La subasta del servicio de interrumpibilidad -por el que las grandes empresas consumidoras de energía se comprometen a reducir su consumo cuando el sistema carece de la electricidad suficiente para abastecer toda la demanda a cambio de una retribución económica-, celebrada la semana pasada por Red Eléctrica de España (REE), deja la fábrica de Alcoa en A Coruña en una situación "difícil". La compañía estadounidense del aluminio optaba a seis de los nueve bloques de 90 megavatios (MW) que ofrecía el Gobierno de cara a 2015 para que los grandes consumidores de energía se beneficiasen de las compensaciones por interrumpibilidad, pero solo obtuvo tres. Concretamente, aspiraba a cuatro para la fábrica lucense de San Cibrao, a uno para la de A Coruña y a otro para la de Avilés (Asturias). Y los tres logrados son para la planta de Lugo, lo que deja a las otras dos en una situación difícil, con una importante pérdida de competitividad el próximo año.

La compañía estadounidense reconoció ayer que para que su actividad sea viable es "imprescindible" contar con precios competitivos, algo que será difícil al tener que hacer frente a una factura energética mucho más elevada. "Sabemos que lo que hemos obtenido [los tres bloques de 90 MW] es insuficiente y sitúa a las dos fábricas [las de A Coruña y Avilés] en una situación difícil", apuntaron fuentes de Alcoa, que rechazaron hablar de posibles cierres a la espera de analizar "el impacto" del nuevo escenario en sus cuentas. Hasta ahora la energía suponía el 35% de los costes de la compañía pero, sin las retribuciones por la interrumpibilidad, fuentes sindicales sostienen que su factura aumentará considerablemente "y dejará la empresa fuera del mercado a nivel mundial".

Posibilidades de cierre

Por ello, pese a que la empresa no habla de posibles cierres hasta tener claros los efectos de su nueva situación, los sindicatos reconocen que si no hay cambios (como una nueva subasta) la actividad no será rentable y las fábricas coruñesa y asturiana acabarán cerrando, lo que supondría un gran impacto en términos de empleo pues las dos factorías cuentan con más de 400 trabajadores cada una.

"La interrumpibilidad permitía tener precios competitivos y sin ellos la viabilidad del negocio está en duda", explicaron fuentes de Alcoa, que aclararon que, pese a que la situación más difícil corresponde a las plantas de A Coruña y Avilés, la de San Cibrao también tendrá menos ingresos y sus cuentas empeorarán al perder la interrumpibilidad.

La subasta celebrada la semana pasada por REE puso en el mercado nueve bloques de 90 MW interrumpibles y 238 paquetes de cinco MW. El objetivo de este nuevo sistema de asignación de la interrumpibilidad era abaratar su coste, por lo que se empleó el mismo modelo que se usa en las lonjas de pescado. "A partir del precio de salida [y mediante pujas presenciales], el importe va bajando en cada ronda a un precio previamente establecido. La prestación del servicio se asigna al último competidor que queda en la puja sin retirarse y, por tanto, está dispuesto a prestarlo al precio más bajo", explica la propia web de Red Eléctrica de España.

Esto hizo que, según datos publicados ayer por el diario Cinco Días, el precio de los bloques de 90 MW bajase de los 350.000 euros por MW y año fijados de salida a los 300.000 euros finales . En el caso de los paquetes de 5 MW se pasó de un precio inicial de 260.000 euros por MW a solo 100.000 euros.

De esta forma, con los MW captados para interrumpibilidad, el Gobierno gastaría el próximo año unos 350 millones de euros en este concepto, frente a los 550 del presente ejercicio. Sin embargo, según Cinco Días, la subasta dejó sin adjudicar al menos 600 megavatios, correspondientes a los bloques de cinco megavatios.