos, Pablo Isla. Lo hará en julio, cuatro meses después de cumplir los 75 años, aunque permanecerá en el consejo de administración y en la empresa.

Nacido en Busdongo de Arbas (León), el 28 de marzo de 1936, Amancio Ortega comenzó su trayectoria profesional en A Coruña -se mudó a los 12 años porque destinaron aquí a su padre- y lo haría a la temprana edad de 13 años como recadero en la camisería local Gala. Después de trabajar también como dependiente de la mercería La Maja, Ortega fundó su primer negocio, Confecciones GOA, en 1963, el germen de Zara, que vio la luz en 1975 y se convirtió en la base de su imperio textil. El éxito de su moda se basa en la sencillez, la elegancia y en evitar las extravagancias. "A mi mujer, Flori, le he comentado muchas veces que no quiero que en nuestras tiendas haya ningún tipo de lujo, que no tiene nada que ver con la esencia de lo que somos. Lo nuestro es la mujer real", así definía el propio Ortega las claves de su empresa a la periodista Covadonga O'Shea, la única que ha conseguido que el hombre más rico de España se desnude y cuente sus vivencias en el libro Así es Amancio Ortega, el hombre que creó Zara.

"Para mí Zara es serenidad, no espectáculo. Es una marca que ha nacido en una compañía que quiere ver a la mujer de todo el mundo bien vestida, sin extravagancias. Existe el mismo estilo de mujer en todos los Zara. Es verdad que siempre seleccionas un estilo porque no sería posible tener en cuenta las características del mundo entero. No diseñas diferente para ochenta países; diseñas un vestido para ochenta países. No es tan complejo", explica su fundador

Discreto hasta la saciedad y alérgico a todo el revuelo mediático que envuelve a los famosos y las grandes fortunas del mundo, el creador del gigante textil Inditex se ha caracterizado por estar siempre en un segundo plano, aunque después de la salida a Bolsa de la multinacional en 2001 le cuesta mucho más evitar los flashes. Ortega se presentó en sociedad el 15 de septiembre de 1999, en la séptima página de la primera memoria de Inditex. Hasta entonces muchos dudaban de su existencia y otros muchos especulaban sobre cómo sería el aspecto de un hombre que hoy en día se estudia en las facultades de Economía más prestigiosas del mundo.

"Vivo feliz siendo uno más", reconoce el padre de Zara, quien incluso a pocos meses de su pseudojubilación continúa agrandando su leyenda. La marca más representativa de la multinacional abrió su establecimiento 5.000 el pasado mes de diciembre en el corazón de Roma, y entre los numerosos medios de comunicación que cubrieron la noticia surgió una pregunta muy recurrente, sobre todo fuera de España: ¿Existe Míster Zara de verdad?

Sí existe, pero es un hombre de a pie, al que le gusta que sus sobrinos le llamen tío Cholo y que se empeña en no ser jamás el protagonista de un evento. Prefiere pasar desapercibido, con su vestimenta habitual -pantalones casual, camisa blanca o azul y náuticos-, y disfrutar de unos huevos fritos y de un café tranquilamente en una cafetería de la ciudad o sentado en el comedor de la fábrica de Inditex, en Arteixo, junto a sus empleados.

El único reducto en el que se siente más cómodo en público es en el hipódromo Casas Novas de Arteixo que construyó para que su hija Marta pudiese disfrutar de su gran pasión: la hípica. Y es que para la primera fortuna española, los hijos son lo primero.

"En lo único en lo que realmente no acepto el mínimo ataque es en los míos. Con los hijos soy inflexible", asegura. El todavía presidente de Inditex está casado con Flora Pérez desde 2002 y tienen una hija en común. En 1986 se separó de su primera mujer, Rosalía Mera, cofundadora de Zara y con la que tiene dos hijos.

A ellos les dejará un legado forjado a base de trabajo y empeño. Fueron sus ganas de "aprender y de crecer" las que le han mantenido en la brecha hasta los 75 años. Y su mensaje para las futuras generaciones es claro: "Lo que hay que hacer es trabajar con pasión. Esto es lo que a mí me enseñaron mis padres, unos obreros normales, que pasaron las estrecheces de aquellos años en España".

Trabajar desde los 13 años le hizo descubrir a temprana edad todos los secretos del sector textil y le ayudó a convertirse en un empresario hecho a sí mismo, pero también le dejó una carencia: los estudios. "Al hablar de mi trayectoria se repite mil veces que me puse a trabajar a los trece años. Es verdad, pero no se añade que, como no podía hacerlo todo, no estudié lo suficiente. Ahora lo echo en falta. Para lanzarme a trabajar con esa edad tuve que renunciar a muchas cosas. Todo es tan sencillo como eso. Mi universidad es mi profesión", reconoce .

Amancio Ortega quería ser un empresario diferente y "cambiar socialmente el mundo". Lo ha conseguido, a su manera, con un imperio capaz de resistir a una crisis financiera mundial. "La crisis no puede asustarte, no puede dominarte, porque el miedo te paraliza. Yo recuerdo cuando era pequeño y volvía por la noche a mi casa, a 2 kilómetros de la estación, que algunas veces sentía tanto miedo que no podía dar un paso. Con miedo no se funciona. Siempre hay que arriesgarse". El padre del gigante coruñés vio crecer su semilla -incluso en los años de las vacas flacas-, a lo largo de 35 años, ahora, desde la barrera, verá cómo otra generación continúa su labor.