Novagalicia busca alternativas para reducir su plantilla después de comprobar el escaso interés de sus trabajadores en el expediente de regulación de empleo (ERE) voluntario para 350 trabajadores que arrancó en octubre y concluye a finales de este año. Pero de momento ha decidido aligerar su plantilla eventual.

La mayor parte de los 260 trabajadores que la entidad contrató en los últimos meses como refuerzo han abandonado ya el banco o lo harán en los próximos días, puesto que la dirección ha comunicado a los empleados a los que ya se les acabó el contrato que no habrá más renovaciones.

Los trabajadores eventuales fueron contratados por Novagalicia "porque existe carga de trabajo en las oficinas, que están mal dotadas desde hace años", según el responsable de la sección sindical de Comisiones Obreras en Novagalicia, Luis Mariño, y para dar respuesta entre otras a las necesidades surgidas en las oficinas -sobre todo en las originarias de Caixanova- con la implantación del sistema informático de Caixa Galicia. Desde el verano, los contratos se han reducido progresivamente y los que se mantenían se renovaron hasta ahora mes a mes. "Ahora deben quedar unos 38 o 40 trabajadores", explicó ayer el responsable de CIG-Banca, Clodomiro Montero, quien dio por hecho que éste será el paso previo a que Novagalicia plantee un ERE forzoso o alguna otra medida para recortar al menos los 310 empleos que ahora mismo le sobrarían.

"Los despidos colectivos están sobre la mesa, pero con los trabajadores temporales que hay no tienen argumentos para decirnos que necesitan reducir la plantilla", expone Montero. Luis Mariño, que cifra los empleados temporales en unos 180, sospecha lo mismo, y aunque reconoce que oficialmente no existe ninguna propuesta sobre cómo realizar el recorte o a qué parte de la plantilla afectará, sostiene que los comentarios que los responsables del banco han hecho a los representantes sindicales invitan a pensar que habrá un ajuste forzoso más pronto que tarde, lo que ha generado intranquilidad en la plantilla. Novagalicia tramitaba las últimas bajas del primer ERE derivado de la fusión, para 1.230 trabajadores, cuando planteó a los sindicatos ampliar la medida a otros 350 empleados y dar de plazo hasta el 31 de diciembre de 2012. Hasta ahora sólo se han apuntado 40 personas, una cifra que no satisface al banco. La entidad, que oficialmente no plantea nuevas medidas con el actual ERE en marcha, reconoce que buscará alguna solución para reducir su personal o incentivar las adhesiones a la regulación laboral en marcha.

El portavoz de Comisiones Obreras recuerda que el banco tendrá difícil reducir su personal sin el acuerdo de los sindicatos, que se oponen a un nuevo recorte de personal. "Existe un acuerdo legalmente vigente y visado por la autoridad laboral y el reglamento de los ERE pone muchas pegas al desarrollo de nuevas despidos sin acuerdo laboral", explica Luis Mariño. El nuevo ERE sólo podría justificarse si se dirige a otro sector de la plantilla.

La CIG por su parte está dispuesta a plantear como alternativa un plan de prejubilaciones de empleados de 55 y 56 años de edad, una vía que sostienen que no supone un "sobrecoste muy alto". Clodomiro Montero no olvida sin embargo que el accionista absolutamente mayoritario de Novagalicia es el Estado, que desde ayer -con la escrituración de las acciones que compraron los empresarios gallegos- ostenta poco más de un 90% del capital de la entidad. "El mismo organismo que persigue la concentración del sector para crear grandes bancos tiene el poder para poder recortar la plantilla, curiosamente en los servicios centrales, en A Coruña y Vigo. Hay un interés por vender determinadas entidades a otros grupos y en reducir los costes laborales, para que el ajuste derivado de la compra esté hecho", advierte.

Banesto ganó el año pasado 125,14 millones de euros, el 73% menos, un descenso que el banco atribuyó a la consignación de una dotación "especial y voluntaria" de provisiones de 400 millones de euros "ante la evolución del mercado inmobiliario".

El presidente de Banesto, Antonio Basagoiti, explicó que la decisión de provisionar es "muy reciente" pero no obedece a ninguna indicación del nuevo Gobierno, sino a la prudencia.

Basagoiti defendió la necesidad de completar "cuanto antes" la reestructuración del sector financiero español para que empiece a fluir el crédito y la economía se recupere. Aún "somos muchos", dijo. Banesto registró una morosidad del 25,5% en el sector inmobiliario, 8,59 puntos básicos más que hace un año y 3,17 puntos respecto a septiembre.