La canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, François Hollande, anticiparon ayer la posición europea ante la cuestión griega: tras los resultados del referéndum del domingo, los socios del euro darán hoy una oportunidad al diálogo con Atenas (quizá la última) y emplazan al Gobierno de Alexis Tsipras a presentar con urgencia una propuesta "seria y creíble", según una expresión de Hollande. Tsipras llevará hoy a una reunión extraordinaria y crucial de los jefes de Gobierno del euro una oferta que insiste en negociar una quita de la deuda griega, algo que Alemania ha venido rechazando de plano en las últimas semanas.

Tsipras irá a ese encuentro con el capital político acumulado dentro de su país con el desenlace del referéndum (un no rotundo a más austeridad avalado por el 61% de los votos) y sin el ministro Yanis Varoufakis, que ayer presentó su dimisión en un gesto supuestamente dirigido a "favorecer el diálogo". El líder de la coalición de izquierdas Syriza hizo acopio de más apoyos domésticos al pactar con los partidos de la oposición -salvo los comunistas y los neonazis, que no aceptaron la invitación- un frente común ante el nuevo intento de negociar con las instituciones y los socios europeos. Cinco de los principales partidos griegos suscribieron una declaración conjunta en la que apoyan al Gobierno para que logre un acuerdo con los acreedores "con justicia social y viable económicamente".

En algún momento de las cinco horas que duró el encuentro entre los partidos, el líder de Syriza conversó telefónicamente con la canciller alemana, Angela Merkel. También lo hizo con el presidente de Francia, François Hollande, y con el del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi. Les comunicó que llevará una nueva propuesta a la cumbre del Consejo Europeo que de hoy. Unas horas antes, el Eurogrupo (la reunión de ministros de Economía de los países del euro) podría hacer un primer examen de esa oferta.

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Alemania y Francia buscaban ayer una posición común o semejante ante la cumbre de hoy y también limar las discrepancias que afloraron en las últimas semanas sobre la situación griega. Merkel y Hollande cenaron juntos y antes hicieron una declaración pública que en el caso de la líder alemana supone rebajar en muchos grados el discurso rupturista que verbalizó el vicecanciller, el socialdemócrata Sigmar Gabriel, cuando en la noche del domingo señaló que el no griego rompía "el último puente" de Grecia con el euro.

Los líderes de Alemania y Francia calificaron como "democrática y soberana" la decisión del pueblo griego y señalaron que "la puerta está abierta" para escuchar las propuestas del Gobierno. Ambos apremiaron a Grecia a actuar deprisa. "No queda mucho tiempo. Hay urgencia para Grecia y para Europa", dijo Hollande. Y Merkel apostilló: "Es urgente tener esa propuesta para poder encontrar una salida". La canciller añadió que esa propuesta debe ser "precisa" y "duradera", en el sentido de que no conduzca a otro parche que en cuestión de meses reabra las heridas. El líder francés habló de la necesidad de encontrar "un equilibrio entre responsabilidad y solidaridad". Merkel apuntó que los países europeos han dado muchas pruebas de solidaridad con Grecia. Y añadió lo siguiente: "La última propuesta que hicimos era muy generosa". La que los griegos rechazaron en el referéndum.

Estas palabras de Merkel dejan ver que, pese a la disposición expresada de diálogo, las posibilidades de un acercamiento efectivo son escasas. Máxime porque, aunque no se conoce con detalle la propuesta de Tsipras, el compromiso que ayer firmó con la oposición da a entender que insistirá en la exigencia de una quita o la reestructuración de la deuda, líneas rojas para Alemania.

Esa declaración de Atenas deja ver con qué propósitos principales acude hoy Grecia a la negociación: Obtener más apoyo financiero ("una cobertura adecuada" a las necesidades del país) y la apertura de un debate para "afrontar el problema de la sostenibilidad de la deuda pública de Grecia". En otras palabras, una quita en los 254.000 millones de euros que, en dinero o en avales, el Estado heleno debe a las instituciones de la troika (Comisión Europea, Fondo Monetario Internacional y BCE) y en parte a través de ellas a los demás estados de la zona euro y, con ello, a sus contribuyentes.

El documento griego habla también de negociar en Bruselas "reformas basadas en la justa distribución de la carga y que fomente el desarrollo con los menores efectos de recesión posibles" y un "programa fuerte y potente de crecimiento en primer lugar para combatir el paro y estimular la iniciativa empresarial".

Tsipras llegará hoy a Bruselas con esa encomienda, para negociar una salida con los mismos líderes a los que estos días, en el fragor de la campaña del referéndum, tildó de "chantajistas".