La dirección de la fábrica que el grupo Sapa tiene en Arteixo, Perfialsa, y los representantes de la plantilla constituyeron ayer la mesa de negociación del expediente de regulación de empleo (ERE) de extinción planteado por la firma de extrusión de aluminio para ejecutar el cierre de la planta coruñesa. Este primer encuentro entre las dos partes sirvió para dejar bien claro que las posturas están totalmente enfrentadas. Los trabajadores rechazan negociar el cierre de la factoría y los 70 despidos al entender que Perfialsa es "viable y rentable" si los gestores "hacen bien su trabajo". "La empresa alega que con la fábrica al 65% de producción estamos trabajando para perder dinero y nosotros sabemos que a máximo rendimiento es rentable. Por ello estamos en contra del cierre y de los despidos", resumió el secretario del comité de empresa de la planta de Sabón, Juan Márquez. "Si los gestores no logran pedidos o sufren impagos de otras empresas, nosotros no tenemos la culpa. Hemos elevado la productividad en los últimos años con las reducciones salariales aprobadas en convenio", añadió este representante de la plantilla tras la constitución de la mesa negociadora.

El comité de empresa planteó incluso a la dirección la posibilidad de poner en venta la fábrica para ver si alguna compañía del sector estaba interesada en ella pero, según los representantes de los trabajadores, Sapa rechaza esta opción "porque no quiere tener competencia aquí". "El director general nos dejó claro que, en caso de una venta, el grupo se llevaría la maquinaria de la fábrica o la rompería. Solo se plantearía la venta, dijo literalmente, si la fábrica se destinase a hacer camisetas o algo por el estilo", relató Márquez.

La plantilla critica que cuando otras fábricas del grupo daban pérdidas, la dirección analizaba los datos de todas las plantas de forma global pero que ahora, "como le interesa cerrar la de Arteixo", se escuda en las cuentas individuales de la factoría coruñesa. "El plan de Sapa es salir a Bolsa en 2016 y parece que quiere dejar bonita la empresa, hacerla atractiva, y prefiere mantener cinco fábricas produciendo al 100% que siete al 65%", denunció el secretario del comité de empresa.

Plan premeditado

Los empleados también ven un plan premeditado en el cierre de Perfialsa, por las reducciones salariales aplicadas en los últimos años y las salidas de trabajadores de la empresa en los últimos tiempos. "Con las bajadas de sueldos la empresa se ahorró bastante dinero y ahora nos dicen que si no se aplicasen, en vez de ocho años habríamos aguantado la mitad. Y en estos años hubo prejubilaciones y acuerdos con el personal que llevaba más años en la fábrica, por lo que ahora despedir a la plantilla que queda le va a salir bastante barato", concluyó Márquez.

Al mismo tiempo que se constituía la mesa negociadora, trabajadores de Perfialsa se concentraron ante la sede de la planta de Sabón en contra del cierre y el despido colectivo, una protesta que se repetirá en las próximas reuniones del periodo de consultas del ERE.