El presidente de la patronal CEOE, Joan Rosell, admitió ayer que la reforma laboral no creará empleo de la noche a la mañana y que sus resultados se comenzarán a ver a "medio plazo". "No soy futurólogo, pero como mínimo no hasta después del verano", reconoció el dirigente empresarial.

"Ni esta reforma ni ninguna otra va a crear empleo a corto plazo porque la situación de la economía española es muy compleja, le falta financiación como para poder crear empleo mañana. Tenemos un enfermo que está muy grave, al que se le tienen que hacer varias operaciones, una de ellas es la reforma laboral, otra es solucionar el tema de la financiación, y otra es modificar muchísimas de las leyes españolas", explicó Rosell.

El líder de la CEOE señaló que la reforma por sí sola no crea empleo y que para hacerlo se necesita "financiación y confianza". "Hay que darle un tiempo mínimo (a la reforma) para ver qué pasa", subrayó.

Rosell consideró que los sindicatos han reaccionado con tranquilidad a la reforma, sabe que "lo más probable" es que tenga una gran contestación en la calle y negó las acusaciones de CCOO y de UGT de que la ley esté escrita "con la pluma" de la patronal. "Yo llevo bolígrafo, nadie me ha dado ningún papel. Nosotros sólo hemos explicado lo que había que hacer, con el ejemplo de lo que hay en otros países", afirmó. En este sentido, Rosell añadió que no se ha hecho nada distinto a lo que hay en otros países de Europa y puso como ejemplo a Alemania, donde el despido improcedente es de 15 días por año trabajado, con un máximo de 12 mensualidades.

El dirigente de la patronal española negó las palabras de la vicesecretaria general del PSOE, Elena Valenciano, quien afirmó que ni la legislación franquista se atrevió a hacer una reforma como ésta. Rosell subrayó que Alemania lo hizo en 2003, Portugal hace quince días, Italia lo hará en dos semanas y Francia terminará por hacerlo gane quien gane las elecciones presidenciales.

También rechazó que haya un número importante de grandes empresas que cumplan con el requisito de tener tres trimestres consecutivos de disminución de ventas o ingresos para poder despedir con 20 días por año trabajado y un año de salario. "Consecutivos no. El porcentaje de empresas que se van a poder acoger a este tema será mínimo", declaró Rosell, quien insistió en que los empresarios no quieren despedir, sino contratar, y que en el futuro "el despido objetivo será lo normal, y el improcedente, lo anormal".

Rosell admitió que "se ha despreciado" el acuerdo de salarios y negociación colectiva que alcanzaron sindicatos y empresarios para el periodo 2012-2014, y que definió como un pacto "modélico y muy importante". Y añadió que los aspectos que ha incluido el Gobierno en la reforma laboral en materia de flexibilidad interna "seguramente se tendrá que arreglar" entre empresarios y sindicatos porque al final "va por la vía de los convenios, no por la de las leyes. No se puede planificar todo desde arriba del todo". El responsable de Relaciones Laborales de la CEOE, José de la Cavada, aseguró, por su parte, que eliminar la autorización de la Administración para la tramitación de expedientes de regulación de empleo (ERE) "no es una barra libre para el despido", no significa que las plantillas "vayan a salir por la puerta", ya que los empresarios no tomarán decisiones unilaterales porque "se seguirán negociando".

De la Cavada aseveró que "desde CEOE no estamos por la destrucción de empleo. Nuestro objetivo no es pensar en expedientes de regulación, sino en mantener el acuerdo que tenemos. Nos jugamos mucho porque el pensar exclusivamente en la rescisión de contratos no es nuestro objetivo".

Los sindicatos CCOO y UGT, por su parte, prosiguen su ronda de reuniones con los grupos parlamentarios para tratar de convencerles de que durante la tramitación del decreto ley de la reforma laboral les apoyen y desaparezca del texto la parte que invade las cuestiones pactadas con la patronal. Ayer el encuentro fue con el portavoz de CiU, Josep Antoni Duran i Lleida, quien se comprometió a estudiar algunos puntos de la reforma laboral que, según los sindicatos, son inconstitucionales, y también intentará introducir cambios en el real decreto sobre aspectos que, a su juicio, "invaden competencias" de los ejecutivos autonómicos, como en las políticas activas de empleo.

Ambas organizaciones sindicales celebraron ayer una multitudinaria asamblea de delegados en Madrid previa al inicio de la campaña de explicación en las empresas de una reforma laboral que, aseguran, consagra el despido libre. El líder de CCOO, Ignacio Fernández Toxo, admitió que en cualquier otra circunstancia ya estarían convocando la huelga, pero que antes hay que "llenarse de razones" para no ir a un "fallido" (intento) porque la lucha contra esta reforma será sostenida y prolongada.

La dirección de la planta coruñesa de Alcoa y los representantes de los trabajadores han logrado pequeños avances o principios de acuerdo para reducir la duración del expediente de regulación de empleo (ERE) temporal que la empresa negocia estos días con los sindicatos para reducir a la mitad la producción de las fábricas de A Coruña y Avilés durante un año.

La empresa había planteado que la regulación laboral afectase a los 210 trabajadores de la planta, que se rotarían en turnos de seis meses para repartirse el impacto del desempleo. Directivos y trabajadores se reunieron el lunes y el martes para organizar el trabajo en la factoría durante la duración del ERE y alcanzaron "puntos de acuerdo", según el delegado de la CIG, Julio Moskowich, para intentar reducir la duración efectiva del ERE de seis a cuatro meses por trabajador, al aprovechar la reducción de la producción en la fábrica para hacer cursos de formación. Estos avances sin embargo no serán definitivos hasta que plantilla y empresa firmen un acuerdo definitivo y global sobre la regulación laboral. Tras los primeros contactos con los comités de A Coruña y Madrid, la empresa cuenta con cerrar la negociación en Madrid, donde se abordarán las condiciones económicas del proceso.

La CIG insiste sin embargo en que más que las condiciones del ERE, lo que le preocupa en este momento es el futuro de la factoría, dado que la empresa sigue sin presentar un plan de viabilidad que garantice que la planta volverá a su actividad normal tras la suspensión de empleo. "Alcoa está invirtiendo en otros países y nos tememos que quiera descapitalizar en Europa y hacer caja para invertir en otros sitios", expone Moskowich, quien recuerda que la factoría dejó de elaborar hace dos años productos, como el alambrón, muy demandados en otras factorías gallegas y de Portugal a las que ahora Alcoa sirve desde otros países.