Las consecuencias de la crisis económica trascienden ya al núcleo familiar más cercano. A los comedores sociales comienzan a acudir no solo padres en paro con sus hijos, sino que el desempleo empieza a arrastrar a los abuelos. Las visitas a estas organizaciones de gente que no responde al prototipo de persona en riesgo de exclusión son cada vez más habituales.

La ayuda la solicitan familias enteras, desde nietos a abuelos, que comparten mesa en las cocinas económicas para poder llegar a fin de mes, aseguran fuentes de los bancos de alimentos gallegos.

Y es que en una buena parte de estos hogares ni siquiera el hecho de contar con el privilegio de que entre una pensión en casa, la de los mayores, evita las penurias. Porque, como añaden, estos abuelos en muchos casos fueron "avalistas" de las compras de vivienda realizadas por sus hijos y las familias utilizan estos ingresos para evitar los desahucios. "Son licenciados, médicos, abogados, hay de todo. Se empeñaron al comprar un piso y ahora tiene que acudir a los comedores sociales, con los niños y con los abuelos", indican.

En Galicia se han producido ya 1.400 desahucios en los primeros nueve meses del año, según los últimos datos del Consejo del Poder Judicial hasta el 30 de septiembre. Es la única comunidad en la que esta magnitud ha crecido durante el último año.

Contar con un salario, aunque sea una pensión -Galicia tiene las más bajas del Estado-, es clave para substituir. En la comunidad un tercio de los hogares depende de un subsidio para llegar a fin de mes. Además, durante los dos últimos años se ha disparado la cantidad de familias que se sostienen apenas con una única fuente de ingresos. Si en 2009 el número de hogares en esta situación era de 192.000, el año pasado se elevó a 202.400 y el 30 de septiembre pasado volvió a dispararse hasta las 209.300.

En un año, los hogares con un solo miembro de la unidad familiar con ingresos regulares, lejos de reducirse, aumentaron un 3,4%. Las perspectivas económicas no resultan halagüeñas, con el nuevo ministro de Economía anunciando una recesión estatal y el propio presidente de la Xunta reconociendo que hasta finales de este año no se creará empleo.

No son, sin embargo, los peor parados de la situación económica. Los que más problemas tienen son quienes han perdido su trabajo, agotado el paro y subsisten gracias a la ayuda familiar. La cifra de hogares gallegos que no tiene ningún ingreso económico a final de mes se eleva ya a 23.900, un 27% más que el año pasado.

Entre 2009 y 2010 el número de familias con estos problemas económicos se había estabilizado con 19.000 y 18.800, respectivamente, según los datos del tercer trimestre de esos ejercicios del Instituto Galego de Estatística (IGE). Se trata de los más vulnerables ante los efectos de la crisis, que tienen como tabla de salvación alguna ayuda puntual de la administración y de centros de solidaridad como los bancos de alimentos o las cocinas económicas para comer y llegar a fin de mes.

Los ahorros y, sobre todo, las familias constituyen el apoyo fundamental de estos casi 24.000 hogares gallegos sin ingresos.

En esta situación, la solicitud de ayudas sociales a la Xunta sigue creciendo y las colas en los comedores sociales bien municipales bien de asociaciones sin ánimo de lucro se multiplican.