María evitó en enero su desahucio gracias a la ayuda de Cáritas, cuyos responsables le entregaron 300 euros con que hacer frente al alquiler de su piso en Santiago. Nueve meses después, su situación vuelve a ser crítica. "Ahora estoy cobrando 450 euros de paro, pero si no encuentro un trabajo rápido tendré que volver a pedirles ayuda porque no podré pagar la renta", confiesa.

A comienzos de año, María relató su caso a este diario para mostrar las consecuencias de la crisis económica sobre las personas en una situación más delicada. Separada, sin trabajo y con dos hijos, llegaba a fin de mes gracias a la ayuda familiar de sus hermanas.

"Después pude trabajar durante tres meses cubriendo sustituciones, luego me dijeron que ya no me necesitaban y volví al paro. Estuve limpiando en alguna casa, pero ahora no hay casi ninguna y cada vez más gente necesita ayuda", comenta.

"Mi hijo ha cumplido 19 años y se ha puesto a estudiar para acabar Bachillerato porque no encuentra ningún trabajo. Va al instituto con fotocopias de los libros que pudo conseguir. La pequeña está en Secundaria y he tenido que pedir 400 euros para sus libros. Me dieron una ayuda de 170 pero ¿y el resto? ¿Cómo lo consigo?", se lamenta.

Por el momento va "tirando" con la ayuda familiar y retrasando selectivamente los recibos. "Cuando tengo dinero pago la luz y dejo el agua para el siguiente, es como puedo llegar a fin de mes", confiesa antes de reconocer que acude cada mes al camión que la Fundación Amigos, dependiente de Cáritas, instala en el barrio compostelano de Salgueiriños, a las afueras de Santiago, para recoger comida. "Te dan pasta, galletas, leche, a veces fruta... Cosas básicas pero que te ayudan mucho" explica.

La solidaridad, sin embargo, resulta insuficiente para cubrir la demanda en un contexto de crisis económica que sigue sin dibujar un horizonte de estabilidad laboral. "Si antes éramos diez personas recibiendo esta ayuda, ahora hay 20 o 25. Cada día somos más, no sé cómo va a acabar esto. Es una situación desesperante y la Administración tampoco ayuda. No me han dado un piso de protección y me tengo que arreglar así", zanja.