Queridos amig@s: Me vienen de golpe los recuerdos del día en que por primera vez llegué a la Caja para trabajar en un proyecto del que ignoraba cuál iba a ser, con el paso del tiempo, su significado para mí y los míos. Estaba asustado. No os conocía. Tampoco sabía muy bien en que aventura me estaba embarcando ni la clase de personas que me iba a encontrar.

La apuesta que en aquel momento hice abandonando mi agradable zona de confort en la Universidad de Santiago de donde procedía, ha valido la pena. La Caja, vosotros, las personas que en ella habitáis, me habéis dado mucho. Más de lo que nunca hubiera llegado a poder imaginar. Más de lo que jamás podré llegar a devolver.

Como sabéis hoy emprendo el tránsito hacia otros destinos nuevamente y todavía desconocidos para mí. Lo hago por causas que me son ajenas, motivadas por las extraordinarias circunstancias que nos está tocando vivir.

Sé que este proyecto vale los sacrificios que conlleva. Sé también que quedan en buenas manos, las de personas con capacidades y anhelos normales cuya férrea determinación superará las adversas condiciones de un entorno que nos está obligando a cambiar a velocidades vertiginosas.

Mi máximo afán fue siempre el cuidar de vosotros. Tengo el convencimiento de que los nuevos responsables del Banco también van a cuidar de tod@s. Os pido para ellos la misma colaboración con la que siempre me habéis arropado, incluso en los momentos más difíciles de nuestros viaje colectivo hacia un destino que nos trasciende y para el que hemos sido elegidos. Los aciertos por el trabajo bien hecho que han sido muy abundantes os corresponden enteramente. La responsabilidad por los errores cometidos son solamente míos. Os lo digo porque lo siento de corazón.

Muchas gracias a tod@s por tantas cosas que me habéis dado desde que estamos juntos. Gracias por vuestro afecto, por vuestra lealtad, por vuestro apoyo y por vuestro compromiso de siempre. Ha sido un privilegio y una gran satisfacción haber sido vuestro Director, el Director de Novacaixagalicia. Quisiera que mi absoluta confianza en que todo va a ir bien os llegara como yo lo siento y sirviese para calmar vuestras inquietudes.

Cuando a la vuelta de cualquier esquina de la vida nos volvamos a encontrar, sí al parar a conversar me decís que efectivamente todo va bien, que sois felices y que el sol de la ilusión alumbra con fuerza vuestro futuro, entonces y solo entonces las encontradas emociones que hoy me embargan, comenzarán a descifrar su contenido y me devolverán lo que hoy siento que he perdido, y yo también estaré bien.

Os estoy echando ya mucho de menos. Sabéis que podréis contar siempre conmigo allí donde esté.

Os quiero muchísimo a tod@as.

Un fuerte abrazo y hasta siempre"