Las empresas y entidades que pertenecen a Bioga ya nacen con una vocación global, y tienen claro que el mercado es mundial. De hecho, algunas como Galchimia están radicadas en Galicia a pesar de que ninguno de sus clientes está aquí. Ni uno. "Quienes nos hemos quedado aquí tenemos claro que hay futuro pero a veces hay gente que se plantea que es mejor irse fuera", comenta Carme Pampín. Además de las dos grandes del sector, son muchas las empresas que venden al extranjero y Bioga, que nació en 2012 como clúster, ya organizó una misión comercial a París con cuatro empresas y un stand propio.

El próximo paso será montar una misión comercial a Reino Unido para hacer "una prospección del mercado". La iniciativa se produce después de la visita, a finales de abril, de representantes de la Embajada Británica en España a Santiago.

Bioga también trabaja en actividades de divulgación de su actividad para dar más visibilidad a un sector muy desconocido porque, entre otras cosas, esta falta de información provoca hasta problemas a la hora de captar financiación de inversores o entidades financieras. "Si no produces algo tan material y tangible como un tornillo, no lo tienes fácil", lamenta Pampín.