El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, anunció este jueves que la entidad monetaria comprará deuda soberana de los países con problemas, como España e Italia, a condiciones suaves.

En la rueda de prensa tras la reunión en la que el consejo de gobierno mantuvo los tipos de interés en el 0,75 %, Draghi explicó los detalles del nuevo programa de compra de deuda soberana, que se llama Outright Monetary Transactions (OMT).

El BCE condiciona su intervención en el mercado secundario de deuda soberana a que el país con dificultades de financiación solicite ayuda al fondo de rescate temporal (FEEF) o permanente (MEDE).

Pero el BCE no exige que el país del que compre bonos se acoja a un programa de ajuste macroeconómico completo, como el que tienen ahora Portugal e Irlanda, sino que también aceptará la llamada línea de crédito preventiva, que es menos severa ya que tiene condiciones y procedimiento más suaves, se denomina Enhaced Conditions Credit Line (ECCL) y contempla líneas de crédito entre el 2 % y el 10 % del producto interior bruto del país que la solicite.

Tanto el programa de rescate temporal como el permanente contemplan la posibilidad de comprar deuda en el mercado primario.

Esta línea de crédito preventiva debe ayudar a países cuyas condiciones económicas todavía son sanas para continuar refinanciándose a través del mercado, evita la estigmatización de ser un nuevo país que se acoge a un programa de ayuda, pero asegura unas condiciones estrictas apropiadas.

El BCE va a comprar bonos soberanos con un vencimiento de entre uno y tres años.

Draghi dijo que el BCE no se ha fijado un objetivo de rentabilidad máximo para la deuda de un país determinado y explicó que la entidad monetaria mirará indicadores de mercado como la volatilidad, los diferenciales y los seguros de impago de deuda para decidir cuándo intervenir.

Países que ya se han acogido a programas de rescate, como Grecia, Irlanda y Portugal, también podrán beneficiarse del nuevo programa cuando vuelvan al mercado financiero.

Draghi explicó que el nuevo programa de compra de deuda soberana es ilimitado en su volumen y se llevará a cabo hasta que se logre el objetivo de reducir las primas de riesgo para garantizar que funciona el mecanismo de transmisión de la política monetaria.

Actualmente, algunos países, como España e Italia, no se benefician de la última bajada de los tipos de interés en julio porque no ha llegado a la economía real.

El presidente del BCE también dijo que la entidad monetaria interrumpirá la compra de deuda de un país si no cumple las condiciones de reformas económicas, que establecerán los Gobiernos de la zona del euro.

Además, el BCE renuncia a su estatus de acreedor preferente en relación con los acreedores privados u otros inversores, algo que no ocurrió en el proceso de reestructuración de la deuda de Grecia.

El BCE "esterilizará" la operación, es decir retirará liquidez del sistema para evitar un incremento de la inflación, como ha hecho hasta ahora en los dos últimos años con los otros programas de compra de bonos.

La entidad monetaria europea mantendrá hasta su vencimiento los bonos soberanos que ha adquirido hasta ahora, cuyo valor asciende a 209.000 millones de euros, y también los retirará del mercado semanalmente.

Draghi explicó además que la entidad monetaria publicará semanalmente el volumen de compra de deuda soberana, como hasta ahora, y realizará un desglose por países mensualmente.

El presidente del BCE dijo que sólo hubo un voto en contra del nuevo programa de compra de deuda soberana, sin explicar de quién, pero es sabido que fue el presidente del Bundesbank alemán, Jens Weidmann.

El Bundesbank aseguró en un comunicado que Weidmann "enfatizó en las últimas discusiones su postura crítica sobre la compra de deuda pública por el Eurosistema manifestada en repetidas veces".

Además, Draghi anunció una nueva relajación de las condiciones de los activos de garantía que acepta para prestar liquidez.

Así, el BCE va a aceptar como garantía en sus operaciones de refinanciación deuda emitida o garantizada por países que están actualmente bajo un programa de rescate o que se acogerán a uno nuevo, pese a que no tengan la calificación de crédito mínima, que son Irlanda, Portugal, Chipre y España, y quizá también, Italia.

El BCE no acepta desde finales de julio como garantía la deuda emitida o garantizada por Grecia, y los bancos griegos acceden a la liquidez a través del banco central nacional de forma más cara.