El envejecimiento de la población, las prejubilaciones aceleradas por la crisis y la creciente emigración de los jóvenes ante la falta de perspectivas de encontrar un empleo en la comunidad convertirán Galicia en un auténtico desierto laboral en poco más de diez años. La tasa de actividad de la comunidad, el porcentaje de gallegos en edad de trabajar con un empleo, caerá del 53,9% actual -revelado en la Encuesta de Población Activa del segundo trimestre- al 48,9% en 2026, cinco puntos en doce años, según las proyecciones de población que el Instituto Nacional de Estadística (INE) hace para el periodo 2011-2026.

Con esta caída, la gallega se convertirá en la segunda comunidad autónoma con la tasa de actividad más baja, sólo superada por Asturias, que cerrará el ranking español en doce años, con una tasa del 46,6%, según el instituto estadístico. La disminución de la población activa se producirá por la confluencia de dos factores; el acusado envejecimiento poblacional -que muchos economistas consideran ya el mayor problema económico de Galicia, pese a que no existe ningún plan serio para frenarlo- y la creciente emigración y pérdida de talento entre la juventud, mucha de ella recién graduada, incentivada por la crisis y la escasez de oportunidades.

Esta disminución de la tasa de actividad convertirá a Galicia en una comunidad insostenible y deficitaria, ya que el número de personas que trabajen será claramente insuficiente para cubrir el gasto en pensiones -ya lo es ahora-, de la sanidad, la educación y los servicios sociales en su conjunto.

Atraer personal

La solución, según los expertos, pasaría por convertir a Galicia en una comunidad atractiva y generadora de empleo que ejerciese de imán de jóvenes a trabajar y evitase que emigrasen los autóctonos. De momento, las estadísticas no apuntan en esa dirección. Al envejecer la población, aumentarán los prejubilados, personas en edad de trabajar pero que realmente no lo harán. La marcha de buena parte de los jóvenes más preparados e inquietos dejará en la comunidad a los menos formados y con posibilidades de lograr un empleo o de montar su propia empresa.

España envejece y las proyecciones del INE apuntan a que en todas las comunidades autónomas se va a reducir en los próximos años la tasa de actividad, con las consecuencias que eso conlleva para mantener el Estado del bienestar. Pero la situación de Galicia es alarmante porque no sólo es la segunda comunidad con la tasa de actividad más baja, sino que además se calcula (de un modo muy benévolo) que se perderán unas 43.200 personas en el tramo de población activa, es decir, de más de 16 años, con lo que pasarían de los actuales 2.369.100 activos a los 2.325.900 de 2026.

El INE elabora esta proyección a partir de sus propios cálculos de población que, sin embargo, parten de que este año tendría que haber seis mil activos menos de los que todavía constan en los registros, a falta de los datos que ofrezca la Encuesta de Población Activa del tercer trimestre, que se dará a conocer el jueves. Ya sólo entre junio de 2013 y el mismo mes de este año, la población activa gallega -de más de 16 años, incluida la jubilada- se redujo en 15.000 personas.

Este estudio toma como referencia para considerar población activa a aquella en edad legal de trabajar, sin excluir a los mayores de 65 años. Al restar a quienes ya cumplieron la edad legal de jubilación, Galicia suma 1.735.000 activos, que se reducirán considerablemente de aquí a 2016. El INE no hace un cálculo por comunidades de cómo envejecerá la población, pero da por hecho que en 2026, los españoles de más de 65 años sumarán el 25% del total, cuando ahora es un 19,5%. En Galicia este tramo de edad ya roza la cuarta parte del total, con un 23%.

El economista Florentino Felgueroso, investigador asociado a la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea), explica que en esta crisis "por primera vez" el empleo ha caído porque ha caído la actividad. "En las de los años 80 y 90 el paro siempre mejoró trimestres después de que aumentara el empleo. Pero esta vez no ocurrió así, y eso se debió a que la actividad se frenó de golpe", detalla.

Efecto desánimo

Felgueroso indica que antes de la recesión, año tras año, la población activa iba creciendo, y eso se mantuvo incluso durante la crisis, hasta el último año. "En un principio se produjo lo que se denomina efecto del trabajador añadido, que son personas que no tenían pensado entrar en el mercado laboral pero que se ven forzados a hacerlo, como las amas de casa y los estudiantes", añade. Sin embargo, recuerda que en el último año ya pesa más "el desanimado, el que no busca empleo porque ya no tiene esperanza de encontrarlo, lo que significa que ni está activo ni está parado, una situación difícil de abordar". La posibilidad de dar la vuelta a las previsiones del INE se presenta "complicada", según este economista. La población juvenil ha caído tanto en Galicia y en España que es muy difícil cambiar la tendencia, a menos que se consiguiera crear empleo y atraer jóvenes de otras comunidades y países.

"La pirámide de población va a reflejar su parte más gruesa en los mayores, con hombres en jubilación anticipada y mujeres de 50 y más años que serán las que continúen activas hasta que pasen de los 60, lo que también es otra novedad en el mercado laboral", dice. Las dificultades de Galicia no sólo para aumentar su población sino incluso para fijarla son una realidad desde hace décadas, sin que hasta el momento se haya dado con la fórmula que permita dar la vuelta a esta situación.