-Es una ferviente defensora de la innovación, ¿cómo se traslada ese reto a una entidad con más de 250 años de trayectoria?

-Es verdad que ésta es una sociedad con 252 años de historia, pero es muy innovadora. Hoy por hoy, por ejemplo, ya es una sociedad mercantil 100% pública, y la innovación también se ha visto en la evolución experimentada en juegos como la Quiniela, o en el propio Euromillón, que ha sido un éxito total. Luego, se ha innovado en los procesos y en la venta en terminal, para que fuera online, lo que ha permitido que no haya errores, y también hemos trabajado en la venta por internet, que ahora culmina con la lotería nacional. También seguimos innovando en el área de marketing y en el modo de gestionar. Es importante innovar permanentemente, tanto en el producto como en el proceso, para estar siempre en condiciones de competir.

-El presente ya son los smartphones y las smartphonestablets

-Empezamos con la Quiniela, el Euromillón y la Primitiva están ya, y para finales de este año la Lotería también se podrá adquirir a través del smartphone.

-El Gobierno de Zapatero llegó a plantear en 2011 la privatización del 30% del capital de la sociedad, aunque, finalmente, se echó para atrás el proyecto. ¿Sería factible volver a plantear algo así a corto plazo?

-La privatización de Loterías y Apuestas no es algo que se plantee, no estamos en fase de privatizaciones en estos momentos. Loterías y Apuestas del Estado gestiona un juego reservado, y es importante la cuenta de resultados, pero no es lo más importante. Lo importante es que sea un juego responsable y no adictivo, que sea público, y que eso revierta en la sociedad, bien a través de los Presupuestos Generales del Estado, bien a través de patrocinios. Lo que no toca en premios siempre revierte a la sociedad.

-La crisis tampoco pasó de largo para estos sorteos y las ventas también se resintieron. ¿Empiezan ya a ver la luz?

-La crisis ha afectado a todos los sectores, aunque sí es cierto que el sector del juego y del entretenimiento, y, en particular, el de Loterías, ha sido el que menos lo ha notado. A pesar de eso, entre 2011 y 2013 se registró una caída del 15% en las ventas, y en 2014 ya empezó a equilibrarse la situación. De hecho, en la Lotería Nacional, que supone el 55% de nuestra facturación, crecimos, y en otros juegos nos mantuvimos estables, aunque es verdad que también hubo otros en los que caímos, como la Quiniela. Ahora confiamos en que se consolide ese cambio de tendencia, y, por eso, hemos hecho y estamos haciendo modificaciones, como, por ejemplo, en el Euromillón, donde estamos trabajando con nuestros socios europeos.

-El auge de las apuestas cotizadas no habrá ayudado mucho...

-Los efectos de las apuestas cotizadas donde más se han notado es en la Quiniela, aunque no ha sido la única causa que ha influido. También se ha notado la dispersión de las jornadas. Por eso, hemos hecho algunas modificaciones, y seguimos trabajando en otras, con el fin de tratar de frenar esa caída.

-¿Y en qué medida ha afectado el gravamen del 20% sobre los premios a partir de 2.500 euros que se puso en marcha en 2013?

-El gravamen ha afectado sobre todo a las peñas y a la venta de participaciones, por el coste añadido de la gestión del cobro. Por eso, se hizo una modificación con la Agencia Tributaria para tratar de simplificarlo. A partir de ahí, el gravamen no ha tenido más incidencia porque, lógicamente, la gente prefiere que le toque un premio aunque tenga que pagar ese gravamen.

-Siempre se ha mantenido que ese gravamen era transitorio. Ahora que tanto se habla de recuperación, ¿empieza a tener fecha de caducidad esa carga?

-Efectivamente, lo que se estableció fue que ese gravamen del 20% fuera transitorio, y yo creo que se eliminará en su m omento, pero eso dependerá del legislativo, no de nosotros, que somos un operador del juego.

-Con las últimas medidas implantadas, ¿se han conseguido frenar los casos de esos políticos con tanta suerte a los que siempre les tocaba la lotería, como sucedía, sin ir más lejos, con Carlos Fabra?

-Sí, los puntos de venta solo pueden pagar hasta 2.500 euros, y, a partir de ahí, hay que ir a una entidad financiera, y eso ha permitido controlar ciertas situaciones. Además, el Ministerio de Economía y Hacienda trabaja también para alertar de esas prácticas que pueden llegar a producirse.