José María Ortiz Ibarz, decano de la Facultad de Ciencias Jurídicas, Empresariales y Sociales de la Universidad Francisco de Vitoria (Madrid), insiste de forma constante en su discurso en que España necesita recuperar la confianza para salir de la crisis y en que es necesario que el país saque conclusiones de lo ocurrido para no volver a caer en los errores del pasado. Este docente, experto en ética empresarial, tiene una larga experiencia como asesor de algunas de las principales empresas españolas.

-¿La falta de ética es la culpable de la crisis?

-Sin duda. Nos hemos escandalizado por grandes casos que han cambiado la tendencia de la economía y todo eso son faltas de ética y de honestidad. Un desgraciado en la otra punta del mundo puede hacer temblar tu hipoteca. La falta de honestidad de las personas es muy relevante.

-¿Y aprendimos la lección?

-Se pueden sacar dos conclusiones: una buena y otra mala. La buena es que hay que mejorar la honestidad y la ética. La mala es el cómo se está haciendo, porque lo único que se hizo es meter más mecanismos de control. Y con ello se produce desconfianza. Los últimos casos de espionaje, además, nos hacen preguntarnos: ¿Por qué me voy a fiar del Estado? Te planteas que todos los mecanismos de control para no poner en riesgo el Estado de Bienestar los va a adoptar un Gobierno que cuando le da la gana es un delincuente. Está muy mal que un ciudadano no pague impuestos, pero usted tiene gente en su partido que roba a manos llenas y no le pasa nada. Vemos que el tiempo tapa las cosas. Aquí el problema es que nadie vigila al Estado.

-Al principio de la crisis se coincidía en que los controles fallaron o que no eran adecuados.

-Se están poniendo muchos controles que hay que poner, pero esa no debe ser la única solución. Nuestra economía es esencialmente financiera. Puedes tener un buen negocio, pero sin un banco que te avale no haces nada. En el límite, la máxima justicia es absolutamente injusta. La estricta justicia es insufrible. Hay que recuperar la confianza con un plus de todos.

-Pero la confianza tarda mucho en recuperarse.

-A veces hasta generaciones. Tardas mucho en construirla y es muy fácil de destruir. Hay un índice de una consultora holandesa, Endelman, que asegura que el número de españoles que se fían los unos de otros no llega al 35%, pero el porcentaje de españoles que se fían de los políticos es del 8 o el 9%. En España, para cualquier inversión, te tienes que poner de acuerdo con el Ayuntamiento, la Diputación, el Gobierno regional, el nacional... Y el dinero pide seguridad. Para que haya inversión hay que estar seguro y tener la confianza de que no se cambiarán las reglas del juego a la mitad de la partida.

-El Gobierno está sacando pecho porque la inversión extranjera se está recuperando.

-Vamos a ver si ese dinero se queda. En España a finales de año vencieron cientos de millones en depósitos a plazo fijo de familias ahorradoras que en años pasados las escaldaban por las preferentes. Es peligroso que ese dinero vaya de nuevo a la renta variable porque estaríamos volviendo a las andadas. No podemos retornar a los errores del pasado. Hay un dato demoledor sobre la economía española. ¿Sabe cuáles fueron las dos únicas provincias que entre el año 2000 y 2008 no se endeudaron? Soria y Zamora. Dos regiones que no son precisamente los motores de la economía española. Son dos amarronas, formadas por gente que sabe lo que hay que saber, que no gasta más de lo que tiene. Ojo con la publicidad que se le está dando a la entrada de dinero extranjero y con que volvamos a cometer los errores de antes. Ojalá no tengamos que lamentar que esta crisis ha sido poco profunda y aprendamos. Es bueno que lo que ha pasado deje huella y aprendamos que con un sueldo de 1.200 euros no puedes tener una hipoteca de 900.

-¿La empresa española está bien gestionada?

-El español es creativo e innovador, tenemos sectores estupendos y no hemos perdido nuestras capacidades. Hemos sido muy buenos en banca, telecomunicaciones, agua, energía, moda... y tontos no nos hemos vuelto. Hay que recuperar esa autoconfianza. Uno de los grandes desconocidos en estas investigaciones es el profesor Esteban García Canal, que tiene un estudio sobre la reconversión de las capacidades de las empresas españolas. Tenemos muchas capacidades pero nos falta tener confianza. La crisis también ha traído cosas muy buenas, se han generado muchos emprendedores.

-¿Faltan líderes en España?

-Tenemos muy buenos líderes y empresarios pero nos sobran listillos, cortoplacistas y espabilados dispuestos a vender a su madre por el bonus de las preferentes. Y si hace falta que dure un poco más la crisis para que desaparezcan del mapa, mejor. En una empresa familiar hay otros valores por encima de los beneficios y de ahí se debe aprender. Mi padre tenía una fábrica de ladrillos en Huesca y, para él, más importante que ganar un poco de dinero con el que vivir era poder dar de comer a 20 familias en el pueblo.

-¿Y las empresas están comprometidas con el cambio?

-La gestión de las empresas españolas no es peor que la de las alemanas o las británicas. Tenemos peculiaridades, pero el miedo a desaparecer que hay entre el empresariado resulta atenazador. Y cuando tienes miedo te equivocas.

-Pero somos menos productivos que otros países europeos.

-Hay que plantearse qué estamos dispuestos a hacer. Un alemán no entiende que llame a una empresa en España a las dos de la tarde y que todos se hayan ido a comer. La cuestión es si queremos cambiar nuestros hábitos. En Europa la gente empieza a trabajar a las siete de la mañana y a las cinco de la tarde está en casa. Aquí no se quiere cambiar la vida social y eso es un lastre. No estamos tampoco dispuestos a cambiar la educación.

-¿Y eso?

-No tenemos una buena formación básica. Tenemos legislación muy contradictoria y que da poca seguridad. Pensábamos que esta crisis iba a cambiar el modelo de Estado, pero no va a ser así. Vamos a salir de la crisis sin que se haya ido ni un político. Tenemos los mismos diputados, parlamentarios... Nuestra productividad está mermada por cuatro o cinco factores que no queremos cambiar. Y el más grave es la educación, que no debería ser una cuestión política. Debería hacerse un pacto social, como en su día pasó con las pensiones. Tenemos un mal sistema educativo y no tenemos una buena formación profesional.

-Usted dice que una empresa es similar a un equipo de fútbol...

-En los dos hay complementariedad de roles. La pugna entre delanteros y defensas es similar a la que hay en la empresa entre los de marketing y los de producción. El de marketing vende motos a un precio que no hay quien lo produzca. En un equipo de fútbol es muy importante el vestuario. En las empresas eso también existe de forma similar y ayuda a motivar. En cualquier empresa hay gente que, aunque no sea jefe, le siguen porque tiene galones, como en los equipos de fútbol.

-¿Nos falta motivación para salir de la crisis?

-Le hemos visto los dientes al lobo y eso duele. Hemos estado a punto de la quiebra nacional y no ha habido muchos motivos para la alegría, pero sí es verdad que sin motivación no sales de la crisis. Hay dos dichos ingleses que me gustan mucho. En uno alguien le dice a otro que por fin ve la luz al final del túnel, a lo que el interlocutor responde: 'Ten cuidado que no sea el tren'. El otro, que se puede aplicar más ahora, es que 'si estás en un agujero, deja de escarbar'. Es lo más difícil, cambiar los comportamientos. Para conseguirlo hacen falta buenos resultados, tener autoconfianza y tiempo. Creo que sería bueno que la motivación que nos saque de esta crisis no sea la facilidad para conseguir dinero, como sí ocurrió antes.