La economía nacional se ha estancado, según la estimación que ayer anticipó el Banco de España. El producto interior bruto (PIB) no creció nada durante el tercer trimestre del año en relación al anterior, dañado de nuevo por la atonía de la demanda privada, pero también por los impactos de los recortes del gasto y la inversión públicos. El informe constata que los programas de austeridad de la Administración están socavando el crecimiento económico y a la vez certifica el riesgo de que el país no pueda cumplir el objetivo de reducción del déficit comprometido con Europa. España puede necesitar de aquí a final de año, previene el regulador financiero, más ajustes fiscales.

La estimación del organismo viene a certificar lo que se colegía del aumento del paro, hasta rozar los cinco millones de desempleados, que el pasado viernes reflejó la Encuesta de Población Activa (EPA). Pese a las expectativas que había despertado la campaña turística, la economía cerró el trimestre con un avance nulo respecto al anterior y un crecimiento del 0,7% en relación al verano de 2010, resultado este último dos décimas inferior al registrado en marzo.

El paro no toca fondo

El parón en el crecimiento de las principales economías del mundo podría afectar aún más la situación del desempleo en España, según el informe anual sobre empleo presentado ayer por la Organización Internacional de Trabajo (OIT). "Los datos para España confirman esta tendencia, puesto que el número de parados se incrementó en un 3 % en el tercer trimestre de 2011", señaló la OIT.

La organización califica de "preocupante" la situación en España, dado que los indicadores más recientes sugieren que el crecimiento del empleo ya ha empezado a reducirse en muchos países por el frenazo económico de las economías avanzadas y de algunas economías emergentes.

¿Está España ahora ante una recaída coyuntural o se asoma a algo más serio? El Banco de España no se pronuncia de manera explícita, pero su servicio de estudios da señales de que piensa en un empeoramiento de la economía.

El país ha mantenido rasgos comunes a los trimestres anteriores: el consumo de los hogares registró sólo "un pequeño repunte" y aumentó el número de familias que, teniendo ahorros, se ven obligadas a recurrir a ellos debido al deterioro de sus ingresos; la inversión en vivienda continúa cayendo, coincidiendo además con un nuevo endurecimiento de las condiciones que la banca aplica a las hipotecas; las aportaciones más favorables son las de la exportación y el turismo. Ahora bien, el Banco de España avisa de que el comercio exterior y con ello la industria perderán empuje en los próximos meses.

La economía paga las consecuencias del agravamiento de la crisis europea. El regulador destaca las nuevas tensiones financieras que ha provocado el problema de la deuda soberana y subraya también los efectos que tiene en la economía real la estrategia de austeridad impuesta por la UE a los estados miembros que, como España, están en las primeras líneas de esa crisis. Es, subraya el Banco de España, causa principal del estancamiento: "La atonía de la actividad en el transcurso del tercer trimestre se explica por la intensificación del perfil contractivo de la construcción, principalmente en su componente de obra pública, y de los servicios de no mercado (la sanidad y la educación públicas, entre otros), ramas productivas que están acusando con particular intensidad los planes de consolidación presupuestaria". Sin la jerga económica, ese párrafo del informe viene a decir que los recortes en la inversión y el gasto públicos están pasando la factura que explica principalmente por qué, según el criterio del Banco de España, el crecimiento del país se estancó en el tercer trimestre del año.