Tres comunidades de la cornisa Cantábrica -País Vasco, Cantabria y Asturias-, además de Canarias, han apostado por investigar y desarrollar diversas clases de sistemas para obtener energía del mar a través del viento, las olas y las mareas. Mientras, en Galicia no se ha hecho prácticamente nada en un sector que afecta directamente a toda la industria naval, necesitada en estos momentos de encontrar nuevos nichos de mercado diferentes al de la construcción de barcos.

Dentro de los tres tipos de energía, la que necesita de un mayor volumen de trabajo para la construcción de los artefactos es la offshore marina, los molinos eólicos que se instalan en el mar. Mientras que la producida por las mareas (undimotriz) y la que generan las olas (olamotriz), tienen un mayor componente tecnológico y de investigación y en el ámbito de construcción de los sistemas afecta más directamente a la industria auxiliar naval.

Un informe de la consultora gallega Dos Valor expone la situación y el desarrollo de la energía offshore marina en Europa. Así, al cierre del año pasado, el mercado offshore marítimo en Europa tenía 1.371 turbinas instaladas en 53 parques en aguas de diez países entre los que no se encuentra España. Esta potencia instalada representa por el momento el 0,4% del consumo energético anual de toda la UE, que tuvo en 2011 una producción de 14 Twh.

El líder indiscutible en el sector de la eólica marina es el Reino Unido que con 636 turbinas instaladas, en su gran mayoría en aguas de Escocia, produce 2.093,7 megavatios (Mw) de los 3.812,6 que se producen la UE. En segundo y tercer lugar se sitúan Dinamarca y Holanda, mientras que España no tiene ninguna torre eólica marina instalada a pesar de ser el mayor productor de energía eólica terrestre de Europa. Incluso los dos países atlánticos intervenidos, Portugal e Irlanda, tienen una torre eólica instalada cada uno de ellos. En el caso luso la fabricación de la torre y los sistemas de sustentación corrieron a cargo de Lisnave, Astaleiros Navais de Setúbal.

Pero lo más interesante es el futuro de la eólica marina. En la UE está autorizada la instalación de un total de 18.000 Mw, seis veces más de la potencia disponible hasta este momento.

El informe de la compañía Dos Valor alerta de que la industria naval gallega todavía no se ha posicionado en este nuevo mercado ni parece que tenga intención de hacerlo por el momento.

El naval de la comunidad está en una situación óptima para entrar en ese mercado y construir los buques y componentes que demanden las empresas de eólica marina. Sobre todo cuando la UE está muy interesada en desarrollarlo, ya que para ello la industria eólica europea -junto con la Comisión europea y los estados miembros- ha desarrollado un programa de investigación y desarrollo a 10 años con un presupuesto de 6.000 millones de euros -el 50% aportado por la industria- denominado Iniciativas Europeas del Viento que tiene como objetivos el mantener a Europa como líder de energía eólica tanto en tierra (onshore) como en mar (offshore); hacer de la energía eólica de tierra el recurso energético más competitivo para 2020, seguido de cerca por la energía eólica marina para 2030 y, por último, lograr que la energía eólica cubra el 20% de la demanda de electricidad en Europa para el año 2020, el 33% para el 2030 y el 50% en el 2050.

La consultora Dos Valor afirma que hay que seguir el ejemplo de Bremerhaven, una ciudad alemana en el Mar del Norte, donde el principal movimiento del puerto procede de los más de 1,3 millones de vehículos que se importan o exportan a través de sus instalaciones. Además, su economía está basada en el tráfico marítimo, la construcción naval y la pesca. En el año 2000, las autoridades y los empresarios aprovecharon sus potencialidades para diversificar su actividad aprovechando su know-how (conocimiento) sobre técnicas marítimas, su mano de obra experta en construcción naval y su experiencia en diseño y fabricación de maquinaria pesada. El plan de diversificación logró atraer a empresas del sector eólico, plantas de fabricación de los asentamientos de las torres y 500 millones de inversión que dieron lugar a la creación de miles de puestos de trabajo.

Maite Doviso, consultor senior del Área de Desarrollo de Proyectos de Dos Valor, está convencida de que el futuro del sector naval gallego pasa por el mercado offshore marino ya que, como en el caso de Bremerhaven, reúne las condiciones perfectas para construir los barcos y los asentamientos de las torres eólicas. Lleva más de siete años estudiando el desarrollo y capacidades de este sector y es determinante al asegurar que la demanda de empresas que se dediquen a esta actividad va a ser muy intensa en los próximos años.

-¿Es una salida al sector naval ante la caída de la cartera de pedidos de barcos?

-No tengo ninguna duda que va a ser así. Solo hace falta comprobar el crecimiento que este sector está tendiendo en Europa, EEUU, Canadá y China.

-¿Y por qué en España no se ha hecho nada?

-Hasta ahora la actividad se ha centrado en la eólica terrestre, donde somos un país líder, pero la eólica marina tiene otras ventajas como la fuerza y la constancia de los vientos. Estamos perdiendo el tren de esta energía que sí interesa mucho en Gran Bretaña, Holanda y Alemania, aunque la pionera fue Dinamarca. Como decimos en el informe hay dos países intervenidos, Portugal e Irlanda, que ya trabajan en este asunto. Es significativo porque ya no es una energía exclusiva de los países de Europa del norte, también lo creen otros países que ven la eólica marina como un complemento a su actividad industrial.

-¿Por qué Galicia se queda atrás?

-La verdad es que no se entiende. Tenemos muchos kilómetros de costa, excelentes condiciones eólicas, profesionales capacitados para llevar adelante cualquier proyecto, una mano de obra especializada y centros tecnológicos. Creo que se está desaprovechando una magnífica oportunidad.

-¿Al contrario que en el País Vasco, Cantabria y Asturias?

-Sí, allí se han dado cuenta de la importancia que tiene la eólica marina y se han beneficiado sus astilleros y la industria auxiliar. Lo único que han hecho es seguir la estela marcada por Escocia y Alemania. Así que la Xunta debería tomar en consideración a este sector, porque cuando no hay pedidos de barcos hay que buscar otras alternativas.

-¿Han planteado las conclusiones del estudio a los astilleros?

-Sí, en Navalia presentamos la ponencia Oportunidad de negocio para la industria gallega y hablamos en varias ocasiones con el sector y los astilleros. Priman lo urgente sobre lo importante.

-¿Cómo se puede superar esta situación?

-La Consellería de Industria conoce nuestros informes y está estudiando en estos momentos la creación de un organismo público-privado para poner en valor la eólica marina. Tenemos que subirnos al carro de la cadena de suministros para el sector con la fabricación de componentes, buques de transporte, buques especiales para la instalación y el mantenimiento de las torres, servicios logísticos, puertos...