Dimas Gimeno Álvarez (Madrid, 1975), el menor de los tres hijos de la hermana de Isidoro Álvarez, se perfila como el más probable sucesor en la presidencia de El Corte Inglés, lo que, de confirmarse, supondría la entronización de la cuarta generación de esta estirpe, natural de la localidad asturiana de Grado, varios de cuyos integrantes se formaron en América en la escuela de la emigración. Todos los pasos parecen encaminados hacia la designación de Gimeno como nuevo mandatario del grupo de grandes almacenes. El consejo de administración, del que forma parte desde 2010, se reúne a las cinco de la tarde de hoy para tomar una decisión.

La Fundación Ramón Areces, mayor accionista del grupo El Corte Inglés, del que controla en torno al 40% del capital, volverá a ser crucial, como lo fue en 1989, en la decisión sucesoria al frente del gigante de la distribución, que el domingo perdió al tercer presidente de su historia, Isidoro Álvarez.

La Fundación es fuente de poder en la organización. Su participación accionarial, en tanto que propiedad de una institución no mercantil, trata de preservar la independencia y el legado histórico del grupo, blindando a la organización empresarial del posible vaivén de otros paquetes accionariales. Con estos rasgos, el control de la fundación es determinante para dominar la mayoría accionarial de El Corte Inglés.

De los ocho miembros del patronato de la Fundación, sólo dos son miembros de la dinastía fundadora de los grandes almacenes y sus filiales: César Álvarez, hermano de Isidoro Álvarez, y su sobrino Dimas Gimeno Álvarez. El resto son miembros del equipo directivo de El Corte Inglés.

La presencia de miembros de la familia en el máximo órgano decisorio de la institución fundacional siempre ha sido muy restrictiva y por eso es muy revelador quiénes están y quiénes no para vislumbrar el eventual modelo sucesorio. En vida de Ramón Areces, y luego durante la presidencia de Isidoro Álvarez, sólo formaron parte del patronato Isidoro y César Álvarez. Era evidente entonces que la línea sucesoria, que había pasado de Rodríguez González a Areces Rodríguez, iba a inclinarse hacia los Álvarez, como así ocurrió, cuando falleciera Ramón Areces. Ni los hermanos de este último (caso de Celestino y Luis, que eran miembros del consejo de El Corte Inglés) ni varios primos que también eran consejeros de los grandes almacenes (David González y José Antonio García Miranda) figuraron en el patronato de la Fundación.

César Álvarez (Borondes, 1937) jamás perteneció a El Corte Inglés y nunca estuvo vinculado a la compañía. Toda su trayectoria la desarrolló en Induyco, uno de los grupos industriales impulsados por los dueños de El Corte Inglés y que hasta su reciente absorción por los grandes almacenes, siempre operó como una compañía ajena e independiente a efectos jurídicos y societarios aunque fuese el mayor proveedor textil de la organización.

Dimas Gimeno Álvarez pasó a formar parte del patronato de la Fundación en 2009. Fue la primera vez en que, después de que la Fundación Areces se pusiera en marcha en 1976, un miembro de la familia se incorporó a él. Isidoro Álvarez apuntó ya entonces con esta decisión una posible puesta en marcha del plan de transición. En ese momento, Gimeno llevaba nueve años desempeñando responsabilidades en los servicios centrales de la empresa y en la filial portuguesa, y acababa de regresar a Madrid el año precedente, 2008, cuando pasó a ocupar la Dirección de Ventas, uno de los cargos cruciales en el negocio. En 2010, apenas un año más tarde de ser patrono de la Fundación Ramón Areces, Gimeno se convirtió en consejero de El Corte Inglés.

El hecho fue extraordinario porque nadie de la familia había entrado en el consejo de administración en el último medio siglo salvo tres estrictas sucesiones por herencia de paquetes accionariales: fueron las incorporaciones de hijos de Luis Areces, David González y José Antonio García Miranda, primos entre sí, para sustituir a sus padres por fallecimiento o jubilación.

Por consiguiente, la incorporación de un nuevo miembro de la familia, Dimas Gimeno Álvarez, al máximo órgano ejecutivo de El Corte Inglés supuso un hecho de notable relevancia y ya entonces con una potencial lectura en clave sucesoria.

Esta hipótesis se reforzó aún más cuando del seguimiento de los registros mercantiles se pudo concluir que Gimeno no se había convertido en consejero por designación (bien de su tío, de El Corte Inglés o de la Fundación Areces), sino que lo hizo en calidad de representante de la sociedad mercantil Ingondel, SL. y, por consiguiente, como representante de un paquete accionarial.

Ingondel fue la sociedad que en 2003 constituyeron el entonces consejero David González, miembro de la estirpe, y sus hijos como tenedora de sus acciones en El Corte Inglés. A Ingondel se le atribuyó una participación en El Corte Inglés equivalente al 6% del capital.

