Por escrito, y ante un cuestionario con diez interrogantes generales elaboradas desde el PP gallego por la negativa de la oposición a aportar las suyas en protesta al freno de su intervención en persona, como ofrecía, el próximo septiembre, la de Miguel Ángel Fernández Ordóñez apuntaba a una comparecencia descafeinada en la comisión de cajas. Pero en 40 páginas de la contestación remitida al Parlamento el exgobernador del Banco de España es contundente. El dedo de Mafo apunta directamente a la Xunta y a Alberto Núñez Feijóo como responsable por su "insistencia y bloqueo" a cualquier otro proyecto, pese a las "reiteradas ocasiones" en las que le avisó que el matrimonio no cuajaba.

Tres inspecciones a Caixanova y cuatro a Caixa Galicia, a la que se le pide control ya en 2007. Como publicó este diario, el Banco de España detectó en las cuentas de septiembre de 2006 de Caixa Galicia los primeros problemas y en 2007 "se recomendó a la entidad que, siguiendo una prudente política crediticia, moderara el crecimiento del riesgo en tanto no implantara mejoras de políticas y control interno". Las revisiones a fondo a Caixanova fueron tres.

Todos lo sabían. "Los responsables de ambas entidades tuvieron puntual conocimiento del desarrollo de los trabajos supervisores", aclara el anterior gobernador, a modo de respuesta al ex director general de Caixa Galicia, José Luis Méndez, que se atrevió a negar durante su intervención en O Hórreo que tuviera "constancia" del veredicto de "inviabilidad" del Banco de España a su caja. "Lo mismo puede decirse de las autoridades autonómicas -continúa-, a las que se dio traslado de los escritos remitidos por el Banco de España".

Caixa Galicia: expansión "explosiva" y continuos nuevos riesgos, incluida la gestión. Caixa Galicia: expansión "explosiva" y continuos nuevos riesgos, incluida la gestión. Entre 2005 y la primavera de 2007, Caixa Galicia protagonizó, en palabras de Ordóñez, "una expansión explosiva de la red" y "corporación industrial". Ahí llegó el primer requerimiento. Que "parara" el crecimiento "muy por encima de lo que tenía previsto en su plan de negocio". El coeficiente de solvencia era "inferior en todos sus ratios" a la media de las cajas, con "importantes crecimientos de su inversión crediticia a través de una expansión excesiva y alta exposición en riesgo inmobiliario" -la morosidad en 2006 no era alta por "la elevada" cobertura y las condiciones de la economía en aquel momento-, y una "especial sensibilidad" en el "incremento del riesgo" en grandes inmobiliarias. A todo se unía la "elevada posición tomadora" en el mercado mayorista. La enfermedad se fue agravando: incremento de la morosidad; reducción de las coberturas de riesgos dañados; rentabilidad con tendencia descendente, consecuencia del incremento de los activos menos productivos (menos rendimientos y mayores saneamientos); y aumento de la fragilidad de su estructura financiera. La recriminación a Méndez es clave: "dudas sobre la capacidad gerencial del equipo gestor, consecuencia de la voluble estrategia de negocio seguida" y las "deficiencias de control interno". "Si bien es cierto que este último aspecto -subraya- se estaba tratando de corregir en el momento de la integración con Caixanova".

Caixanova: la preocupación del Banco de España se acentúa en 2008. Caixanova: "Eran conocidos también" sus desequilibrios , aunque "no se habían producido de forma tan súbita". La "preocupación" del Banco de España con Caixanova se "acentuó" en diciembre de 2008 sobre "cómo se desenvolvería esa entidad en un escenario macroeconómico desfavorable". Ordóñez apunta una solvencia "excesivamente apoyada" en preferentes y deuda subordinada, con un core capital del 4,8%; su "importante exposición" inmobiliaria, "si bien mantenía tasas de morosidad por debajo del sector y elevadas coberturas"; y a los resultados de los últimos años, "porque descansaban en operaciones no recurrentes", como la renta variable o venta de cartera industrial.

