El resultado de la primera jornada de la subasta de los incentivos eléctricos que concede el Gobierno a las empresas electrointensivas por reducir su consumo cuando el sistema lo necesita oscurece el futuro de la planta coruñesa de la aluminera Alcoa, al igual que el de su gemela de Avilés (Asturias), con 400 trabajadores cada una. La multinacional estadounidense, según confirmaron fuentes próximas a la puja que organiza el Ministerio de Industria, obtuvo en la subasta del lunes tres bloques de 90 megavatios (MW), los mejor remunerados, frente a los seis que precisaba, el mismo resultado que el año pasado. Había en liza ocho lotes de 90 MW y cuatro fueron adjudicados en competencia, mientras que los otros cuatro se colocaron por asignación directa, al quedar tantos pujadores como lotes había en disputa. Uno de ellos fue para la firma asturiana Azsa y los otros tres para Alcoa y, pese a que los representantes de la aluminera en la subasta participaban en nombre de cada uno de los tres centros de la compañía en España -A Coruña, Avilés y San Cibrao (Lugo)-, al tratarse de adjudicación directa el sistema no distingue por plantas y permite a la empresa decidir a cuál o cuáles de ellas asigna los lotes.

El año pasado, en una situación similar -Alcoa logró dos bloques en competencia y uno mediante adjudicación directa-, los tres paquetes fueron a parar a la factoría de San Cibrao, con lo que cayó la amenaza de cierre sobre las plantas de A Coruña y Avilés hasta que se celebró la subasta extraodinaria -sólo de bloques de 5 MW, peor remunerados- y la empresa logró los incentivos suficientes para mantener las dos instalaciones operativas "en las condiciones de mercado" existentes en ese momento. Y lo hizo pese a que, remarcó, eran "las menos competitivas" del grupo y tenían "grandes debilidades". Por lo tanto, en una situación casi idéntica, todo apuntaría a la misma resolución.

En esta ocasión, sin embargo, no habrá que esperar semanas a la resolución de la subasta extraordinaria sino que el proceso competitivo diseñado por el Gobierno prevé que esta semana quede asignado todo el servicio de interrumpibilidad para 2016, bien porque coloca toda la potencia disponible bien porque se agota el presupuesto asignado a este servicio -que es confidencial pero ronda los 500 millones-.

El lunes, el primer día de subasta, se adjudicaron 50 de los 376 bloques de 5 MW que salían a concurso y también los ocho de 90MW. Pero desde ayer -hoy continúa- se subastan los restantes 326 lotes de 5 MW -lo que sería la subasta extraordinaria- por lo que, como muy tarde el viernes, Alcoa sabrá el montante global de los incentivos obtenidos. Unos resultados que deberá validar la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) antes de que pasen 24 horas desde el cierre de la última subasta, momento en el que serán publicados por el operador del sistema, Red Eléctrica de España (REE), que es la encargada de celebrar la puja.

Que el resultado de la subasta de esta semana sea mejor o peor para la factoría de A Grela depende, por tanto, de la propia Alcoa, de cómo quiera distribuir los bloques de 90 megavatios entre sus centros de producción españoles.

Los responsables de la aluminera, sin embargo, solo revelaron ayer que la compañía sigue participando hoy en la subasta para adquirir lotes de 5 MW y que su objetivo es conseguir "los mejores servicios de interrumpibilidad para las tres plantas".

La plantilla de la fábrica de A Grela, que sigue a la espera de conocer datos sobre el proceso competitivo, rechazó ayer analizar el resultado de la puja "hasta que concluya y los resultados sean oficiales". "No vamos a especular con las distintas informaciones que nos llegan, ninguna oficial", explicó el presidente del comité de empresa, Juan Carlos López Corbacho.

Los representantes de los trabajadores, sin embargo, ya advirtieron el pasado sábado de que no consentirían que las plantas de A Coruña y Avilés acudiesen a la subasta "como escuderas" de la de San Cibrao y que adoptarían medidas de repetirse la situación del año pasado, cuando, entienden, Alcoa perjudicó a las fábricas coruñesa y asturiana en beneficio de la lucense. Por ello, reclamaron libertad para los pujadores a la hora de luchar por los incentivos de cada factoría. El papel de los pujadores en el resultado final, sin embargo, fue intrascendente al conseguirse los tres bloques de 90 megavatios por asignación directa.

Al complicado escenario que surge tras la subasta se suma el del mercado mundial del aluminio, con descensos continuos de precio en los últimos meses como consecuencia de la saturación del mercado que provocan los productores chinos que, ante la caída de la demanda interna, destinan sus elaboraciones a la exportación.

Por este motivo, el presidente de Alcoa en España, Rubén Bartolomé, ya advirtió la semana pasada de que un buen resultado en la subasta eléctrica no era garantía de futuro para las plantas españolas, "que están dando pérdidas". Sin embargo, unos buenos incentivos las haría más competitivas. El futuro de la fábrica de A Grela depende ahora del resultado final de la puja y de lo que decida la empresa.