La operadora vasca de telecomunicaciones Euskaltel saldrá a Bolsa a finales del próximo junio como primer paso para buscar a continuación una fusión con la gallega R y la operadora asturiana Telecable, lo que supondría la consolidación de las tres compañías cableras de ámbito autonómico que quedan en el país y un nuevo paso en el proceso de concentración del sector español.

Euskaltel lleva semanas sondenado a los inversores ante su cercano debut bursátil y ha reconocido ante ellos que la operación está enmarcada dentro de una estrategia más amplia para crecer mediante la integración de Telecable y R. Las tres operadoras comparten algunos rasgos esenciales: tienen posiciones de liderazgo en sus territorios de origen, un buen desempeño económico y financiero y las tres también están participados por grupos de capital riesgo, sociedades inversoras que desembarcaron en sus accionariados entre 2010 y 2012 con la vocación de permanecer a corto plazo y de desinvertir con plusvalías en unos años.

Según la estrategia que el mercado atribuye a Euskaltel, la salida a Bolsa en junio de hasta el 50% de su capital permitirá en primer lugar que dos fondos que controlan el 48,1% del accionariado liquiden al menos parte de sus participaciones. Las firmas Trilantic e Investindustrial entraron en Euskaltel en 2012, si bien Kutxabank (banco resultante de la fusión de las cajas vascas) se mantuvo como primer accionista (49,8%) y perpetuó la identidad vasca de la sociedad, considerada por el Gobierno peneuvista de Íñigo Urkullu una de las piezas empresariales estratégicas de su "proyecto nacional".

Según ha trascendido sobre el diseño de la operación, Trilantic e Investindustrial aprovecharían la oferta pública de venta (OPV) para desprenderse de la mayor parte de su capital, mientras que Kutxabank conservaría un posición preeminente que blindaría el control vasco de la sociedad. A partir de ahí, el propósito de Euskaltel es crecer mediante la compra o integración de Telecable y R. Convertirse en una empresa cotizada allana ese camino en la medida en que da un cauce a Euskaltel para captar recursos y le permite además plantearse compras mediante el pago en acciones.

Presumiblemente, Euskaltel ofrecerá a los propietarios de Telecable y a los de R participaciones en una nueva sociedad liderada por la operadora vasca, aunque cabe pensar que tales accionistas aprovecharían para liquidar plusvalías y sacar partido de las inversiones que ejecutaron en un momento singular: cuando las cajas de ahorros que dominaban el capital (Cajastur en Telecable y Caixanova en R) vendieron buena parte de sus posiciones para mejorar su capitalización en el contexto de la reestructuración delector financiero.

Telecable es propiedad en un 85% del fondo de capital riesgo estadounidense Carlyle desde 2011. El 15% restante está en manos de Liberbank (el banco liderado por la fundación bancaria Caja de Ahorros de Asturias). En el caso de la R, la propiedad se reparte entre el fondo CVC (70%) y Abanca (30%), banco resultante de la fusión de las cajas gallegas.

Una unión "sin sentido" para R

Este diario intentó ayer sin éxito consultar a R sobre esta operación, aunque su máximo responsable, Arturo Dopico, ya dejó claro en varias ocasiones que la vocación de la firma no es fusionarse. En referencia a una unión de las cableras del Norte, fue tajante: "No tiene sentido, no hay sinergias"

Las fuentes consultadas en Telecable no confirmaron la existencia de contactos con Eukaltel y se ciñeron a reseñar que la operadora sigue mejorando su negocio y permanece atenta a los movimientos y oportunidades que puedan producirse en el sector de las telecomunicaciones. La operadora asturiana facturó 131 millones de euros en 2014 y obtuvo un ebitda (beneficio antes de impuestos, amortizaciones, depreciaciones y costes financieros) de 63 millones. Su cartera está formada por 165.000 clientes en servicios fijos y 120.000 en móviles, segmento en el que, como también Euskaltel y R, actúa como operador virtual (utilizando las redes de otros).

El grupo asturiano es el más pequeño entre las tres cableras del norte. Euskaltel mueve un negocio superior a los 350 millones anuales y R facturó 235 millones en 2014. El negocio agregado de las tres compañías supera los 700 millones y el editba ronda los 300 millones, lo que en caso de una hipotética fusión podría dar pie a una valoración cercana a los 3.000 millones en Bolsa, según estimaciones de analistas.

La integración de las operadoras autonómicas de cable sería, de materializase el plan de Euskaltel, un episodio más en el proceso de consolidación del negocio español de las telecomunicaciones, que en el último año registró dos hitos principales: la compra de Jazztel por Orange, pendiente de autorización de la Comisión Europea, y la integración de la cablera Ono en Vodafone.