Las muchísimas incógnitas que acompañan al concurso eólico gallego desde su prehistoria, en los tiempos del bipartito, van más allá del discutido cumplimiento de los planes industriales que marcaron las distancias en la puntuación de los ganadores o la cuestionada rentabilidad que les espera con el cambio en el sistema de primas por parte del Ministerio de Industria. Esa reforma prevé un nuevo calendario para la incorporación de nuevos parques al sistema eléctrico, a un ritmo mucho más pausado que hasta ahora y que choca de lleno con los plazos previstos para el reparto de los 2.325 megavatios (MW) en la comunidad, la mayor adjudicación pública de la historia. El Gobierno central apuesta por la entrada en funcionamiento de 1.400 MW por ejercicio entre 2013 y 2020 para cumplir su objetivo de 11.200 MW en total durante ese periodo, lo que supone un freno evidente a las instalaciones que salen de la subasta impulsada por la Xunta, que ni siquiera están inscritas en el registro de pre-asignación -obligatorio para acceder a las subvenciones-, donde existe ya una lista de espera de 4.000 MW de otras comunidades para cuando el cupo se reabra dentro de dos años. A estas limitaciones se unió ayer la Comisión Nacional de la Energía (CNE), el regulador y asesor de cabecera para el departamento de Miguel Sebastián, que insta a que esa contención en el sector sea mayor y que la nueva potencia no sobrepase los 1.000 MW anuales hasta 2016.

¿La razón? Algo tan sencillo como la existencia de "un exceso de capacidad instalada". Es decir, que el sistema eléctrico español, con un funcionamiento a modo de vasos comunicantes, -donde la energía producida tiene que estar en todo momento ajustada con lo que necesitan hogares e industrias- cuenta con más potencia de la indispensable para afrontar el consumo y garantizar también su sostenibilidad financiera. Una situación en la que ha tenido muchísimo que ver la "contracción actual de la demanda" derivada de la crisis económica y el parón de la actividad.

De hecho, la demanda en estos momentos toca niveles de precrisis, a la espera de cómo evoluciona con el estancamiento que la economía experimenta en los últimos trimestres. Red Eléctrica de España (REE), operador y encargado de mantener el equilibrio, deja claro que el consumo inicialmente previsto para 2016 en la planificación energética en vigor no se recuperará, como mínimo, hasta 2020. Esa misma planificación, y de acuerdo con ese mismo pronóstico de gasto que se ha quedado desfasado, marcó la posibilidad de que Galicia llegara a los 6.500 MW en potencia eólica, la cuota que alcanzará con los parques del concurso y que la Xunta "aspira" a poner en marcha a partir de "finales de 2014" .

En su análisis sobre la propuesta de real decreto de Industria para la nueva retribución al negocio del viento, la CNE propone que en lugar de los 1.400 MW constantes por año que esboza el Ejecutivo, la nueva potencia no supere los 1.000 hasta dentro de cinco ejercicios. Que en 2016 y 2017 se puedan enganchar a la red 1.400 MW cada año. Y que finalmente el acelerón se imprima en 2018 con los 1.800 MW pendientes para cumplir con la meta de 11.200.

El regulador defiende la necesidad "de no incrementar el déficit y el coste para el consumidor". Los cambios en los plazos permitirían, según recoge el informe, un ahorro en primas de 6 y 17 millones de euros en 2013 y 2014, y otros 120 millones entre 2015 y 2020. El coste acumulado de toda la nueva potencia en el borrador ministerial asciende a 548 millones, mientras que con las cuotas que ofrece la CNE se rebajan a 431.

A falta de detalles como éstos, la visión general del organismo que preside Alberto Lafuente sobre la revisión de las primas a la eólica se conoció hace un par de semanas. Avala el recorte en el sistema de retribución, con solo subvención a las primeras 1.500 horas de funcionamiento al año en los parques. La CNE sostiene que la rentabilidad de las instalaciones será "razonable". ¿Cuánto? En un escenario de dos euros por kilovatio a la hora durante 12 años, la rentabilidad alcanzaría, según el regulador, un 12% en recintos que tengan un apalancamiento del 75% y que esa financiación externa suponga un coste del 6,5% sobre los ingresos.

Lo que falta a ojos de la CNE es que la retribución sea "predecible". De ahí que se oponga a que la revisión con carácter retroactivo y que el nuevo cálculo que cada año se establezca para las primas afecte exclusivamente a los nuevos parques, con una oscilación que nunca supere, ni por arriba ni por abajo, un 15%.

La energía eólica aportó en la madrugada del domingo el 59,6% de toda la electricidad generada en España, con lo que batió su anterior récord de contribución eléctrica, alcanzado en noviembre de 2010 con un 54% del total, según datos de Red Eléctrica de España (REE).

El nuevo máximo de contribución se produjo alrededor de las 2.00 horas del domingo, en un momento en el que el conjunto de las instalaciones eléctricas generaban alrededor de 20.900 megavatios (MW). La eólica produjo durante toda la jornada de ayer 139 gigavatios hora (GWh) y se convirtió en la segunda principal fuente de generación, por detrás de la nuclear, que cerró el día con 160 GWh, y de las centrales de carbón, con 137 GWh.

En total, la generación neta del sistema se situó en 717 GWh, mientras que la producción acumulada desde comienzos de año fue de 225.440 GWh, un 2,5% menos que en el mismo periodo de 2010, según consta en el balance eléctrico diario de REE.