El nuevo día D de Novagalicia será el martes. La cúpula directiva del banco que heredó el negocio financiero de la fusión de las cajas gallegas tiene ese día una cita en el Banco de España para conocer los resultados de la auditoría elaborada por la consultora Oliver Wyman y el capital que, según este análisis, necesita el banco . El Ministerio de Economía ya ha dejado claro que los resultados de los diagnósticos de cada banco no se darán a conocer antes del próximo viernes, día 28, pero ha fijado un calendario para comunicar los resultados de cada entidad a sus responsables. Fuentes del banco gallego sostienen que no revelarán ningún dato hasta que dentro de una semana se conozcan todos los de sus competidoras.

Novagalicia Banco solicitó en julio unos 6.000 millones de euros en fondos públicos, que pretendía completar con la aportación de otros 1.000 millones procedentes de fondos de inversión norteamericanos con los que su presidente, José María Castellano, negocia desde hace algo más de un año. Pero tras la reforma financiera aprobada por el Gobierno, todo apunta a que los fondos de inversión entrarán -según fuentes de la entidad- después de que la entidad sea recapitalizada, a través de la recompra de parte del paquete público, con lo que la suma que precisa la entidad puede llegar a los 7.000 millones o superarlos. La prensa nacional cifró las necesidades de Novagalicia en hasta 10.000 millones en estos últimos días, aunque El País los reducía ayer a 5.000.

La cita del martes es fundamental para aclarar el futuro de Novagalicia Banco. A la mesa se sentarán entre otros y según publicaba ayer Expansión, los responsables de Supervisión del Banco de España; técnicos de Oliver Wyman y el responsable de Riesgos del banco. La idea es que la reunión sirva para que la entidad pueda opinar y argumentar con sus propios informes sobre los resultados que haya obtenido la consultora a la que el Gobierno ha encargado una radiografía del sistema financiero español.

Novagalicia da por hecho que será sometida a un proceso de resolución, con la separación de los activos tóxicos y el mantenimiento de la actividad financiera, más rentable. El banco que preside José María Castellano prevé que los fondos de inversión dispuestos a desembolsar hasta 1.000 millones de euros abran la puerta a un proceso de privatización que concluiría con la salida a Bolsa de Novagalicia.

Esta vía, que la entidad ha detallado en el plan de reestructuración que envió al Banco de España a finales de julio, tendrá que ser sometida al criterio de la troika (BCE, Comisión Europea y FMI), que puede imponer modificaciones antes de inyectar capital público, con cargo a los 100.000 millones de rescate financiero que el Eurogrupo aprobó para España en julio.

Los contactos entre las entidades financieras, las autoridades españolas y la troika se han intensificado en las últimas semanas para perfilar los planes de reestructuración y ganar tiempo en el proceso. La cúpula de Novagalicia ya ha introducido algunas modificaciones en el documento, que el martes volverá a estar sobre la mesa.

El plan, por ejemplo, incluye que Novagalicia asuma dentro de su negocio a Banco Gallego, una de sus entidades participadas, que cerró el primer semestre con unas pérdidas de 8 millones. NCG Banco abrió una negociación con el portugués Banco Espírito Santo, interesado en crecer en España, pero el precio ofrecido por los lusos no satisface al equipo de Castellano, así que la última palabra sobre su destino la tendrá la troika, y es posible que el Banco de España dé el martes alguna pista.

Oliver Wyman ha realizado sus estimaciones a partir de la auditoría o due diligence que otra consultora, KPMG elaboró este verano sobre las cuentas y el negocio de Novagalicia. Además de esos datos, que incluyen una valoración de los activos inmobiliarios susceptibles de ser traspasados al llamado banco malo, Oliver Wyman tiene sus propios cálculos y ha sometido a Novagalicia -igual que al resto de las entidades financieras- a una prueba de estrés para calcular los efectos que tendría en sus cuentas un empeoramiento de la economía.

Fuentes financieras aseguran que dada la información que baraja Oliver Wyman, la cifra que saldrá de las necesidades de capital puede ser muy superior a la que finalmente se inyecte en la banca. Para empezar, porque de las necesidades habrá que descontar el deterioro que se calcula por los activos tóxicos, que pasarán al banco malo, cuyo diseño está aún por concretar. Al lastre que retirará el ladrillo hay que sumar los descuentos que accionistas y titulares de preferentes y subordinadas sufrirán antes de la recapitalización.

El presidente de Banco Popular, Ángel Ron, lamentó ayer que los resultados de la auditoría de Oliver Wyman a la banca española "van a añadir más confusión", porque exigirá ahora a las entidades unos fondos adicionales para hacer frente a un escenario del que solo hay un 1% de posibilidades que se dé en el futuro. "Habrá una debilitación transitoria de algunas entidades por un escenario altamente improbable", y ello va a contribuir a la restricción de crédito y a que sean necesarias más integraciones y otras tengan más dificultades de realizarse, dijo el directivo. Ron descartó que el Popular tenga que acudir "a cualquier ayuda pública", tanto en solitario como si entra en una operación corporativa. La entidad que acaba de absorber al Banco Pastor, admitió en las últimas semanas que negocia hacerse con Banco Mare Nostrum, resultado de la fusión liderada por Caja Murcia.

El futuro del Popular no pasa "necesariamente" por operaciones corporativas, porque la entidad cuenta con un potente modelo de negocio, aunque según reconoció su presidente, aprovechará las oportunidades que surjan en el proceso.

En una conferencia en Esade, Ron consideró que en el inicio de las fusiones no se apostó por la unión de las entidades fuertes y ahora "prácticamente no queda ningún grupo de los que iniciaron las integraciones que haya sobrevivido sin ayudas públicas", porque apelaron a criterios territoriales en vez de financieros.