La Cámara de los Diputados italiana aprobó hoy el plan de ajuste presupuestario de más de 30.000 millones de euros impulsado por el Gobierno del primer ministro Mario Monti, para sanear las cuentas públicas del país y recuperar así la confianza de los mercados en su economía.

El texto salió adelante con 402 votos a favor, 75 en contra y 22 abstenciones y ahora pasará al Senado para su aprobación definitiva, que está prevista para antes de Navidad.

La votación final del plan de austeridad en la Cámara baja concluyó a las 21.45 hora local (20.45 GMT), después de que Monti compareciera en el pleno del hemiciclo a petición del partido federalista Liga Norte, exaliado en el anterior Gobierno de Silvio Berlusconi y una de las formaciones parlamentarias más críticas con el nuevo primer ministro, al que no apoyaron para su investidura.

Una intervención durante la que el jefe del Gobierno italiano agradeció el "sentido de responsabilidad" mostrado por las diferentes fuerzas parlamentarias ante este nuevo ajuste y dijo que, si el país sigue adelante en esta dirección, está convencido de que "Italia se salvará".

Monti defendió el plan de ajuste y su equidad y subrayó la necesidad de la intervención, ya que sin ella estaban en riesgo "los ahorros de los italianos y, sobre todo, el bienestar acumulado en generaciones".

Señaló que espera que sea el último "plan de sacrificios" que tenga que afrontar el país y ello dependerá de todos los italianos y de las reformas estructurales que sea posible llevar a cabo.

El texto, cuyo contenido ha variado sustancialmente desde que fue aprobado en Consejo de Ministros el 4 de diciembre, llegaba "blindado" a esta votación, puesto que a primeras horas de la tarde ya había superado la cuestión de confianza planteada por el Gobierno, la primera del mandato de Monti.

Las cuestiones de confianza son una estrategia utilizada por los ejecutivos italianos para acelerar las aprobaciones de las leyes, ya que permiten saltarse el debate de enmiendas.

En las declaraciones de voto que precedieron a la aprobación del texto, las formaciones con mayor representación parlamentaria, el Pueblo de la Libertad (PDL) de Berlusconi y el Partido Demócrata, pidieron a Monti que actúe por el bien de Italia y que no acceda a que las decisiones sobre el país sean tomadas por el presidente francés, Nicolás Sarkozy, y la canciller alemana, Angela Merkel.

El mayor ataque llegó desde las filas de la Liga, que reiteró su descontento con las medidas promovidas por el Gobierno, en especial con la reforma del sistema del plan de las pensiones, y opinó que el programa es "dañino para el país" y una "vergüenza".

Por otro lado, Angelino Alfano, secretario del PDL, anunció su voto a favor de la aprobación del plan de ajuste porque son un partido "serio", aunque advirtió de que han cambiado "las condiciones" que les llevaron a apoyar la formación del Gobierno Monti.

El plan de austeridad incluye tanto medidas de ahorro como recaudatorias, entre las que destacan una reforma del plan de pensiones con un retraso de la edad de jubilación y un aumento los años de cotización necesarios para acceder a ella, así como la introducción de nuevos gravámenes o la posibilidad de aumentar el IVA a partir de septiembre del 21 al 23 %.