NGB Banco sabrá hoy las necesidades de capital que fija Oliver Wyman, cuyos test de estrés a los bancos españoles están suscitando polémica en las vísperas de conocer el resultado, tanto que la Comisión Europa ha tenido que salir a respaldar las pruebas para aplacar los ánimos.

Una de las controversias gira entorno a los créditos fiscales, pues parece que Oliver Wyman no los computa como ahorro, y si los tiene en cuenta, tampoco se sabe cómo los valora, y en función del modo el resultado final puede ser muy diferente. El diario El País reveló que las necesidades de capital de Bankia podrían elevarse a 26.000 millones porque precisamente la auditora no tienen en cuenta más de 8.500 millones de euros de créditos fiscales.

Fue entonces con estalló la tormenta. Los créditos fiscales o activos fiscales diferidos son una práctica habitual en la banca, que consiste en consignar en sus balances como un activo real el ahorro en impuestos que permite la legislación por cerrar en pérdidas, aunque realmente ese ahorro no se produce de forma efectiva hasta que la entidad vuelve a tener beneficios netos. Son ahorros en impuestos futuros.

Si finalmente, Oliver Wyman no tiene en cuenta los créditos fiscales, la cifra final que pondrá encima de la mesa para Novagalicia Banco será mayor que la prevista por el equipo de José María Castellano, que baraja una horquilla de entre cinco mil y siete mil millones de euros. ¿Por qué? Porque el balance de NCG Banco cuenta con activos fiscales diferidos por importe de 2.105 millones de euros. En consecuencia, la factura final podría ascender a una horquilla entre siete mil y nueve mil millones, como apuntan los estudios de algunas auditoras.

¿Y qué son los créditos fiscales? Los bancos deben pagar cada año en impuestos un 30% de beneficios, pero en el momento en que tienen pérdidas -los bancos y cualquier sociedad- tienen derecho a reflejar en sus balances esos activos fiscales diferidos porque en el momento en que vuelvan a lograr beneficios pueden descontar un 30% de lo que deben pagar en impuestos en cada uno de los ejercicios con ganancias hasta completar todo el crédito fiscal. El plazo máximo legal para realizar estos descuentos es de 18 años. Ese dinero no obstante no se materializa hasta que se registren beneficios otra vez y haya que volver a cumplir con Hacienda.

Una práctica contable habitual

Las entidades incorporan a sus balances ese ahorro en impuestos futuros. Es una práctica contable habitual en las entidades financieras, y tampoco es nueva. Reflejan en sus cuentas como activos reales el ahorro fiscal que la ley le da derecho por haber entrado en pérdidas y que tienen un plazo de 18 años para compensarlo.

Oliver Wyman parece que ha decidido no tener en cuenta ese ahorro. Quizás haya tenido en cuenta salvedades como la de Deloitte, la firma que audita las cuentas de NCG banco, y que al examinar las cifras de la entidad correspondientes a 2011 hizo una limitación de alcance sobre las mismas en lo referido a los activos fiscales diferidos, dado que dada la situación económica y las pérdidas de la entidad, no podía garantizar con su informe que el banco tendrá beneficios o cuándo los logrará para compensar esos créditos fiscales. Es difícil saber "si en los ejercicios se generarán bases imponibles positivas que permitan la recuperación de los activos fiscales diferidos", dice su dictamen.

Deloitte hizo esa misma salvedad en las cuentas de Bankia, que tiene activos fiscales diferidos por más de 8.500 millones de euros.