En los anteriores ejercicios, el fondo de rescate bancario (FROB) arrojó la toalla en la recuperación tanto del primer préstamo de los 1.162 millones de euros a la fusión de las cajas gallegas, como los casi 2.400 millones de capital que derivaron en la nacionalización del banco heredero. Las cuentas de 2012 del organismo dan un paso más, con la consideración de deteriorada a buena parte de su participación tras la inyección de los 5.425 millones de euros a cargo de los fondos comunitarios.

¿Cuánto? Las pérdidas ascienden en ese tercer manguerazo público a 3.091 millones de euros, el equivalente al agujero que arrojó la tasación de expertos, precisamente en la antesala de la llegada del dinero de Bruselas. El FROB deja el valor neto de su presencia en Novagalicia en 2.334 millones de euros, lo que supone dar por perdido el 75% del total de ayudas acumuladas por el banco gallego.

El deterioro, como el FROB presenta las reclasificaciones contables de su paquete en las nacionalizadas, llega evidentemente al resto de entidades con respaldo. De 9.176 millones en Bankia, 6.674 millones en CatalunyaBanc, 5.498 millones en Banco de Valencia, y 525 millones y 241 millones de las preferentes con las que se canalizó la contribución a Ceiss y BMN, respectivamente.

Las pérdidas conjuntas suman 25.205 millones de euros. El origen del agujero en el patrimonio del FROB a final de 2012 de 21.800 millones y unas pérdidas superiores a los 26.000 millones de euros.

El organismo que dirige Antonio Carrascosa quiere compensar el desfase con 5.000 millones derivados de la conversión en fondos propios del préstamo de 39.468 millones recibido de la UE. El FROB destaca que cuenta con una "cómoda posición" para afrontar sus compromisos "a medio plazo". El "monto de tesorería" en junio rondaba los 12.130 millones.

Por las reclamaciones judiciales derivadas de las preferentes y subordinadas, los nuevos criterios para la cobertura de los créditos renegociados y la calidad de los activos recomendada por la Autoridad Bancaria Europea, el FROB no descarta que estos deterioros vayan a más. Lo que tiene aparentemente claro es que sus decisiones con las nacionalizadas están "sólidamente apoyadas e los preceptos legales" y valoraciones económicas. Por eso, ante las reclamaciones de antiguos accionistas de NCG o el Gallego, y a la espera de "información completa" para medir el impacto, el organismo "no advierte debilidades".