La conversión de la caja en banco en septiembre de 2011 para facilitar la segunda inyección de ayudas públicas permitía a De Paredes y a los otros tres imputados, José Luis Pego, Gregorio Gorriarán y Óscar Rodríguez Estrada, desistir de sus contratos y prejubilarse. "El nuevo presidente -afirma De Paredes- me dice que cuenta conmigo". José María Castellano quería que la tarea que le iba a encomendar, en la asesoría jurídica, estuviera bajo su tutela, pero César González-Bueno, recién nombrado consejero delegado de NCG, "no estaba de acuerdo". "Entre los dos decidimos que lo mejor era que me fuera", cuenta De Paredes, que "nunca" había pensado en abandonar.

El antiguo número dos de Novacaixagalicia había renunciado ya al poco de firmar su contrato "al 36%" de su prestación para evitar que la caja tuviera que dotar 3,6 millones de euros, "dado que no me corresponden por los servicios prestados" con anterioridad. La segunda renuncia, de dos millones de la liquidación y otros dos del fondo de pensiones una vez fuera del banco, no llegó a formalizarse. González-Bueno le llamó para un posible acuerdo amparándose "en el revuelo montado". "No se firma porque el banco no firmó", se quejó De Paredes. "Primero dicen que quieren llegar a pactos con el resto de directivos, luego que no quiere el Banco de España y luego que no deja el FROB por las diligencias en la Audiencia Nacional", rememoró. "¿Por qué capitalizó la liquidación?", soltó, en claro tono de reproche, la fiscal. "Fue el banco el que lo propuso, posiblemente para ahorrarse la póliza que tendría que hacer con la pensión", matizó De Paredes. Su defensa aprovechó el hilo argumental de la liquidación para interrogarle si en algún momento, en la caja o en el banco, alguien alertó de que las condiciones laborales no eran legales. "Nunca. Ni el FROB ni nadie", finalizó De Paredes.