En el debate que en las últimas semanas ronda el futuro del sistema financiero español y la posibilidad de un saneamiento del lastre del ladrillo con ayuda pública, la patronal bancaria avanza su disposición a respaldar un banco malo, pero para ayudar a entidades "inviables" a condición de que desaparezcan mediante la absorción por otras entidades más solventes, sean españolas o extranjeras. Según el secretario general de la Asociación Española de Banca (AEB), Pedro Pablo Villasante, un instrumento así supone una ayuda, algo a lo que no se opone la patronal en un momento en el que augura más concentraciones.

Villasante insiste en que esa ayuda tiene que estar condicionada, y más si es con dinero público, a que la entidad que se beneficie de ella se reestructure y pase a formar parte de un grupo más solvente que garantice su viabilidad. En cualquier caso, la patronal del sector defiende que un banco malo, que aislaría los activos más problemáticos de una entidad como los inmobiliarios, "no puede ser obligatorio" porque muchas instituciones son viables y, por lo tanto, capaces de competir por sus propios medios. De su explicación se entiende que podría haber tantos bancos malos como entidades inviables, por lo que se asemeja a la idea de un esquema de protección de activos como el que se ofreció en la subasta de la CAM y que tradicionalmente solo se proponía en el caso de entidades intervenidas.

De la creación de un banco malo habló también ayer el vicepresidente y consejero delegado de Caixabank. "Arroja sobre la mesa un problema ético importante en el que la inequidad podría producir resultados no deseados", advertía Juan María Nin en el acto de clausura del 25 aniversario del diario Expansión. Nin sostiene que ese tipo de medidas tiene que gestionarse "con cuidado" ante el peligro de que tanto las empresas como los mercados interpreten la medida como "un premio a los que lo han hecho mal". El número dos de la entidad catalana avisa también de que el sector tiene que afrontar el año que viene vencimientos por valor de 122.000 millones de euros, y 200.000 más de las administraciones.

Novagalicia Banco relevó ayer a José Luis Méndez, exdirector general de Caixa Galicia, como consejero del grupo constructor Sacyr Vallehermoso. El exdirectivo de la caja coruñesa renunció al cargo durante la polémica de las indemnizaciones millonarias a directivos de Novacaixagalicia y tras salir a la luz que había blindado su salida de los consejos con el derecho a la percepción de cinco años de dietas en caso de cese, beneficio al que también renunció.

El puesto de Méndez en el consejo de administración de la compañía que preside Manuel Manrique lo ocupará Luis Caramés Viéitez, catedrático de Economía Aplicada de la Universidade de Santiago.

De esta forma Sacyr concluyó el relevo de los tres puestos que las cajas de ahorros -ahora ya bancos- accionistas de Sacyr tienen en su máximo órgano de gestión. Las entidades -Novagalicia Banco, Bankia, Banca Marenostrum y Unicaja- suman una participación global del 12,3% en la constructora.

A partir de ahora, y tras los cambios realizados en los últimos meses, los tres consejeros representantes de estas entidades en Sacyr son Manuel Azuaga (Unicaja) y María Victoria Vázquez y Luis Caramés, ambos por Novagalicia. Estos relevos se enmarcan en la revisión que el banco ha realizado en todos los puestos que tiene en consejos de participadas tras su constitución.