Las federaciones de transportes de mercancías de Galicia denuncian desde hace un año que grandes operadores españoles y extranjeros, a menudo sin vehículos propios, intentan hacerse con los contratos de transporte de grandes empresas, como ahora ocurre con Coca-Cola, pero antes estalló en Leche Celta, del grupo portugués Lactogal, y también con la multinacional germana SGL Carbón, con una factoría en el polígono de A Grela de A Coruña.

La práctica que denuncian los transportistas gallegos es que esos grandes operadores contratan a conductores rumanos, búlgaros y de otros países del Este de Europa, por un coste total de 700 euros entre salario y Seguridad Social. "Con dietas pueden llegar a los 1.000 o algo más pero a costa de recorrerse toda Europa", ilustra Fernando Teijeiro, de Fetram. Según afirma, estos grupos deslocalizan filiales a otros países de forma irregular y no cumplen la legislación en materia laboral que regula la actividad de los trabajadores europeos desplazados a otros países.

Negociaciones

El conflicto con Leche Celta, que estalló hace un mes, cuando el grupo contrató al operador Carreras, llevó a unos 60 conductores a plantarse frente a la factoría, en Meira (Lugo). Lactogal accedió a negociar con las federaciones y mantener los actuales contratos con los autónomos del transporte, al menos durante este año.

SGL Carbon contrató por su parte al operador francés Norbert Dentressangle Gerposa, que tiene la sede de su filial española en Valencia.