Deficiencias "muy parecidas", pero con un impacto distinto. El mal inmobiliario y la estructura financiera "comprometida" era común para las dos -su respuesta globaliza el problema en 30 cajas- y "hacía difícil" su "subsistencia en solitario". "Las diferencias esenciales eran -concreta- que en Caixa Galicia la organización, administración y gestión eran más deficientes y que realizó una expansión en red y en operaciones inmobiliarias, demasiado grande, con muchos problemas de control, en los momentos más recalentados del ciclo, a partir de 2005, y fundamentalmente fuera de su mercado tradicional".

E"La necesidad de una integración de Caixa Galicia era perentoria". La urgencia de Caixa Galicia para lograr una integración era notable. "En el caso de Caixa Galicia, la necesidad era perentoria y, dada su mayor debilidad, debía reaccionar con rapidez y buscar una operación suficientemente potente", afirma Fernández Ordóñez en su respuesta al Parlamento. La "capacidad" de Caixanova era "superior" y "podía aspirar a una integración más igualitaria". "En ese sentido, en el otoño de 2009 había iniciado contactos con otras cajas de perfil parecido al suyo, manteniendo unas mayores aspiraciones en los procesos de integración", destaca.

E"Insistencia y bloqueo de la Xunta". Lo que impidió, explica el exgobernador, "cualquier opción no gallega en la solución de los problemas". "La cuestión no era liderar o no un proyecto -rechaza-, sino participar en proyectos lo más sólidos y sostenibles que fuera posible". Ordóñez mantiene que la posible fusión de Caixa Galicia con Caja Madrid y CAM, sin nombrarlas, no fue estudiada por el supervisor, sino "presentada" por "esas entidades" y tenía "conocimiento" de que "otra entidad grande con demostrada capacidad de gestión" estaba interesada en absorberla. La continuidad en solitario de Caixanova era "complicada" y su proyecto con otras cajas "de similar tamaño y elevada liquidez" parecía "atractivo".

Fusión como "un mal menor". Eso, o la "intervención y reestructuración", una expresión que ya utilizó en el Congreso y que Feijóo luego intentó darle la vuelta para su argumento de que las dos cajas estaban igual. Mafo concreta: "Mal menor para evitar una situación de bloqueo", en referencia al veto de la Xunta a otro movimiento, que acabaría en el "deterioro continuado de las cajas". "La Xunta lideró el proyecto de integración y las propias negociaciones", declara, con una llamada de atención a las "visiones diferentes" respecto al matrimonio que tenían las auditoras de las cajas y ninguna al "diagnóstico acelerado" de KPMG. La "rotunda negativa" del Gobierno gallego "frustó" todas las "actuaciones" para otras vías. "No se escatimaron esfuerzos en estudiar la fusión y sus posibles alternativas", dice el exgobernador.

El Banco de España "insistió permanentemente" en que las alianzas foráneas era un camino "más seguro y mucho menos arriesgado". Ante la irremediable situación, "optó por exigir condicionantes para que la fusión pudiera ser aprobada con un mínimo de razonabilidad en cuanto a su solidez".

E"Esfuerzo de saneamiento, pero insuficiente". Mafo tira por el suelo la idea de que la limpieza en la unión, a cargo de sus recursos propios, fuera el desencadenante del fracaso ante la entrada en vigor de los nuevos requisitos de capital. Primero, porque la normativa era para todas las entidades, sin "trato discriminatorio" para Novacaixa. Y, segundo, porque las dotaciones "no eran excesivas" y estaban "en el tercio inferior" de la media de las 23 mayores entidades.

Petición de que fueran "extremadamente escrupulosas" con la venta de preferentes. Lo que, según Ordóñez, se les reclamaba a las entidades en el documento para acreditar que el organismo computaba los híbridos como capital. Hasta ahí, afirma, llega su labor. La "supervisión" era de la CNMV, "sin perjuicio de las competencias" de las comunidades. "Por ejemplo -muestra-, en materia de autorización previa de publicidad realizada por cajas que tenga contenido financiero". Y lo lleva al terreno gallego: la orden del 31 de mayo de 2006 de la Consellería de Economía e Facenda.