Los González vendieron este paquete en 2009 por un importe de unos 328 millones de euros. Tras la venta, Dimas Gimeno asumió la representación de Ingondel, lo que sugiere que su posición en el consejo de administración está respaldada por las acciones de esta sociedad mercantil.

Si a este paquete se sumase en el mismo sentido de voto el de la Fundación Ramón Areces (40%) y el que tenía Isidoro Álvarez (25%), y que previsiblemente pasará a poder de sus casi seguras herederas (la esposa de Álvarez e hijas de ésta), la resultante será la investidura de nuevo presidente con una mayoría absoluta muy holgada en el capital, lo que preservaría y perpetuaría uno de los rasgos inalterados del grupo en sus 79 años de historia y que también fue común a su antiguo rival, Galerías Preciados, mientras esta sociedad estuvo en poder de otra de las ramas de la misma estirpe de campesinos asturianos.

Ese rasgo ha supuesto la continuidad desde los años 30 de presidencias fuertes, con liderazgos muy carismáticos y respaldados por amplios paquetes accionariales que otorgaron a los máximos dirigentes amplios poderes y capacidad de decisión.

Una de las hijas adoptivas de Isidoro Álvarez está vinculada a la empresa pero no ha seguido el proceso de promoción interna ni ha asumido en este tiempo puestos tan significativos y análogos a los de Dimas Gimeno, como la pertenencia al consejo de administración del grupo empresarial o al patronato de la Fundación.

La proclamación y ratificación de Gimeno por la junta general de accionistas de 2013 como director general de El Corte Inglés fue una señal inequívoca -o así se interpretó- de la voluntad sucesoria de Álvarez.

Y de nuevo cuando el 31 de agosto, en la junta de accionistas -la última a la que asistió Isidoro Álvarez-, el presidente de la compañía cedió parte del protagonismo a su sobrino Dimas. Álvarez hizo el discurso presidencial y el director general expuso el informe de gestión. La intervención de Gimeno fue relevante porque no sólo era su primera comparecencia ante el accionariado, sino que, por estar éste formado en su mayor parte por ejecutivos de la compañía en sus múltiples centros de trabajo repartidos por España, las juntas generales de El Corte Inglés son, a la vez, una suerte de convención de directivos. De este modo, la primera intervención de Gimeno lo invistió como una referencia orgánica.

Con la designación de Dimas Gimeno como director general, Álvarez restableció la estructura de dirección compartida -a modo de binomio de poder- entre un presidente y un director general. Esta fórmula existió durante los primeros 45 años de vida de la sociedad: durante los 31 años de presidencia de César Rodríguez y los posteriores 23 años de presidencia de Ramón Areces, pero no se mantuvo, salvo en la postrimerías más recientes, durante los 25 años de la etapa presidencial de Álvarez.

La incorporación del financiero Manuel Pizarro a la sociedad como adjunto al presidente el pasado julio dio pie a cábalas sobre su posible entronización como número dos de la organización, lo que fue desmentido, y aún más la hipótesis, barajada por algunos intérpretes, de que pudiera tratarse de un posible primer paso para su posterior preconización como supuesto sucesor de Álvarez.

Aunque en agosto se convirtió en consejero de la sociedad -y en el primer miembro del consejo en 79 años ajeno tanto a la familia como a la compañía-, la posición de Pizarro parece ajustarse a la versión que difundieron en los aledaños de la compañía: un asesor de la presidencia para acompañar en el acceso a los mercados mayoristas de financiación.

Pizarro, que fue bancario y directivo del mercado bursátil, no es ni ha sido comerciante, que es la razón de ser de los negocios de la gran distribución como lo es el imperio de El Corte Inglés y en los que, como se demostró en Galerías Preciados, la sustitución de comerciantes por banqueros a fines de los años 70 para dirigir aquellos también carismáticos grandes almacenes, no suele dar resultado. La opción de Pizarro parece menos probable en la medida en que acaba de llegar a la empresa y al negocio. Su ascenso a la cima de la cúpula sólo sería verosímil en un supuesto entendimiento entre la compañía y la banca acreedora, pero es presumible que sea la propia banca la que desee un comerciante al frente de la organización.

Otras opciones, como el acceso a la presidencia de algunos directivos, caso de Juan Hermoso y Jorge Pont, se barajó durante años como opción viable, pero la irrupción de Gimeno les ha restado posibilidades en el acceso al puesto de mando de la compañía de distribución.

El otro dato crucial será el destino del paquete accionarial de Isidoro Álvarez. En la compañía no hubo costumbre de herencias de las acciones, que casi siempre eran recompradas por la organización para evitar su diseminación. A ello contribuyó también que César Rodríguez y Ramón Areces no tuvieron hijos. Pero esto empezó a cambiar con el fallecimiento de Celestino Areces. A partir de entonces sus descendientes mantuvieron en su poder las acciones. Y lo mismo hicieron los hijos de Luis Areces y José Antonio García Miranda. Y los de David González hasta que se desprendieron de los títulos. Las próximas horas son claves para determinar quién pasa a ser el nuevo máximo mandatario de El Corte Inglés.