En apenas cuatro semanas, "un plazo muy ajustado", 10 socios y hasta 40 profesionales de KPMG trabajaron en el "diagnóstico acelerado de viabilidad" para la fusión de las cajas gallegas por encargo de la Xunta. "En ningún caso fue una auditoría", subrayaron dos de los representantes de la firma desde el arranque mismo de su comparecencia ayer en la comisión del Parlamento que investiga la desaparición del sector financiero de la comunidad. Con lo que la oposición tuvo en bandeja los reproches para el Ejecutivo liderado por Alberto Núñez Feijóo y especialmente para Marta Fernández Currás, su anterior conselleira de Facenda y otra de las grandes ausentes en las declaraciones, que presentaron el informe en enero de 2010 como una auditoría a veces, una due diligence otras, el aval definitivo a la operación siempre, pese a que, como la compañía también reconocía ayer, no incluye una recomendación al enlace, ni la verificación de la información aportada.

Así que KPMG se esforzó en defender su metodología "seria y rigurosa", avalada por el Banco de España, pero coja porque la segunda fase prevista, tres meses para una "evaluación en profundidad", no se les encargó. "No entra a decir cuál de las dos cajas estaba mejor o peor", añade. Algo que "dependía" de la ratio con la que se mirara, según la empresa, aunque aconsejaron que Caixanova fuese la entidad adquiriente por el "impacto contable" de la operación. "Una de las entidades tenía una exposición inmobiliaria de 10.000 millones; la otra, de 7.200, cinco veces sus fondos propios", añadieron.

La petición concreta que la Xunta les hizo llegar se basaba en el cumplimiento de los requisitos para pedir ayudas públicas. De ahí el calificativo de informe "hecho a medida", y que contara con el condicionante de que la entidad emitiese 351 millones en preferentes en 2015 para cumplir con la devolución del dinero a tiempo, en 2015.

Los expertos de KPMG negaron haber recibido indicación alguna de la Xunta sobre el resultado de la auditoría. "La Xunta dijo que el aval técnico era el suyo", recordó Carme Adán, del BNG. "Se juegan la credibilidad de su empresa", incidió Juan Carlos González Santín, del PSdeG. "¿Estuvieron minusvalorados los riesgos inmobiliarios de Caixa Galicia?", cuestiona Yolanda Díaz, de AGE. Los 3.800 de posibles perdidas en la fusión "anticipaban que había un problema de magnitud", apunta KPMG.

Como se sabía, el contrato "por la experiencia" con la auditora ascendió a un millón de euros, con gastos "mayores a los previstos dada la urgencia y la "complejidad". Tanto Gibert como Carlos Trevijano apuntaron a la recesión y las reformas de solvencia como las respuestas de por qué la entidad que nació avalada por varios informes antes y después de la fusión acabó convertida en un banco nacionalizado y con nuevas ayudas públicas.

Ni PricewaterhouseCooopers (PwC), encargada de auditar las cuentas de Caixa Galicia, ni Deloitte, de Caixanova y durante un mes para Novacaixagalicia, profundizaron en el estado de las entidades. Ambas coincidieron en que los consejos conocían sus análisis de la expansión y la mora, pero sin concretar si hubo advertencias. PwC avisó indirectamente sobre la "elevada morosidad" en sus informes de "operaciones posibles con muchas entidades" para Caixa Galicia. Las dos conocían los contratos de alta dirección, para revisarlos contablemente, al igual que con las preferentes "sin la función de emitir juicios de valor".